Leí esta frase de Charles Maurice muy cierta: Es más temible un ejército de cien corderos guiado por un león, que un ejército de cien leones guiados por un cordero.
Una reconocida firma de consultoría realizó una encuesta entre profesionales para que calificaran a sus directivos, y entre los modelos de líderes más criticados estaban los siguientes.
- El irrespetuoso y prepotente: es aquel que humilla a sus empleados en público, se expresa a gritos y es vanidoso. Esta clase de dirigente consigue mantener el orden, pero no inspira ni motiva a sus subordinados.
- El que no escucha: bastante común. No se puede dialogar con él o ella porque solo se escucha a sí mismo. A menudo vive las aportaciones de su equipo como un peligro para su gestión.
- El que es incapaz de apoyar a su equipo. Por miedo o por falta de personalidad, da la espalda a sus empleados cuando los debe defender ante un gran sentimiento de desazón en el grupo.
- El que se cierra en su oficina. No le gusta relacionarse con los empleados y, cuando habla, parece que lo hace en otro idioma. Vive en un mundo de cifras o abstractos objetivos, lejos de la realidad de su equipo.
- El que no sabe lo que quiere. Es un depredador terrible para el equilibrio psicológico de su gente, el líder que cambia constantemente de opinión o no da instrucciones claras arrastra a los suyos hacia la deriva.
- El líder blando: quiere quedar bien con todo el mundo y no se enfrenta a los conflictos, lo que genera desánimo y frustración en su equipo. Hay apatía de los empleados, fricciones entre ellos, sentimiento de inutilidad y de pérdida de tiempo, lo que conduce a aplicar la ley del mínimo esfuerzo. Los problemas no solo los evita, sino que los retrasa.
El liderazgo efectivo es el jefe que actúa como un entrenador que dirige así a su equipo:
- Trasmite unos objetivos comunes y un estilo claro que da identidad.
- Escucha a cada uno de los jugadores y se asegura de que entienden el funcionamiento del sistema. Aprovecha sus virtudes individuales para el juego colectivo.
- Actúa de juez ante cualquier conflicto que se desata en el grupo y procura que no salga del vestidor.
- Cuando uno de los jugadores es irrecuperable y afecta el rendimiento general, lo aparta para que no intoxique el tono general del equipo.
Los extremos son malos, pero más que ser un jefe duro o blando con sus empleados, se debe hablar del líder justo o injusto. No sirve de nada un líder blando pero injusto; a la mayoría de los empleados no les importa que su líder sea duro, siempre que proceda con justicia y dé a cada uno lo que le corresponde.
La clave es actuar con justicia y reconocer los méritos de los demás. Establecer un objetivo común y volar todos en la misma dirección. Esta es una lección que no solo debe aplicarse a los jefes o jefas con empleados. También los papás debemos ejercer una autoridad motivadora e inteligente con nuestros hijos.
¿Eres un buen jefe? ¿Tienes un jefe indeseable?. Y pregúntate muy sinceramente: ¿eres buen papá o más bien un papá indeseable?
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. YouTube LuciaLegorretaOFICIAL. Lucy_Legorretalucialegorretadecervantes