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Etiqueta: Bioética

El pobre NO es pobre porque quiere
El pobre NO es pobre porque quiere

«Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades
nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera».

Papa Francisco

El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 1 es poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo y entre sus metas incluye crear oportunidades para empleos buenos y decentes y asegurar los medios de vida, apoyar prácticas inclusivas y negocios sostenibles y promover mejores políticas gubernamentales e instituciones públicas justas y responsables.

Pero, ¿Qué es la pobreza? La Organización de las Naciones Unidas (ONU) la definió en 1995 como una condición caracterizada por una grave carencia en las necesidades humanas básicas, incluyendo alimentación, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información. No sólo depende del ingreso, sino también del acceso a los servicios.

Hace unos días estaba pensando sobre cual tema escribiría mi artículo de este mes para Bioética para Todos, me llegó la idea cuando platicaba con un amigo que tiene 11 años de edad, hijo de una querida amiga. En la conversación el afirmó que los pobres son pobres porque quieren y me expuso sus puntos de vista. Decidí escribir sobre este tema para apoyar la toma de conciencia en cuanto a la pobreza y nuestra corresponsabilidad, conocer la realidad es el primer paso para poder cambiarla.

Los pobres serían los responsables de su pobreza si todos hubiéramos nacido con las mismas oportunidades y en el Estado de bienestar impulsara el crecimiento económico y la cohesión social que garantice el orden, la justicia y el buen funcionamiento de la sociedad.

Los resultados obtenidos en cuanto a la reducción de la pobreza han sido sobresalientes en las últimas décadas. El mundo logró cumplir la meta del primer Objetivo del Milenio, disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, alcanzándola en 2010, cinco años antes del plazo previsto. Pero aún siendo así la cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo sigue siendo inaceptablemente alta. La mayoría de las personas pobres del mundo viven en zonas rurales y tienen escasa instrucción, trabajan principalmente en el sector de agricultura y son menores de 18 años.

Si conservamos el rumbo actual está en riesgo alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible, el mundo no será capaz de erradicar la pobreza extrema para 2030, lo cual se debe a que cada vez es más difícil llegar a las personas que viven en la pobreza extrema,
dado que con frecuencia se encuentran en países con continuos conflictos y en zonas remotas. El acceso a la educación, servicios de salud, electricidad, agua potable y otros servicios fundamentales sigue estando fuera del alcance de millones de personas,
frecuentemente por razones socioeconómicas, geográficas, étnicas y de género y si a ello le sumamos el componente de la corrupción de los funcionarios públicos el presupuesto destinado por el Estado para combatir éste flagelo se va por el caño.

No todo es responsabilidad del gobierno, la mano invisible que mueve el mercado debe encontrar su contraparte en una mano visible, humana y generosa que ayude a salir de la condición de pobreza a quienes tenemos la posibilidad de alcanzar, podemos tocar muchas vidas si nos lo proponemos. En este sentido la Biblia nos da un mensaje muy claro en cuanto a elegir la opción por ayudar al pobre: Si alguien no tiene ropa ni comida, y tú no le das lo que necesita para abrigarse y comer bien, de nada le sirve que tú le digas «Que te vaya bien, abrigate y come».

Seguramente te preguntaras como puedes ayudar, pues bien, te dejo estos sencillos consejos que todos podemos practicar.

1 Informate para que no pienses que el pobre es pobre porque quiere, juzgar a la gente por su condición o ignorar la pobreza a tu alrededor no ayuda.

2 Haz donaciones, puedes renunciar a algo especial para ti en este mes como por ejemplo comprarte esa prenda nueva de ropa o comprar el café costoso. El dinero que ahorras puedes donarlo a una organización o directamente a una persona pobre. Además de dinero también puedes donar alimentos, prendas de vestir o medicamentos.

3 Haz trabajo voluntario, no importa que tengas muchos compromisos en la escuela o en el trabajo, siempre disponemos de tiempo. Puedes dedicar 2 o 3 horas a la semana para dar un curso sobre cómo hacer el currículum vitae o desarrollar habilidades computacionales o como crear alguna actividad productiva como producir algún alimento o artículo para vender.

