Me llamó mucho la atención, al mismo tiempo que me dio tristeza cuando leí que la entonces Primera Ministra de Gran Bretaña, Theresa May creó una Secretaria de Estado para luchar contra la soledad.
Se ha catalogado como una epidemia social, que en el caso de Inglaterra afecta a nueve millones de personas, que representa al 14% de la población. Es una triste realidad de la vida moderna y se ha convertido en un desafío para los gobiernos.
Consiste en atender a la soledad que padecen hombres y mujeres mayores, aquellos que han perdido a seres queridos, a los cuidadores, en resumen, a aquellas personas que no tienen a nadie con quien hablar o compartir sus pensamientos y experiencias.
El problema crecerá a medida que la expectativa de vida crece, hay cada vez más adultos mayores que viven solos.
La soledad está muchas veces asociada a enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y ansiedad, las cuales además de afectar a la persona, le cuestan dinero al país.
Estudios han demostrado que la soledad produce estrés y que puede ser tan dañina para la salud como fumar o beber en exceso. Somos seres sociables, y el no comunicarnos con los demás, tiene efectos peligrosos en nuestra salud.
Para que te des una idea de la situación. Hasta 200,000 personas mayores en Reino Unido no han tenido una conversación con un amigo o familiar en más de un mes. ¡Te imaginas esto! En España, en uno de cada cuatro hogares, vive una persona sola.
Pero la soledad no sólo se está presentando en personas mayores. La adicción entre los jóvenes a la tecnología está causando no solo aislamiento social, sino trastornos de atención, depresión, ansiedad e ideas suicidas según la nueva campaña en los Estados Unidos La verdad sobre la tecnología.
En las últimas décadas, la soledad ha pasado de desgracia personal a como ya mencionamos una epidemia social. Cada vez más personas viven solas, trabajamos en casa, estamos inmersos en la tecnología, pasamos tiempo solos y convivimos poco con los demás.
Después de estudios e investigaciones en los Estados Unidos, Europa, Asia y Australia, se ha llegado a afirmar que la soledad, entendida como aislamiento social, puede representar una mayor amenaza para el sistema sanitario que la obesidad, y que además la conexión social puede reducir en un 50% la muerte prematura de quienes están o se sienten solos.
¿Qué hacer ante esta epidemia moderna?
Por supuesto que los gobiernos deben fomentar lugares de convivencia, parques y actividades para que los ciudadanos convivan, pero nosotros podemos hacer mucho también.
Reflexiona si algún familiar o persona cercana está sola. Acércate a ella, convive y no permitas que se aísle. En nuestro país la familia sigue siendo un valor muy importante, no lo perdamos.
¿Y por qué no? Hacer que la gente solitaria haga trabajo voluntario. El ayudar a los demás crea un propósito de vida. ¿Por qué no convertir el altruismo en una herramienta para ayudar a combatir la soledad?
Te parece bien, empecemos hoy y no permitamos que nadie a nuestro alrededor viva en soledad.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. YouTube LuciaLegorretaOFICIAL. Lucy_Legorretalucialegorretadecervantes
Categoría:Vida
Etiquetas: Adultos, Bioética, Bioética para todos, epidemia mundial, Ética, Personas, soledad
Por: Dora García Fernández
El extraordinario y apremiante desarrollo de la tecnología en las ciencias de la salud ha hecho de su regulación una necesidad imperiosa. Dicha tecnología ha introducido en la sociedad del siglo XXI una especie de “medicalización de la vida” y por tanto una “juridicidad de la sociedad”, entrelazando estrechamente a la Bioética y al Derecho en una especie de “simbiosis bidisciplinaria”.
Es así que el Derecho y la Bioética se han unido para dar pie a una nueva disciplina jurídica que sistematiza y da coherencia jurídico-ética a las nuevas realidades que emergen del ámbito de la conducta humana. Dicho en otras palabras, el Bioderecho es una disciplina que estudia la conducta de los seres humanos desde el punto de vista de la ética y de la ciencia jurídica, y, ante el desarrollo científico tecnológico que ha alcanzado la humanidad, se encarga de establecer límites y regulaciones en el ámbito de las ciencias de la vida y de la salud.
Siguiendo los lineamientos establecidos en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, estas regulaciones deben estar fundadas en los valores universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y debe basarse en los principios de la democracia y del Estado de Derecho, creando un espacio de justicia, libertad y seguridad, al situar a la persona humana en el centro de toda actuación, con el respeto a la vida como valor supremo. Por ello es tan importante reforzar la protección de los derechos humanos en el marco de la evolución de la sociedad y de los avances científicos y tecnológicos.
De ello se encargará el Bioderecho basándose en las siguientes premisas:
1) La premisa científica: Si algo puede hacerse, alguien sin duda lo hará (por tanto habría que regularlo).
2) La premisa bioética: No todo lo técnicamente posible es moralmente admisible.
3) La premisa jurídica: Toda actuación humana deberá estar sustentada por la Ley, respetando siempre los derechos fundamentales de la persona humana: su vida y su dignidad.
Por lo tanto, la investigación acientífica y los avances tecnológicos siempre deberán subordinarse a las normas jurídicas y éticas que protegen a la persona humana. Dicho de otro modo, el límite de nuestros actos, además de la responsabilidad, será el respeto la vida y a la dignidad humana.
Por: Andrea Rodríguez A
@morrasmag
Mi abuela me enseñó que no importa si estás sufriendo, siempre hay que darle buena cara al marido y ser fuerte por los hijos. Mi mamá me enseñó que no importan las mariposas que tenga en el estómago, él me tiene que hablar primero. En la escuela me enseñaron, que una niña no debe enojarse, mucho menos reclamar. En mis clases de ballet me enseñaron que no debo llorar. Y lo único que pasó fue que lloré más. Y me sentí débil por ello.
Las mujeres estamos en la batalla más importante de nuestras vidas. Y no me refiero únicamente a la lucha para que seamos escuchadas, tomadas en cuenta, y protegidas por la ley. Me refiero a que estamos en una lucha interna y permanente por descubrir nuestra propia identidad. Porque no nos hemos conformado con lo que nos han dicho que significa ser una niña.
