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Crioconservación – embriones congelados

Como consecuencia de las técnicas de fecundación artificial, de los experimentos de clonación y otros, surge la necesidad de almacenamiento de los embriones humanos sobrantes. Se crean así, los bancos de embriones que permitirán en un futuro disponer de los mismos para gestaciones posteriores o alternativas, obtención de tejidos celulares con determinado patrimonio genético,  o bien ser utilizados con fines exclusivamente experimentales.

Esta situación los expone a sufrir  graves daños a su integridad física, a correr riesgos  de vida, y a una situación de desamparo por cuanto no sólo se los priva de la calidez y ternura de la acogida materna, sino que además, se los expone a la posibilidad de nuevas situaciones de manipulación y destrucción. Desde el punto de vista ético nos encontramos ante un gran dilema. Estamos en presencia de vidas humanas en situación de extrema vulnerabilidad y ninguna de las diferentes posibilidades  de acción permite reparar la situación de injusticia subyacente.

Es inadmisible la utilización de los embriones con un fin terapéutico o de investigación, o descongelarlos y sin su reactivación derivarlos directamente para la experimentación. Se trata de  “una situación de injusticia que es de hecho irreparable” (DP 19) (http://www.enciclopediadebioetica.com/index.php/todas-las-voces/198-el-embrion-humano-un-fin-en-si-mismo).