4 Apoya a los legisladores que impulsen leyes o proyectos de ley para ayudar a los pobres.

5 Escribe una columna en algún periódico, revista o blog que contribuya a la toma de conciencia para ayudar a los pobres. También puedes hacerlo en tus redes sociales.

Álvaro Alarcón Tabares es maestro en Derechos Humanos por la CNDH y maestro en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac.

Twitter: alvaroalarcon_
Instagram: alvaroalarcon_

Conflictos de interés en Bioética Clínica
Conflictos de interés en Bioética Clínica

Tener intereses personales ante una situación es algo no sólo natural si no, bueno ya que nos impulsa a buscar un objetivo determinado; sin embargo, cuando se tienen intereses que conducen a ganancias secundarias en una situación donde la vida, salud e integridad de otra persona debieran ser los principales móviles resulta cuestionable desde la ética

Es frecuente que en un caso clínico, las personas busquen otros fines que pueden confundir e incluso disfrazar del bien del paciente; así, se pueden presentar los conflictos de interés que se dan cuando alguna de las partes involucradas quiere o desea un beneficio secundario a determinadas acciones. Es necesario aclarar que siempre son intencionales, es decir, la persona sabe o es fácil hacerle ver que en realidad está buscando un interés que le conviene a él o a ella en particular pero que, por ello, pueden estar desviando su juicio o su decisión del bien objetivo al que hay que dirigir todos los esfuerzos.

No hay que entender que tener conflictos de interés en el área clínica sea siempre malo, si se buscan ganancias que, además, traerán un beneficio hacia el paciente, estos se convierten en una herramienta que facilita llegar al éxito en el tratamiento siempre y cuando sepamos abordarlos adecuadamente.

Los conflictos de interés los pueden presentar el propio paciente, la familia, el médico o profesional de la salud o bien la institución. Pueden ser en relación a protocolos de investigación, requerimientos o deseos personales, escasez de recursos, etc. Así mismo, surgen bien sea ante la discrepancia en diagnósticos o tratamientos y pueden o no poner al paciente en algún riesgo de sufrir un daño. Por ello la importancia de establecer lineamientos éticos para su buen manejo en caso de presentarse.

Se aconsejan a continuación cuatro líneas de acción para tratar adecuadamente los conflictos de interés:

1.- Asegurar los intereses del paciente (el mejor y mayor interés del paciente).

Hay que recordar que lo primero y principal que debe guiar la toma de decisiones debe ser el bien del paciente aún con independencia de lo que éste pueda desear para sí mismo en caso de que solicite algo que no le ocasionará beneficios o lo pondrá en riesgos innecesarios.

2.- Hablar claramente sobre el conflicto de interés. Declarar cuando alguien tiene un conflicto de interés (personal, profesional, económico), ayuda a identificar posibles riesgos y valorar la objetividad de las decisiones tomadas. Además, es preciso que se mantenga al paciente informado de su participación en acciones en las que se buscan otros fines como lo es en un protocolo de investigación y que se cuente con su consentimiento.

3.- Proteger al paciente de cualquier daño o riesgo posible. Se deben valorar los riesgos o posibles daños que el conflicto de interés pudiera ocasionar y deberán suspenderse de inmediato aquellas acciones que lo generen aún habiendo contado con el consentimiento inicial. Ningún conflicto de interés, ni si quiera previamente declarado, deberá quedar por encima del bienestar, de la integridad y de la dignidad del paciente.

4.- Establecer reglamentos (límites) que prohíban determinadas acciones o situaciones en detrimento del paciente. Parte importante es la prevención, así, se establecerán acciones preventivas que orienten la actuación de los agentes involucrados en posibles conflictos de interés.

En conclusión, es necesario que se fomente la comunicación y el diálogo respetuoso y honesto entre todos los agentes involucrados en un caso clínico, que se legitimen sus derechos así como sus deseos e intereses pero nunca a costa del bienestar del paciente. El bioeticista clínico deberá, por ende, favorecer un clima en que se puedan tomar decisiones objetivas y que, en caso de haber conflictos de interés, se declaren y se evalúen en base a sus posibles consecuencias.

Autor: Dra. Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte

Verdaderas razones por las que los matrimonios se separan
Verdaderas razones por las que los matrimonios se separan

Cada vez vemos a más parejas que se separan o se divorcian.  Al acercarte a ellas y preguntarles el porque,  la mayoría responden: la cosa no funcionaba…no nos entendimos…mi cónyuge a cambiado…no me dejaba espacio para mi… somos demasiado distintos, o la famosa incompatibilidad de caracteres.