Estamos en una lucha ambigua, rompiendo paradigmas y gritando, incluso con nuestro silencio. Estamos descubriendo nuevas formas y estilos de ser, encontrando nuestro papel en la sociedad y actualizando nuestro papel en la familia. Estamos construyendo una nueva sociedad. Quizá vamos demasiado rápido, o quizá nos tardamos mucho en empezar, pero ya estamos aquí, entonces sigamos construyendo puentes de diálogo y haciéndole caso a ese instinto que tú y yo conocemos muy bien, aunque no podemos poner en palabras.
Pero antes de seguir con nuestra lucha, te quiero confesar, hermana, que tengo mucho miedo. Miedo de que tú, como algún día yo, tengas miedo a sentir. Que el enojo nos ciegue tanto, que olvidemos voltear a nosotras mismas para transformar todo desde ahí antes de transformarlo en nuestra sociedad, cayendo en el eco de nuestros propios gritos, y no en el significado de nuestras palabras. Miedo de que sigamos confundiendo valentía, con no poder llorar. Miedo a que confundamos libertad, con no amar. Miedo a que confundamos independencia con no entregarnos a los demás. Miedo a que endurezcamos nuestro corazón, tan lastimado por tanto tiempo. Porque si hacemos eso, ya todo está perdido: seguiremos buscando fuera, lo que necesitamos encontrar primero adentro.
Por mucho tiempo tuve miedo de mi propia sensibilidad. Me hacía sentir débil, e incluso usada por los demás. A los 20 años me diagnosticaron depresión clínica, ansiedad y trastornos de alimentación, y aunque creí que todo estaba perdido, ocurrió algo mágico: me permití sentir. Me permití llorar, abrazarme y dejarme abrazar. Me permití amar, pero sobre todo amarme a mí misma. Me permití sentirme vulnerable y eso me hizo encontrarme realmente con los demás, sin máscaras. Me permití sentirme enojada, y darme mi lugar, pero no frente a los demás, sino conmigo misma. Aprendí a decepcionarme, para después escoger un camino diferente. Aprendí a conocerme realmente. Pero lo más importante, descubrí una belleza en la sensibilidad que nos hace únicas a ti y a mí. Desde ahí se fue el miedo, y cada paso, fue un paso en seco hacia una reconciliación conmigo misma, porque entendí que esa reconciliación que tanto necesito con el mundo, la necesitaba encontrar primero dentro de mí.
Porque es verdad que una sociedad con mujeres que sufren abuso sexual, violencia, acoso, maltrato, opresión y situaciones que dañan nuestra integridad, sobre todo emocional, necesita crear conciencia sobre la importancia de la salud mental, y el bienestar psicológico, y si los demás no lo hacen, tenemos que empezar nosotras. Porque no quiero seguir permitiendo que exista un país donde la primera causa de discapacidad en las mujeres sea la depresión. Porque me hace sentir impotente que el suicidio siga siendo una opción, y más aún que de las personas que intentan suicidarse en el mundo, dos terceras partes, somos nosotras las mujeres. Porque quiero que iniciemos esta revolución con una mirada profunda hacia nosotras mismas, abracemos nuestros sentimientos sin obstáculos y creemos belleza como lo hacemos con todo lo que tocamos. No podemos seguir avanzando, primero tenemos que estar enteras.
Y todo esto empieza por abrazar nuestra sensibilidad, tan rasgada por nuestro sufrimiento, porque será la única forma de repararla. Empieza con llorar “como niñas” y sentirnos orgullosamente “hormonales”; ser tiernas, sensuales, pero firmes; enojarnos, y escoger nuestras batallas; pero sobre todo amar sin miedo. Ser principalmente honestas con nosotras mismas, y no tener miedo de pedir ayuda. Es momento de hacer una pausa y preguntarnos primero ¿cómo estoy? Porque no solucionaremos el problema, si no abrazamos primero aquello que nos hace más únicas, aquello que el mundo de hoy más necesita. Y entonces sí podremos luchar porque nuestra voz sea más escuchada y nuestras vidas protegidas.
Y una vez que hagamos esto, cada una y entre todas, ahora si podré estar realmente lista para ser fuerte como mi abuela, paciente como mi mamá, generosa con los demás y nunca rendirme, pero sobre todo no castigarme por no cumplir estereotipos, y entonces sí, ser mujer.
Al estar embarazada una mujer surge un lazo natural con el bebé que va a nacer durante estos meses ella se prepara para la maternidad.
Te has preguntado ¿Que sucede con el papá? ¿Cual es tu papel como padre en esos meses y en los primeros años de tu hijo o hija?
Las investigaciones han demostrado que el rol del padre durante la primera infancia es vital. Esta comienza durante el embarazo y termina cuando el pequeño cumple seis años de edad. En ella se sienta la base para el desarrollo de las capacidades y habilidades del niño
Es por ello, que aunque la mamá pasa más tiempo cerca de su hijo, los papás deben estar comprometidos con su papel de crianza.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación , la Ciencia y la Cultura (UNESCO), estos primeros años definirán el futuro de los pequeños, pues son en los que más están expuestos a la influencia de su entorno y el contexto en que viven.
Cuando se desarrolla el cerebro de los pequeños, sus experiencias y estímulos influyen directamente en sus conexiones neuronales y no prestarles la atención debida implica consecuencias irreversibles y aumenta el riesgo de que se desarrollen problemáticas cómo comportamiento violento, deserción escolar, alcoholismo y padecimientos como depresión.
Es increíble que en los primeros mil días, el cerebro de los bebés forma nuevas conexiones a un ritmo asombroso: hasta mil conexiones por segundo, un ritmo que no se repite de nuevo.
Con cada abrazo y cada beso, con cada alimento nutritivo y con cada juego, ayudas a desarrollar el cerebro de tu bebé.
Toma en cuenta que más del 80% del cerebro de tu bebé se forma antes de los tres años.
Cómo podrás darte cuenta, tu presencia como papá es indispensable en estos años. Es por ello que comparto contigo algunos consejos prácticos que puedes seguir:
- jugar con ellos, porque en esta actividad los niños expresan sus sentimientos, aprenden y se divierten.
- abrazarlos y besarlos, porque ese contacto contribuye a su autoestima y confianza
- alimentarlos sanamente y con cariño, pues eso es clave para su desarrollo y crecimiento
- enséñales a respetar su cuerpo e integridad desde temprana edad.