Una de las razones más tristes por la cual un matrimonio fracasa es que ninguno de los cónyuges reconoce su valor hasta que ya es demasiado tarde:   al firmar los papeles de divorcio, repartir los bienes, vivir en departamentos separados, realizan lo mucho que han perdido.

Comparto contigo algunas de las causas reales de estas rupturas, que no quiero decir que son justificables, pero suceden a menudo:

  1. Se busca la propia realización: solo existe la perspectiva del yo, cada uno piensa en sí mismo; se utiliza al cónyuge para realizarse uno mismo,  siendo que el matrimonio es la constitución de algo nuevo en donde no cabe el egoísmo.

  1. No hay conocimiento recíproco: se casan muy jóvenes o con un noviazgo demasiado corto.   Falta fundamentar el amor en un conocimiento mutuo,  ya que en el matrimonio el hombre y la mujer se van conociendo de una forma mucho más realista.

  1. Expectativas exageradas: esperar demasiado del matrimonio, pensar que el noviazgo va a durar toda la vida.     Imaginar que el cónyuge es perfecto, o bien que el casarse puede solucionar los propios problemas familiares o sociales.     Sabemos que la vida en común no es así.

  1. No tener tiempo para estar juntos: es algo que está sucediendo con las parejas actuales:  tienen poco tiempo tranquilo para convivir, dialogar, distraerse, mostrarse afecto.  Viven uno al lado del otro, pero como extraños, sus vidas se asemejan a dos líneas paralelas.

  1. Más hijo/hija que cónyuge: intervienen las familias políticas, la presencia de los suegros es excesiva.  No han logrado ser independientes del padre o de la madre y esto provoca molestias, insatisfacción y pleitos,  cuando el casarte es formar una nueva familia distinta a las de origen.

  1. Falta de conciencia de la diversidad del cónyuge: este es uno de los motivos más comunes y profundos:  no conocer la forma de ser de un hombre o de una mujer.

  1. Falta de comunicación: matrimonios que viven juntos, pero no comunican sus pensamientos, emociones, miedos o metas.   Hablan superficialmente, pero no llegan a lo profundo de su ser.

  1. Faltas de respeto: amor y respeto, no existe uno sin el otro:   gritos, groserías, ademanes, la relación va perdiendo valor.   Si en realidad hay amor, no se hiere a la persona.

  1. Dinero: falta de estabilidad económica. No me refiero a tener mucho dinero, sino a que exista suficiente para vivir adecuadamente y de una forma constante. De aquí la importancia de contar con un trabajo digno y seguro.

  1. Pérdida de confianza: celos exagerados, control con los amigos, la familia, el trabajo daña muchísimo a una relación.

  1. Rutina: hacer siempre lo mismo en diferentes aspectos:  vida diaria, conversaciones, vida sexual, diversiones, etc.   Un buen matrimonio debe luchar contra la rutina.

  1. No perdonar: en la convivencia diaria se viven situaciones constantes que requieren del perdón de uno hacia el otro.    El que no perdona vive lleno de rencores y resentimientos que pueden acabar con la relación.

  1. Abandono moral: ya sea por el trabajo, los amigos, la familia política u otras causas se abandona totalmente al cónyuge, la relación se convierte en una total indiferencia.

Ahora bien, hay razones muy fuertes que llevan a un matrimonio a tomar la difícil decisión de divorciarse:   infidelidad, violencia, alcoholismo u otra adicción, pero estoy convencida que muchas de las causas mencionadas al principio tienen solución y se puede evitar el rompimiento.

Te invito hoy a preguntarte:

         ¿Cómo está mi relación en este momento?

         ¿Soy feliz con él o ella?  ¿Es feliz ella o él conmigo?

         ¿Qué tanto tiempo pasamos juntos?

         ¿Qué puedo cambiar o mejorar con mi pareja?

Recuerda:   ¡todos podemos ser mejores cada día!   El amor no es estático,  sino está creciendo, implica que va disminuyendo.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com.   Facebook:  Lucia Legorreta

¿Qué es la fecundación asistida?
¿Qué es la fecundación asistida?

Una de las razones más importantes para que una pareja recurra a las técnicas de fecundación asistida es la infertilidad o esterilidad.

Actualmente, se emplea el término de infertilidad o esterilidad indistintamente, aunque, para algunos autores, no quieren decir lo mismo.

Desde el punto de vista médico, infertilidad es la imposibilidad de tener hijos vivos, siendo posible la fecundación, y por tanto, el desarrollo del embrión o feto. En cambio, la esterilidad, es la imposibilidad de efectuarse la fecundación, y esta alteración puede ser irreversible.  En este artículo utilizaré el término infertilidad para los dos conceptos.

La infertilidad que sufren algunas parejas puede tener diversas causas aunque se sabe que el 20% de las parejas suelen presentar una infertilidad idiopática, es decir, que no tiene causa conocida. Entonces, el primer paso para lograr tener un hijo es buscar un diagnóstico certero.

La fecundación asistida, también llamada fecundación artificial, no es propiamente una terapia para curar la infertilidad, sino una técnica para lograr una fecundación y un embarazo. La expresión “fecundación asistida” agrupa a la Inseminación Artificial, que se lleva a cabo dentro del cuerpo de la madre, y a las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA), que se llevan a cabo fuera del cuerpo de la madre. A esta distinción hay que añadir la que proviene del origen de los gametos: Homóloga, cuando los dos gametos proceden de la pareja y heteróloga, cuando al menos uno de los gametos no procede de la pareja.

Ahora bien, cuando se analiza éticamente cualquiera de estas técnicas hay que tener en cuenta dos distinciones generales: la presencia o no de la técnica en el acto mismo de la concepción, y la relación biológica entre los padres y el concebido. Cada técnica ofrece además sus aspectos particulares a tener en cuenta a la hora de hacer un juicio ético.

La inseminación artificial, se lleva a cabo mediante una inyección intravaginal de líquido seminal. Dicho en otras palabras, se trata de un sencillo proceso que consiste en depositar semen en el fondo de la vagina de una mujer que se encuentra en su periodo fértil. Como ya lo mencioné, esta técnica puede ser homóloga (con el semen de la pareja) o heteróloga (con el semen de un donante).

En cuanto a las implicaciones éticas de esta técnica, la Sociedad Italiana de Medicina Social ( en el Congreso celebrado en Salice Terme el 28 de junio de 1959) adoptó, con respecto a la inseminación artificial la siguiente posición: se considera lícita la inseminación artificial intraconyugal (homóloga), y por el contrario, se considera ilícita y éticamente inadmisible, la inseminación artificial heteróloga.

Por otro lado, la fecundación in vitro o extracorpórea consiste en reproducir, con técnicas de laboratorio, el proceso de fecundación del óvulo que normalmente ocurre en la parte superior de las trompas de Falopio, cuando obstáculos insuperables impiden que este fenómeno se realice dentro del útero. En otras palabras, la concepción se realiza en el laboratorio, y el embrión obtenido es transferido a la mujer para que continúe su desarrollo en el útero hasta su nacimiento.

Esta técnica implica la manipulación de embriones humanos en un laboratorio, la existencia de embriones sobrantes congelados, que muchas veces son utilizados en diversos campos de la investigación y en la propia FIV, para superar los límites actuales, ya que se trata de una técnica con una eficiencia muy baja.

Por último, cabe señalar que el legítimo deseo de tener un hijo debe de basarse en la responsabilidad de encontrar las mejores condiciones para su concepción, nacimiento y desarrollo como persona. En estos casos el fin no justifica los medios. Como toda técnica médica la FIVET tiene un fin bueno, pero no se puede justificar este fin sin considerar los aspectos éticos de los medios que utiliza, es por ello que se deben analizar con detenimiento las ventajas y desventajas de esta técnica para determinar si los medios son adecuados.

Autor: Dora García Fernández

Vacaciones: Una oportunidad de unión familiar
Vacaciones: Una oportunidad de unión familiar

Sin duda, una de las temporadas que producen mayor inquietud en las madres y padres que trabajan, es la de las vacaciones escolares. Y es que aún cuando las han atrasado un poco, el momento llegará pronto.