Cuida mucho los pleitos y conflictos con tu pareja, y que aunque parezca que no se dan cuenta, si les afecta.
Estate atento a los cambios debido a la llegada de un nuevo miembro de la familia, si algún familiar muere, si tiene problemas para comer o dormir, o bien un cambio de escuela o trabajo. Todo esto puede llegar a afectarles.
Papá solo hay uno en su vida y estos años son básicos para que tu hijo o hija se desarrolle sanamente. ¡No los pierdas! ¡Pasan muy rápido!
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. YouTube LuciaLegorretaOFICIAL. Lucy_Legorretalucialegorretadecervantes
Autor: Dora García Fernández
El consentimiento informado es el instrumento jurídico, escrito o verbal, que permite dar eficacia a los derechos humanos y hacer posible su protección. Es por eso que los profesionales de la salud no deben asumir al consentimiento informado como un simple procedimiento administrativo sino como un derecho cuyos fundamentos filosóficos, jurídicos y pedagógicos les permitirán actuar conforme con su finalidad ética. (Blank y Rodríguez, 2018) En este contexto, hablar del derecho a la vida implica referirnos al derecho humano por excelencia, sin el cual, los demás derechos no se podrían hacer respetar.
Se define al consentimiento informado como:
El acto mediante el cual se informa detalladamente al paciente sobre el padecimiento, los diversos procedimientos diagnósticos, terapéuticos, posibles complicaciones, secuelas o riesgos inherentes a ellos, a efecto de que decida y autorice los procedimientos médicos en forma consciente, libre y responsable. (Arellano y Vázquez, 2000, p.95)
Desde el punto de vista legal, el consentimiento informado es una manifestación de la autonomía del paciente, estableciendo un derecho por parte de éste y un deber por parte del médico. El eje de la relación se construye sobre la autonomía del paciente, quien en base a una información adecuada y de unos datos relevantes, queda en libertad para tomar la decisión que crea mejor. Es así que este consentimiento debe reunir cuatro requisitos que son:
- Capacidad: el individuo debe tener la habilidad de tomar decisiones.
- Voluntariedad: Los pacientes deben decidir libremente someterse a un tratamiento sin que haya persuasión, manipulación o coerción. Este requisito es vulnerado cuando no se ofrece al paciente el tiempo suficiente para reflexionar, consultar o decidir.
- Información: Esta debe ser comprensible y debe incluir el objetivo del tratamiento, su procedimiento, los beneficios, riesgos y secuelas.
- Comprensión: Es la capacidad de comprender que tiene el paciente que recibe la información. (Molina, 2019)
El consentimiento informado debe basarse en una información adecuada y comprensible, esto quiere decir que el lenguaje y la comunicación en general, debe acomodarse al entorno cultural de la persona en cuestión. (Fátima y Corral, 2019)
En México, el consentimiento informado está regulado por el artículo 103 de la Ley General de Salud y los artículos 80,81 y 82 del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica.
El consentimiento informado ante el COVID-19
Ahora bien, en el escenario de una pandemia como es el COVID-19, el consentimiento informado tendrá que dejar constancia de que el paciente ha sido ampliamente informado por el médico tratante sobre la evolución actual de su enfermedad, dejarle muy claro en lo que consiste una infección por COVID-19 y que existe la posibilidad de su traslado a terapia intensiva y el uso del respirador artificial, que eventualmente podría poner en riesgo su vida. Asimismo se le debe informar sobre el tratamiento a recibir que en este caso específico donde no existe un tratamiento comprobado para la enfermedad en cuestión , se autorice la aplicación de un tratamiento bajo una modalidad llamada “off label”, es decir, la posibilidad de utilizar algún medicamento para una indicación terapéutica distinta, por ejemplo el uso del Remdesivir, un antiviral ya autorizado para su uso en el COVID-19 tanto en Estados Unidos como en Japón, o la Hidroxicloroquina (que ha sido para tratar la malaria, artritis reumatooide y lupus), en la medida que no existan tratamientos específicos para la enfermedad en cuestión.
El paciente deberá estar informado que a la fecha no existe un tratamiento probado y autorizado para el COVID-19 y que ante la imperiosa necesidad de recibir tratamiento se le ofrecerá alguno ya aprobado para otros usos que intente mejorar su situación. Es importante que el paciente sepa que estos medicamentos, aun cuando se encuentran registrados y autorizados por las autoridades correspondientes como es en el caso de México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), para el tratamiento de otras enfermedades, el beneficio para el COVID-19 no ha sido probado, pero sí existen estudios en curso. Se le deberá informar también los efectos adversos que pudieran producir estos medicamentos.
Por ello, reiteramos que ante esta situación de incertidumbre es de vital importancia que a través del consentimiento informado, ya sea verbal o escrito, se tenga conocimiento, al ingresar a un hospital, de qué es lo que procede si se ha contraído esta enfermedad. (Orientación ética. OPS , 2020)
Las pandemias obligan a realizar investigaciones en situaciones de urgencia: con personas que padecen de una condición aguda, requieren intervenciones en un período de tiempo limitado y sufrirán consecuencias serias si no reciben intervenciones eficaces. Estas investigaciones presentan desafíos éticos específicos, incluyendo, desafortunadamente, dificultades para realizar procesos de consentimiento informado adecuados, por lo cual se deberán atender los criterios éticos establecidos para estos casos.
En específico, la Guía de Criterios Éticos ante Emergencias Sanitarias en México en el contexto de la pandemia por COVID-19, publicado por la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México, sugiere iniciar un proceso pronto y oportuno de consentimiento informado (no olvidando que se permite, en casos de urgencia, un consentimiento informado verbal que es más rápido y se adapta mejor a estos escenarios), con los pacientes que se presenten para su ingreso y valoración ya que éste permite informar al paciente respecto de su diagnóstico, pronóstico y tratamiento y, en caso de tratarse de pacientes cuyas condiciones los sitúan en poblaciones vulnerables y con pocas posibilidades de sobrevivencia, este proceso resultará de especial relevancia ya que se les dirá que por sus condiciones previas, no son candidatos para recibir tratamiento curativo, no obstante, siempre se le deberá remitir a otras áreas como los cuidados paliativos para que se les atienda y brinde calidad de vida. El paciente, a su vez, deberá ejercer su responsabilidad y responder hacia el bien común con una ética comunitaria con solidaridad. (Guía de Criterios Éticos, Universidad Anáhuac México, 2020)
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, consentimiento informado, covid-19, Derechos Humanos, Ética, pandemia, virus
Por: Dora García Fernández
Últimamente las empresas han sentido la necesidad de mejorar su imagen y reputación ante el cliente al cual le ofrecen sus productos y servicios. Dicha necesidad se había limitado a dar una imagen de empresas comprometidas con la sociedad, por sus aportaciones económicas, cuidado del medio ambiente y respeto por los trabajadores, sin embargo, no se había dado una verdadera importancia a la ética de las empresas y a los valores que se aplican en las mismas, pues ser bioéticamente responsable va más allá.