Ante esto, seamos honestas y respondamos ¿me gusta que mis hijos estén de vacaciones?, o ¿mi preocupación durante el trabajo es mayor sabiendo que están en casa?

A unas semanas de que inicien, hay tiempo de planear la situación. Si tienes posibilidad de dejar el trabajo por unos días, ¡házlo! Las vacaciones pueden ayudar mucho a la familia si están bien organizadas.  Al salir de la rutina, tenemos la oportunidad de relajarnos, convivir y conocer más de nuestros hijos. Para ello, no hay porqué salir a un lugar lejano o caro, lo importante es hacer algo diferente en familia, que guste y divierta a todos.

Si el trabajo no te permite salir, es recomendable buscar actividades para los hijos: cursos de verano, actividades deportivas, clases de música, pintura; o en caso de ser ya adolescentes algún trabajo relacionado con sus estudios que les ayude a mejorar como personas.

Al sugerir una convivencia más estrecha con la familia, es posible que surjan algunas reflexiones como: ¿Qué tanto me comunico con mis hijos?,  ¿Qué tanto los conozco de verdad: sus gustos, miedos, aspiraciones y preocupaciones?, o bien hasta reconocer que son mis hijos, los quiero mucho, pero son lejanos a mí. Parte de estos cuestionamientos se pueden resolver identificando el tipo de comunicación que hay en el núcleo familiar.

La comunicación con mis hijos

La comunicación es un proceso dinámico que hacemos todos los días: comunicamos ideas, sentimientos, pensamientos, emociones. Parece fácil pero, según terapeutas reconocidos, el 90% de los problemas familiares son por  falta de una buena comunicación.

No es sólo transmitir información: ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué hiciste?,  Mañana tienes que ir a…  o hacer tal cosa. Es realmente saber decirle al otro lo que piensas o sientes y recibir del otro aquello que siente o piensa.

Existen niveles de comunicación en las familias:

– Nivel superficial: viven juntos pero no coinciden, ven televisión pero no hablan o discuten,  los temas que se hablan son banales: ¿Qué tal el clima? ¿Hay mucho tráfico?; el papá trabaja todo el día, la mamá trabaja ya sea en la casa o fuera de ella,  cada hijo anda por su lado.   No hay unión.

– Nivel intermedio: aparentemente están unidos, a veces comparten conversaciones, consejos y opiniones,  no existe intimidad,  cada quien está en su “parcela”.

 – Nivel profundo: se vive en familia, comparten por lo menos una comida al día, hay reuniones familiares, se escuchan, se ayudan y se tienen confianza.

Nuevamente con honestidad, respondamos ¿Cómo es la comunicación con mis hijos?: superficial, intermedia o profunda. Una vez reconocido el modelo, es posible mejorarlo. He aquí algunos consejos para una buena comunicación:

  • Compartir gustos, aficiones, experiencias
  • Hablar con calma
  • Escuchar primero
  • Estar disponible
  • Que todos opinen
  • Corregir a los hijos a solas
  • Alegría y buen humor
  • Respetar a cada miembro de la familia
  • Dar las gracias y pedir las cosas por favor
  • Ser cariñosos y expresivos
  • Ver poco tiempo la televisión
  • Hablar en positivo, evitar las críticas
  • Celebrar fiestas familiares
  • Organizar excursiones, vacaciones y juegos juntos
  • Comer juntos por lo menos una vez al día

Es importante evitar la práctica de ciertas actitudes hacia nuestros hijos como son: burlas, insultos, amenazas, sermones, discusiones sin sentido, juicios, castigos físicos o morales fuertes,  portazos, gritos, caras largas, groserías, callar al otro, o bien, actitudes de indiferencia o superioridad. Estas acciones sólo harán que nuestra comunicación sea cada vez más difícil y lejana.

Con todo esto, te invito a que aproveches el próximo periodo de vacaciones para acercarte más a ellos, para conocer realmente su forma de pensar y de sentir, y que ellos conozcan la tuya,  para que en lugar de que sea una temporada de inquietud, añoremos esta magnífica oportunidad de unión familiar.

Autora: Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.

Correo: cervantes.lucia@gmail.com  

Sitio web: www.lucialegorreta.com

Facebook:  Lucia Legorreta

Explotación sexual infantil y adolescente en el sector de los viajes y el turismo
Explotación sexual infantil y adolescente en el sector de los viajes y el turismo

“La explotación sexual de la infancia constituye una de las realidades más
escandalosas y perversas de la sociedad actual”
Papa Francisco

El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 16 es Promover sociedades justas, pacíficas e incluyentes y una de sus metas es poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas y de ECPAT (End child prostitution, child pornography and trafficking of children for sexual purposes) cerca de dos millones de niñas, de entre cinco y quince años, son introducidas anualmente en el comercio sexual en todo el mundo. Si bien es cierto que el aberrante flagelo de la Explotación Sexual Infantil es mucho mayor en Asia, recientemente ha crecido de manera alarmante en América Latina.

Los especialistas afirman que lo que excita y estimula a los depredadores sexuales es la fragilidad de los cuerpos de los niños y niñas y el dominio total sobre sus víctimas, además de la proliferación de la pornografía infantil en internet y el aumento de enfermos de SIDA, esta razón impulsa a los “clientes” a buscar servicios sexuales de personas de menor edad.

Las causas del incremento de la problemática en América Latina evidentemente son multifactoriales y tremendamente complejas, involucra factores familiares, culturales, políticos, demográficos y socioeconómicos, sin embargo podemos considerar como las principales causas el aumento de la pobreza y la desigualdad, las migraciones del campo a la ciudad y de las ciudades pequeñas a las grandes metrópolis y la migración hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida, la disfunción de la familia, la falta de protección y respeto a los derechos de la niñez y el ver a la mujer como un objeto y a los hijos como una propiedad. Pero de todos estos factores ninguno contribuye más a fortalecer ésta lacra cómo la corrupción policial y de los funcionarios públicos que tienen la encomienda y el mandato de proteger, promover, respetar y garantizar los derechos humanos. Aunado a este escenario la inexistencia de leyes específicas y su débil aplicación y la negación de la problemática por parte de la autoridades ponen de manifiesto la fragilidad institucional de países como República Dominicana, Cuba, Colombia y México y envía un mensaje de bienvenida a depredadores y pederastas.

De acuerdo con el informe ‘La trata de personas en el Sector Turístico’ de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) 36% de las personas que visitan México con el propósito de tener sexo con menores de edad provienen de Estados

Unidos y Canadá, el 64 % restante incluye en porcentajes mayores ciudadanos de Inglaterra, Holanda y Alemania.

En América Latina, la invisibilidad de la problemática es la mejor aliada de traficantes, proxenetas y abusadores de menores, cómo anécdota personal quiero contarles que a principios de este año conversé con una alta funcionaria del Gobierno Federal que ha trabajado con al menos tres Presidentes de México y durante la conversación minimizó la explotación sexual de niñas niños y adolescentes en el sector de los viajes y el turismo, probablemente por la vergüenza que representa para el gobierno se tiende a ignorar y al no existir oficialmente no es necesario erradicarla.

En ese sentido celebro que hace un par de meses México endureció la pena para quién cometa el delito de turismo sexual infantil, esto aunado al combate a la corrupción seguramente contribuirá a generar un efecto disuasorio al igual que en el Sureste Asiático.
El escritor español José Luis Olaizola cuenta que en su primer viaje a Tailandia conoció a una pequeña niña que no llegaba a los catorce años. Se llamaba Ama. Ella prendió fuego al burdel en el que vivía atrapada sin salida. Cuando la policía la detuvo y el juez la interrogó ella respondió: -“Sería feliz de morir abrasada si conmigo moría también el dueño del burdel”.

Considero que para contribuir a erradicar la explotación sexual infantil en el sector de los viajes y el turismo es necesario que todos los actores, la iniciativa privada, el gobierno y la sociedad civil sumemos esfuerzos teniendo como guía el interés superior del menor y, como en cualquier comercio ilegal, combatir tanto la oferta cómo la demanda.

Álvaro Alarcón Tabares es maestro en Derechos Humanos por la CNDH y maestro en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac.