Hasta hace poco se solía identificar a la Bioética solamente en el área de la salud pues esta disciplina empezó estudiando implicaciones morales y sociales que surgían del avance de la tecnología en temas de la ciencias de la salud. En realidad la Bioética no se queda ahí pues actualmente se considera como la ética aplicada a todos los aspectos de la vida, y la salud es sólo uno de esos aspectos. Si una empresa adopta el razonamiento bioético y sus principios para la resolución de conflictos y permea los valores éticos dentro y fuera de su corporación, es decir, si está comprometida con la vida, la dignidad, los valores, la salud y el medio ambiente, será una empresa con responsabilidad bioética.
Ante la crisis de valores que se vive actualmente en la sociedad, surge la inminente necesidad de fomentar el respeto a la vida, la dignidad de las personas, la aplicación de la ética y el cuidado del entorno que nos rodea, logrando así una verdadera transformación, porque ser bioético transforma definitivamente el mundo en que vivimos.
Es así que la Ética y la Bioética en las empresas están comenzando a ser una variable que aumenta su atractivo en el mercado. Tener políticas y prácticas éticas definitivamente conlleva muchos beneficios. Actuar correctamente tiene que ir más allá de la misión declarada por la empresa. Ser una persona que viva los valores en su diario actuar, ser bueno con sus empleados, tratarlos dignamente, respetar la vida, cuidar el medio ambiente, colaborar con el bien común, resolver conflictos aplicando el razonamiento bioético, entre otras cosas, contribuye a que la empresa sea bien vista por la sociedad, por sus accionistas y por sus empleados. Ser ético más que una moda es una necesidad.
La Bioética empresarial es un criterio sostenido por algunos autores, sobre todo en Europa, que versa sobre la necesidad de impulsar el respeto a una ética de responsabilidad en la actividad empresarial, que está destinada a resolver moralmente los conflictos que surgen en el mundo de los negocios tomando decisiones justificadas tanto en las relaciones externas como internas de la dirección y gestión de una empresa.
Por último, es importante resaltar que una empresa bioéticamente responsable es una empresa legalmente constituida que busca actuar con excelencia humana y profesional que promueve la mejora continua de todo su personal y de sus familias, que vive esquemas que contribuyen al bien común y está sensibilizada con el recto actuar y los valores éticos. Asimismo, cumple con la normatividad legal y sigue un Código Ético, promueve y protege la salud de sus empleados, respeta la vida y la dignidad de la persona humana y se abstiene de promover la destrucción, producción, experimentación de seres humanos y de hacer del cuerpo humano y de sus partes objetos de lucro. Es responsable con el medio ambiente e involucra y promueve entre su personal y sus socios programas de mejora continua, capacitación y concientización de la Ética y la Bioética en su diario actuar.
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, cliente, empresas, Ética, imagen, reputacion, sociedad
Autor: Alan Fernando Martínez Reyes
Pocos acontecimientos son tan determinantes como para sellar un “antes” y un “después” en la historia de la humanidad. La pandemia ha sido uno de ello.
A poco más de un año del primer contagio en México, el brote originado por el Covid-19 ha exigido tanto para las instituciones del Estado, como para la sociedad en general, una capacidad de adaptación y renovación sin precedentes; y las autoridades electorales no han sido la excepción.
Para el caso específico de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) ha sido una oportunidad para reinventarse. Primero, replanteando sus procedimientos de manera integral a fin de dar cumplimiento a los fines institucionales establecidos en el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; segundo, para justificar su existencia, la cual ha sido cuestionada de manera recurrente en los últimos años.
Tres de las lecciones más significativas que está dejando esta emergencia sanitaria para los OPLES son: primero, priorizar aquello realmente importante; segundo, reconocer que la vida democrática seguirá su curso en un escenario de pandemia, por lo que más que nunca es necesario generar confianza ciudadana en la incertidumbre; y, por último, asumir que ningún actor podrá hacer frente a esta crisis sin el concurso decidido de la ciudadanía.
En cuanto a la primera enseñanza, las autoridades electorales tienen la oportunidad de reivindicar su relevancia como organismos que realizan funciones prioritarias en un periodo marcado por la categorización de las actividades “esenciales” y “no esenciales”. No solo porque tienen la trascendental encomienda de organizar los procesos electorales en las entidades federativas, sino también por el papel que desempeñan como “escuelas de ciudadanía”, fomentando los valores democráticos y la cultura participativa.
De tal suerte que, mencionar que parte del destino histórico de los estados de la República pende de estas instituciones no es exagerado, ya que de sus procedimientos emanarán las y los representantes populares encargados de encausar las decisiones públicas de su propia entidad, así como de infundir en la ciudadanía el anhelo de ver más allá de los intereses particulares y comprometerse a involucrarse en los asuntos públicos.
La segunda lección tiene que ver con el reconocimiento de que las sociedades democráticas tendrán que convivir con una pandemia, al menos, en el corto y mediano plazo. Ciertamente, esta emergencia sanitaria ha traído como secuelas un clima generalizado de incertidumbre social, acompañado de desánimo, miedo, confusión, escepticismo y desconfianza. Primero con el desconocimiento de la enfermedad, ahora con la disponibilidad y eficacia de la vacuna.
Estas condiciones acentúan aún más el campo de la desconfianza ciudadana, la cual ya se encontraba erosionada desde hace varios años. Diversos estudios han venido alertando de esta situación que subsiste de manera particular en América Latina. El último reporte de Latinobarómetro (2018) ha tildado a la región como la más desconfiada de la tierra, presentando mínimos históricos de confianza interpersonal. Además, señala que los niveles de confianza descienden sin importar la institución o el país (Latinobarómetro, 2018).