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El mejor y el mayor interés del paciente
El mejor y el mayor interés del paciente

Con frecuencia se requiere analizar los casos que comporten un dilema bioético desde alguna de las metodologías de la Bioética Clínica para poder tomar las decisiones que se conciban como correctas y éticas según cada caso particular y no resulta menos frecuente que el bioeticista, al hacerlo, se enfrente a la interrogante sobre el punto de vista desde el cual se deberán emitir las recomendaciones, es decir, si éstas deberán hacerse basándose en la estimación personal del bioeticista y, por ende, en sus propios juicios y valores o bien desde la óptica del paciente que requiere un escudriñamiento más profundo de otros juicios y valores. En términos más exactos, hablaríamos del difícil ejercicio de ponerse en el lugar del otro y decidir desde su jerarquía axiológica.

Así, hay quienes afirman que la objetividad plena es imposible ya que, el bioeticista percibe el caso desde su propia concepción antropológica y ética y por más que haga el esfuerzo de ponerse en el lugar del paciente, nunca lo logra del todo debido a que cada persona tiene sus propias ideas y valoraciones. Por otra parte están los que sostienen que el bioeticista no sólo puede si no que debe emitir recomendaciones basándose en la cosmovisión del paciente y no en la suya, es decir, optando por el “mejor y mayor interés del paciente” aún a pesar de que la opción pudiera no ser la que él/ella elegiría si se encontrara en la misma situación que el paciente.

Así pues, si se analizan las diversas metodologías para el análisis de los casos desde la Bioética Clínica únicamente la propuesta por Bernard Lo propone establecer y analizar los valores de los profesionales de la salud por encima de los valores de los pacientes, esto con la finalidad de que el profesional de la salud no entre en conflicto con actos o procedimientos que comprometan su moral interna. La mayoría de las metodologías, proponen, con diferentes términos, analizar el caso desde el paciente mismo obedeciendo a lo que, en la literatura norteamericana, se denomina “patient’s best wishes”, es decir, el mejor y mayor interés del paciente.

Ahora bien, cabe decir que pensar en el mejor y mayor interés del paciente puede no ser, necesariamente, la máxima de defender su vida a toda costa o continuar tratamientos que no se consideran benéficos para el paciente sólo porque están indicados. A veces, incluso, el mejor y mayor interés del paciente puede ser no iniciar un tratamiento, maniobra, terapia o medicamento; de aquí la importancia de analizar con precaución, como lo hacen la mayoría  de las metodologías, la circunstancia que rodea al paciente: desde su condición y posibilidades de mejora y sobrevivencia, hasta su entorno familiar y social, pasando por si situación económica y su bagaje cultural y religioso considerando siempre que, si se encontrara en todo este análisis, un elemento que afectara considerablemente la salud física, mental o emocional del paciente y la comprometiera, habría que atenderlo y darle prioridad sobre otros.

Por lo anterior resulta imprescindible analizar el caso desde varios ángulos para detectar posibles condiciones que, quizá no sean los motivos principales por los que se discute el caso o por los que se solicitó la consulta de un bioeticista pero sí lo suficientemente fuertes para ver afectada la vida y la calidad de vida del paciente.

En conclusión, si bien es absolutamente imposible obtener la total objetividad de parte de un bioeticista, es imprescindible que se analice todo el entorno del paciente para contar con más elementos que brinden ámbitos de objetividad para tomar aquellas decisiones que más le convengan al paciente, no a la familia, no al profesional de la salud, no a la institución y por supuesto que no al bioeticista si no al paciente mismo dada su enfermedad o condición pero también dado su entorno. El mejor y el mayor interés siempre será del paciente y sólo de éste. 

Autor: Dra. Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte

El significado de ser padre
El significado de ser padre

Mucho se ha hablado del equilibrio que tiene que lograr la mujer entre su familia y su trabajo, sin embargo, estoy convencida que la lucha por este equilibrio es también tarea del hombre. Incluso, valdría la pena preguntarnos ¿hasta dónde tiene el hombre asumida su propia misión en la familia?

Antes de continuar, cambiaré las palabras de hombre y mujer, por las de papá y mamá. Hecho esto, diré que en nuestro país seguimos pensando y viviendo el viejo modelo de pareja en la que el papá es el proveedor o abastecedor económico de su familia, y es quien delega funciones, entre las cuales se encuentra el que la mamá sea quien debe educar a los hijos.

Sin embargo, tanto el padre como la madre de familia pueden dirigir su trabajo a robustecer su YO, a tener popularidad, dinero, a amar su profesión por encima de todas las cosas, o realizarlo buscando el bien de su familia.