Esta situación es sumamente nociva, ya que sin la confianza no puede haber legitimidad en las elecciones. La confianza de la ciudadanía, por tanto, incide directamente en la legitimidad de la democracia al ser la piedra angular que le brinda justificación a las normas, a las prácticas y a las instituciones. En este sentido, Dieter Nohlen (2011) afirma que “la cuestión de la consolidación de la democracia está íntimamente relacionada con la cuestión de su aprobación por parte de la población”.
De cara a las elecciones de 2021, las autoridades electorales enfrentan el gran desafío de generar confianza para que la ciudadanía salga el próximo seis de junio a emitir su voto con la tranquilidad de que no se pondrá su salud en riesgo. La experiencia de los procesos electorales tanto en Coahuila como en Hidalgo, confirmaron que no solo es posible llevar a cabo elecciones seguras aún en contextos de emergencia sanitaria, sino absolutamente necesario. Para ello, las autoridades electorales han replanteado cada una de las actividades del proceso electoral a fin de celebrar elecciones seguras, confiables y técnicamente sólidas.
En Querétaro, por citar la entidad en la que resido, la autoridad electoral ha implementado rigurosamente las medidas sanitarias ordinarias, tales como usar el cubreboca de manera permanente, mantener la sana distancia, utilizar cgel antibacterial, comunicar frecuentemente el estado de posibles casos de contagio, llevar a cabo las sesiones de órganos colegiados en modalidad virtual, realizar pruebas de Covid-19 al funcionariado de manera aleatoria, sanitizar los espacios comunes, separar al funcionariado en diversas oficinas, colocar filtros sanitarios, etc.
Igualmente, se ha contemplado la reconfiguración de actividades específicas de proceso electoral, tales como la incorporación de sistemas en línea que faciliten el reclutamiento y selección de personal de los consejos distritales y municipales o los propios supervisores y capacitadores electorales locales; la realización de debates a la gubernatura con aforos limitados y sin público; la realización de actos protocolarios acatando las medidas de seguridad sanitaria; y la emisión de ordenamientos normativos que regulen el comportamiento de los diversos actores políticos, particularmente durante el periodo de campañas electorales.
Cabe resaltar que los diversos protocolos sanitarios han previsto que las candidaturas eviten que en sus eventos proselitistas asistan personas menores de 12 años, adultas mayores, con enfermedades crónicas o mujeres embarazadas. También, se ha prohibido la interacción en la entrega de propaganda entre una persona a otra.
Para la jornada electoral, se le suman las disposiciones emitidas por el Instituto Nacional Electoral (INE), algunas de las cuales serán las de evitar en las casillas que estén dos personas a la vez emitiendo su sufragio, mantener sana distancia en la fila, usar obligatoriamente cubrebocas y gel antibacterial, colocar mamparas sin cortinas para reducir superficies de contacto, sanitizar las casillas, ampliar la posibilidad de que el electorado lleve marcador o bolígrafo propio, dar prioridad a grupos vulnerables para votar, entre otras.
Todas estas medidas están pensadas para vencer el abstencionismo, que es uno de los principales rivales qué vencer. Con todo, así como está claro que la participación electoral el día de la jornada del 6 de junio será trascendental para que la legitimidad se deposite en las personas que realmente traducen la voluntad popular, también es cierto que el involucramiento de la ciudadanía en la democracia no se puede reducir a este tipo de participación, menos aún en el escenario pospandemia denominado “nueva normalidad”.
Una parte fundamental será la de asumir que ninguna institución, ningún gobierno, ningún líder podrá hacer frente a esta crisis sin la participación activa y propositiva de la sociedad en su conjunto. Quizás, las consecuencias no se hayan manifestado aún de manera radical ni alarmista en México, pero poco a poco la desconfianza y la apatía van sacando a la luz actitudes de egoísmo, intolerancia y polarización.
Por tanto, la participación ciudadana será crucial en el periodo pospandemia, puesto que es absolutamente necesaria la suma de esfuerzos colectivos que ayuden a reconstruir, desde el centro de los valores democráticos, las demás estructuras económicas, políticas, sociales y culturales.
Es aquí donde interactúa la última enseñanza de la pandemia, la multiplicidad de retos para organizar elecciones en tiempos de pandemia excede las competencias y capacidades de la autoridad electoral, por lo que vuelve imperativo que la ciudadanía alimente y nutra la democracia.
La educación cívica y la participación ciudadana son herramientas que permiten la resolución de las problemáticas sociales que afectan a una colectividad. Así, es fácil dilucidar el rol que jugarán los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs) en el fomento de la cultura participativa en la sociedad, ya que directa o indirectamente, será a través de estas instituciones por los que penda la estabilidad política de la sociedad.
Únicamente un comportamiento cívico permitirá superar esta complicada situación. Así lo menciona Milano (2020):
La participación ciudadana tiene un rol decisivo en los días que siguen. Su capacidad de organizarse en tiempo récord detrás de ideales de justicia ahora tiene la oportunidad histórica de demostrar su gran valor agregado organizándose hacia adentro, permaneciendo en el interior de las propias casas cuando así se lo indiquen las autoridades que, como los ciudadanos, desconocen lo que viene y están intentando tomar las mejores decisiones.
Si bien la pandemia ha acentuado la incertidumbre en el contexto político y social; esta situación presenta oportunidades para el crecimiento, el cambio positivo y la innovación en todos los ámbitos y el electoral no es la excepción. Los pasos a seguir están a la vista de todos: generar confianza ciudadana para propiciar la participación de la sociedad en las diversas etapas del proceso electoral, provocando así, el éxito de las elecciones. Consecuentemente, esto llevará a que las y los representantes populares emanen con legitimidad, y posean la gobernabilidad para poner en marcha sus propuestas que derivarán en mejores oportunidades para toda la población.
Al final de cuentas, el desafío histórico de la sociedad en el contexto de pandemia penderá de las actividades que realicen los OPLES en la generación de confianza y en la promoción de la participación; pero sobre todo en los valores que permeen en la sociedad; así como en su compromiso para ejercer su derecho al voto y su derecho a participar activamente en los asuntos públicos.
Recuperado:
Constitución Políticas de los Estados Unidos Mexicanos.
Corporación Latinobarómetro. (2018). Informe Latinobarómetro 2018. Recuperado de: https://www.latinobarometro.org/latNewsShowMore.jsp?evYEAR=2018&evMONTH=-1
Milano, F. (19 de marzo de 2020). Coronavirus. Participación ciudadana como deber cívico histórico. El Universal. Recuperado de: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/flavia-milano/coronavirus-participacion-ciudadana-como-deber-civico-historico
Nohlen, D. (2011). La democracia: instituciones, conceptos y contexto. México. Instituto Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Recuperado de: https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/id/3024
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, covid-19, democracia, elecciones, Ética, México, oples, pandemia
María Elizabeth de los Rios Uriarte
Profesora e investigadora Facultad de Bioética
Universidad Anáhuac México
¿Es éticamente admisible el que los países exijan un certificado de esquema de vacunación contra el COVID-19 completo para poder ingresar a ellos?
En las últimas semanas el debate ético ha versado sobre esta pregunta dado que ya hay algunos países como China que piden una especie de “pasaporte” de inmunidad para poder viajar a ellos.
Lo anterior no es para menos después de la catástrofe de más de un año de pandemia que ha terminado con muchas vidas y quebrado hasta las economías más sólidas, por eso conviene abordar el tema desde una óptica integral.
Al momento de poner en la balanza esta iniciativa es necesario considerar los siguientes puntos:
1.- Las vacunas han ayudado considerablemente a mitigar los contagios y a disminuir las muertes por COVID, sin embargo, son pocos los países que han podido adquirir dosis suficientes para toda su población y los que, en poco tiempo, han logrado inmunizar al menos a más del 20% de sus ciudadanos. El caso de Israel y de Chile son representativos. No obstante, no todos los países han sido tan afortunados y han tenido que esperar a que les lleguen vacunas pactadas mediante la iniciativa COVAX, siendo ésta su única oportunidad para adquirir algunas dosis para comenzar.
Tomando en cuenta lo anterior, pensar en un pasaporte de inmunidad deja en franca desventaja a estos países y se convierte, más que en una exigencia común, en una estrategia discriminatoria pues los ciudadanos de los países donde aún no llegan dosis suficientes y que no las pueden adquirir, no podrán viajar a los países que, se espera en este año, cumplan con inmunizar al menos al 70% de la población. De hecho, las expectativas para los países del continente africano, algunos países sudamericanos y otros más del Oriente Medio, es que estén vacunados con este porcentaje hasta principios de 2023.
2.- Si bien se reconoce que la vacunación es una contribución mayúscula al bien común, se admite que ésta debe ser un acto de total libertad aunada a la responsabilidad de cada persona quien, en su conciencia y ponderación de razones debe valorar sus condiciones de riesgo así como las de quien conviven con él o ella para tomar la decisión de aplicarse o no la vacuna. Así, la exigencia de un pasaporte de inmunidad no sólo contravendría el valor de la libertad personal sino que fungiría como una medida coercitiva que promueva unos valores por encima de otros.
La tensión siempre presente entre las libertades individuales y el uso de la fuerza pública ha sido una constante en esta pandemia. Con el tiempo se ha comprobado que los países que no optaron por estrategias restrictivas pero urgieron a adoptar medidas de precaución y a acatar las normas de salud e higiene recomendadas obtuvieron los mejores resultados en el control y manejo de la pandemia y hoy son los países que están prácticamente “libres del virus”. Ejemplos de esto son Nueva Zelanda y Finlandia.
3.- Es cierto que a todos nos gustaría visitar países libres de COVID, sin embargo, nuevamente esto atraería el problema ético de fortalecer economías de los países desarrollados mediante el turismo y dejar fuera a aquellas economías más debilitadas porque aún no pueden ofrecer “espacios libres de COVID”.
Además, aún no se conoce con exactitud el tiempo de inmunidad de la vacuna, con lo que tampoco se podría afirmar la caducidad del pasaporte. Lo anterior sumado al hecho de que el pasaporte puede ser usado con fines discriminatorios otorgándoles trato privilegiado a quienes lo presenten nos hacen pensar que, al menos por ahora, la medida lejos de contribuir al control de la pandemia, puede disparar actitudes contrarias a la empatía y solidaridad.
No podemos negar que esta pandemia ha sido atroz en muchos sentidos y que quisiéramos estar fuera de ella cuanto antes. Por esto es entendible esta iniciativa que, en esencia, parece buena y efectiva; no obstante, ponerla en práctica antes de contar con la mayoría de la población de todos los países inmunizada no sólo no sería justificado si no injusto y discriminatorio. Es momento de hablar más de solidaridad global que de protección fronteriza.
¡Nunca hemos estado tan comunicados, pero nunca tan alejados a la vez!, escuché decir a un a especialista en tecnología al referirse a la familia. Es la contradicción de estos tiempos.
Al principio me pareció una afirmación exagerada, pero a medida que reflexioné me di cuenta de que tenía razón.
Nuestra sociedad está viviendo cambios continuos, cada vez hay más medios que le permite a la persona comunicarse con los demás. Paradójicamente, este intercambio se ha vuelto más difícil.
¿Qué se puede hacer para mejorar la comunicación con nuestros hijos? Te presento 5 consejos que podrán ayudarte:
- Aprender a escuchar
Con todas las distracciones que existen resulta a veces más difícil concentrarse y poner atención.
Es necesario que cuando se vaya a establecer una plática con alguien nos dispongamos a escuchar. ¿Cómo se logra esto? Buscar un lugar que invite a la conversación, que los ruidos externos sean los menos posibles.
Es necesario hacer a un lado los pensamientos que uno tiene ya que estos también son considerados ruidos que obstruyen la comunicación.
Cuando una persona pide tiempo para platicar, es necesario dejar todo aquello que se está realizando y se prepare a escuchar, esto permitirá abrir canales de comunicación y por ende mejorarla.
Por último, no hay que olvidar el tener contacto visual, esto genera confianza y la persona siente que realmente es especial porque se le está escuchando con todos los sentidos.
- No dar consejos al menos que los pidan
Algunas personas tienden a querer solucionar los problemas de los demás. A veces se piensa que el dar un consejo puede ser de gran ayuda, pero el hijo no lo pide lo único que se puede generar es que la comunicación se interrumpa. Si se quiere dar un consejo es necesario pedir permiso; en caso de que digan que no, es probable que lo único que quieran es que se les escuche.
Esto puede resultar difícil, a veces es mejor cuestionar a la persona para que ésta encuentre la solución al problema.
- Buscar un lugar apropiado
Hay situaciones que requieren de más atención que otras, en caso de que sea algo muy importante se debe de buscar un lugar dónde existan menos distractores. Para lograr una buena comunicación hasta el más mínimo detalle cuenta: la iluminación, que el lugar sea acogedor, privado, que el clima sea bueno, la música sea tranquila y lo más importante que no exista mucho ruido externo que impida una buena conversación.
- No minimizar el problema o situación
Generalmente cuando alguien quiere hablar, es porque lo que está viviendo en ese momento es muy importante. Se puede llegar a pensar que minimizar la situación o el problema puede ayudar a la otra persona a encontrar la tranquilidad o la solución, sin embargo, lo único que se puede lograr es cortar el canal de comunicación. Se le puede ayudar a dimensionarlo, pero nunca a restarle importancia.
- Generar empatía
Para tener una buena comunicación es importante generar una empatía. ¿En qué consiste esto? En realmente comprender lo que tu hijo o hija está viviendo, sin generar juicios, simplemente tratar de ver y sentir lo que la otra persona está viviendo. Comúnmente, se dice ponerse en los zapatos del otro.
Debemos ser conscientes como padres de familia que la comunicación es una fuerza que acerca y une a los miembros de una familia. En la familia es donde cada uno es aceptado y respetado tal y como es y, en definitiva, si ese niño o adolescente vive un clima de confianza en su casa, tendrá una mayor seguridad en sí mismo y vivirá mucho más feliz.
Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta
Categoría:Vida
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, comunicacion, empatia, Ética, Familia, Hijos
Por: Fernando nañez Delgadillo
La conciencia
En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente.
El ser humano es la única criatura en el cosmos que puede conocer y entender su entorno, y no solamente conocer lo externo sino también conocer su interioridad, conocerse a sí mismo.
Este era el epitafio escrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y desde la antigüedad los griegos proponían esta máxima como el mejor exponente de la racionalidad humana. Es por medio del conocimiento de sí mismo que el ser humano se conoce como un “yo”, un ser individual dotado de dignidad y valor. En este yo el ser humano se reconoce a sí mismo como sujeto y objeto de sus propias acciones, reconociendo un deber moral sobre sus acciones y constituyéndose a sí mismo como juez y parte del juicio ético de su obrar según la recta razón.
La mayoría de los seres vivos encuentran su perfección natural desde los pocos meses de crecimiento, sin embargo, el ser humano necesita décadas para poder desarrollar su capacidad natural racional en un constante perfeccionamiento de su naturaleza.
La naturaleza humana está basada en dos componentes fundamentales que hacen al hombre el culmen y centro de lo creado: Conciencia y libertad. Son estas dos capacidades humanas las que fundamentan la objeción de conciencia y así mismo sobre las cuales se cimentan la ética y el derecho. Cada vez que el ser humano obra según su razón y su libertad toma conciencia de sí y se perfecciona en su humanidad.
En este capítulo expondremos tres temas de gran consideración para entender el fundamento filosófico de la objeción de conciencia: A) Qué es la conciencia. B) La noción de la objeción de conciencia.
- Qué es la conciencia
La conciencia o autoconciencia es un término desarrollado por múltiples pensadores y filósofos a lo largo de la historia de occidente. El Ser humano es el único animal capaz de hacer una representación introspectiva de sí mismo y reconocerse como un “yo” individual. Esta capacidad es la que alza al hombre sobre los demás animales y le dota de dignidad y personalidad. Por esta capacidad intelectiva humana el ser humano conserva la unidad de su persona a través de los cambios temporales, logrando así satisfacer el problema primitivo del uno y múltiple en el hombre mismo.
El hecho de que el hombre pueda tener una representación de su yo le realza infinitamente por encima de todos los demás seres que viven sobre la tierra. Gracias a ello es el hombre una persona, y por virtud de la unidad de la conciencia en medio de todos los cambios que pueden afectarle es una y la misma persona, esto es, un ser totalmente distinto, por su rango y dignidad, de las cosas, como son los animales irracionales, con los que se puede hacer y deshacer a capricho.
El proceso de la conciencia o autoconciencia se da por un complejo sistema mental humano ad intra en donde el hombre reconociéndose como un “Yo” hace una abstracción de sí mismo haciéndose producto de su pensamiento a la manera de un objeto reconociéndose a sí mismo como otro “Yo” es decir un “Él”. El primer “Yo” se erige como juez de las acciones de su abstracción, juzgando su proceder y emitiendo una sentencia sobre su acción según sus propias convicciones sobre la propia ética (concepción propia del bien y el mal). Es decir que se convierte en juez y parte de su propio juicio, naciendo así la ética.
Yo soy consciente A) de mí mismo como sujeto pensante B) de mí mismo como objeto de mi intuición. La autoconciencia de la intuición y del pensamiento, se conjuga en una representación, esta es la conciencia, y el imperativo al cual el intelecto se somete (conócete a ti mismo) es el principio de hacer un concepto del propio sujeto como objeto de la intuición, o así mismo de subordinarlo a eso.
La persona es un absoluto en sí mismo, el ser humano se desarrolla en su personalidad a través del tiempo por medio de la conciencia de sí mismo, logrando así su identidad existencial. Es por ello que el derecho y la ética exigen el respeto a la dignidad humana en el libre uso de su derecho de identidad y conciencia de sí. El hombre posee la capacidad de autogobernarse a sí mismo por medio del ejercicio de su inteligencia y voluntad y por ello sólo en el respeto a su libertad de conciencia de creencias tanto éticas como religiosas se podrá respetar verdaderamente su dignidad y derechos.
“El cuidado que ha de tener el Estado en no inmiscuirse en las cosas de la religión no significa que, en cuanto se entre en el terreno moral o religioso, sea preciso que el Estado se mantenga al margen y sea reducido a la mera inercia. El Estado no tiene autoridad para imponer o prohibir el fuero interno de la conciencia una creencia religiosa cualquiera”
- La noción de objeción de conciencia
La RAE define la objeción de conciencia como: Negativa a realizar actos o servicios invocando motivos éticos o religiosos.
En efecto las circunstancias o ámbitos donde se plantea la objeción de conciencia se desarrollan cuando una ley que impone un hacer o no hacer daña las creencias tanto personales como religiosas de una persona, es entonces cuando la persona entra en un conflicto interno entre la obediencia al Estado el cual por medio de la coacción de las leyes le impone una conducta o la obediencia a sus convicciones más profundas tanto éticas como religiosas en contra de esa conducta que el Estado por medio de las leyes le impone.
En este apartado expondremos dos problemáticas para aclarar la noción de la objeción de conciencia: 1.- Las leyes injustas 2.- El derecho a ir en contra del derecho.
La ley positiva es la creación humana escrita que da certeza jurídica y ofrece un justo medio a los dos polos que se constituyen en toda sociedad: autoridad y gobernados. Por medio de las leyes se facilita la convivencia social y se exponen las normas de comportamiento que de ser transgredidas el poder coactivo del Estado tiene como objeto juzgar y castigar. Sin embargo, a pesar de ser estas leyes bien instituidas por medio del debido proceso, pueden ir en contra del bien común, de la sociedad y por ende en contra de la persona misma, por lo que se convertirían en leyes autoritarias y despóticas. Estas leyes serán pues leyes injustas o anti leyes, por lo cual es obligatoria su desobediencia.
Es por ello que desde la antigüedad pensadores y juristas han defendido la existencia de una ley no escrita, una ley que está inserida en todos los seres humanos y forma parte de nuestra naturaleza, hablamos de la ley natural. La ley natural es encontrada en la conciencia y es en ella donde los seres humanos encuentran los principios claves de su obrar racional, considerando en ella sus acciones como buenas o malas. Por esto el derecho humano a la libertad y objeción de conciencia es fundamental, pues en el ejercicio de este derecho los hombres encuentran su libertad y el desarrollo de su persona.
Los pensadores y juristas del derecho natural pueden ser divididos en dos grandes grupos según su época histórica: el Iusnaturalismo trascendente y el iusnaturalismo inmanente. El iusnaturalismo trascendente es aquel que hunde sus bases en una ley natural dada por la divinidad, en ella encontramos a los pensadores clásicos griegos y a los juristas romanos junto con los pensadores de tradición judeo-cristiana. El iusnaturalismo inmanente es aquel que no se fundamenta en la existencia de una divinidad para dar dignidad al ser humano, sino que hunde sus bases en el hombre mismo y en su naturaleza racional, en ella encontramos a los pensadores ilustrados del siglo XVIII y XIX los cuales influyeron notablemente en la constitución de la declaración universal de los derechos humanos de 1948.
El iusnaturalismo trascendente y la objeción de conciencia.
Platón en su libro sobre las leyes expone que estas fueron instituidas por los dioses para lograr con ellas la semejanza del hombre y de dios. Es por ello que toda ley debe exponer los más grandes ideales que hagan al ser humano más humano rigiéndose por cuatro pilares fundamentales que son: la prudencia o sabiduría, la justicia, la fortaleza y la templanza o dominio de sí y de los instintos, logrando así la justicia perfecta.
Toda ley debe estar basada en la ley natural, siendo esta la ley no escrita que contiene el conjunto de hábitos y costumbres que desde tiempos ancestrales los hombres más sabios han descubierto en la propia naturaleza humana, es de esta ley no escrita de donde emana la ley escrita. Platón define la ley natural como el orden racional que desde tiempos arcaicos los hombres más sabios han enseñado a la humanidad, proponiendo que si por la perversidad de los legisladores estas leyes inmutables cambiaran, se demolería el edificio de la sociedad.
En efecto, son vínculos que unen todo el orden político situados en el medio de todas las leyes que se dieron, se dan y se darán por escrito, realmente como usos ancestrales y muy arcaicos, que, si están bien establecidos como costumbres, protegen y conservan plenamente las leyes que se han promulgado por escrito hasta ese momento, pero en caso de que con desorden se aparten de lo bello, como los apeos en los edificios que levantan los constructores, se derrumban desde el centro y hacen que todo se precipite hacia el mismo punto
El mayor exponte de la contradicción entre las leyes humanas y la ley natural la encontramos en el caso de Antígona, tragedia griega contenida en el libro de Esquilo “los siete contra Tebas” y de Sófocles “Antígona” en donde la ley del rey va en contra de los usos y costumbres ancestrales, haciendo una ley positiva contraria al derecho natural.
En la tragedia Antígona enfrenta al legislador diciéndole que hay una ley por encima de su autoridad, una ley a la que todos los seres humanos le deben obediencia antes que a las del Estado, y que su incumplimiento tiene peores consecuencias que aquellas que el poder coactivo y coercitivo del Estado puedan proporcionar. El caso de Antígona puede ser la más antigua exposición del derecho humano al derecho a la objeción de conciencia, si bien fue condenada a muerte en la tragedia griega.
Sí, porque no es Zeus quien ha promulgado para mí esta prohibición, ni tampoco Niké, compañera de los dioses subterráneos, la que ha promulgado semejantes leyes a los hombres; y he creído que tus decretos, como mortal que eres, puedan tener primacía sobre las leyes no escritas, inmutables de los dioses. No son de hoy ni ayer esas leyes; existen desde siempre y nadie sabe a qué tiempos se remontan. No tenía, pues, por qué yo, que no temo la voluntad de ningún hombre, temer que los dioses me castigasen por haber infringido tus órdenes. Sabía muy bien, aun antes de tu decreto, que tenía que morir, y ¿cómo ignorarlo? Pero si debo morir antes de tiempo, declaro que a mis ojos esto tiene una ventaja.
En la época romana podemos encontrar al más grande jurista y maestro del derecho que la cultura romana ha dado a la humanidad. Marco Tulio Cicerón expone en varios tratados sobre las leyes y los deberes la existencia de una ley interior al hombre, la cual no es otra que su racionalidad natural, Es esta sabiduría humana lo más divino que el ser humano posee, y aquello que lo asemeja más a los dioses.
Categoría:Bioética
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