En este sentido, considero que el trabajo debe estar subordinado a la familia y no situarlos al mismo nivel, ya que el motor del trabajo es la familia, pero el motor de la familia es mucho más amplio, es el amor.

De hecho, importa menos fracasar en el trabajo si la persona continúa siendo admirada y apoyada por su propia familia. En cambio, una vez rota la familia se incrementa la probabilidad de fracasar también en el trabajo.

Esto lo digo porque los hijos necesitan, desde que nacen, el apoyo y apego de su padre. La excesiva presencia del padre en el trabajo, no justifica su ausencia en la vida de familia. Hoy en día, esto es un punto importantísimo y considero que muchos de los padres actuales ni siquiera se han planteado el problema.

Se ha demostrado que la ausencia física del padre puede hacer mucho más daño psicológico a su hijo que la natural ausencia que se produce cuando el padre muere.

Algunas de las consecuencias – estudiadas por expertos- ante la ausencia del padre pueden ser: disfunciones cognitivas, déficits intelectuales, privación afectiva, inseguridad, baja autoestima o mal desarrollo de la identidad sexual

Recuerdo lo que dice Aquilino Polaino, gran psiquiatra y profesor universitario, al señalar que: “algunos de mis alumnos tienen problemas y no los tendrían, seguro estoy de ello, si hubieran tenido el necesario afectivo y efectivo contacto con su respectivo padres varones….en muchos de ellos se advierte el hambre de paternidad, que sólo puede satisfacerla su propio padre”.

También en la Universidad de Valencia se ha investigado al respecto. Ahí se llevó a cabo un estudio entre niños de siete y catorce años, preguntándoles cuáles eran las dos cosas que los hacía más felices; casi un 90% contestó: estar con mis papás y tener hermanos.

Reconozcamos que muchas veces los papás estamos inmersos en el trabajo con la idea de generar bienes materiales, pero nos olvidamos de estar con los hijos, en especial, es el hombre quien se pierde de ese gran valor y satisfacción que da el ser un auténtico padre de familia.

En el matrimonio y en el hogar hay dos cabezas que pueden alternarse, suplirse, complementarse, delegarse, o actuar simultáneamente según convenga a los hijos y a la familia.

Sin duda, más allá de la parte económica lo que realmente nos debe importar es el patrimonio vital, esto es, las vivencias que desde niños guardamos en el corazón y que recordamos por siempre.

De ahí que puede ser interesante preguntarnos ¿Qué nos gustaría que nuestros hijos recordaran de nosotros como padres, de la educación que les estamos dando? O simplemente ¿Qué recuerdos tenemos de nuestro papá?

Si tu respuesta no es tan clara, ahora es el momento de hacer cambios que nos haga replantear el significado de la paternidad, vale la pena intentarlo ¿no crees?

Autor: Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.

Contacto: lucia@gmail.com

Sitio web: www.lucialegorreta.com

Facebook: Lucia Legorreta

La clonación y el problema moral
La clonación y el problema moral

Hoy en día, con el avance de la tecnología y los grandes descubrimientos científicos en términos médicos es posible clonar a un ser vivo al gusto, digo esto porque hay personas que pagarían por clonar a su mascota, la desventaja de este procedimiento es que es ineficiente, ya que no pueden desarrollarse a su máximo potencial y hay envejecimiento prematuro debido a la edad relativa de los cromosomas tomados. Estaría bien, por la nostalgia y el cariño que se tuvo a un ser vivo que formó parte de nuestras vidas, pero jugar y experimentar con la naturaleza no lo encuentro éticamente correcto. Ya metiéndonos en el caso de la clonación terapéutica, creando el embrión para producir células madre con fines experimentales, para avanzar en la medicina y así poder crear alguna cura, el problema de esto es que al clonar las células se pueden formar células cancerosas por la mutación que se da por el mismo procedimiento, esto puede ser un gran obstáculo para lograr algún fin en específico.

Debido a que la sociedad aún no está muy informada en este tema y por la controversia que se ha generado a través de los años de que si son éticamente correctos estos procedimientos o no lo son… Un punto que me parece interesante es que si se clona a un ser humano ¿qué pasa con él? Se dice que este ser clonado no contará con un alma, ya que la persona “original”, al ser concebida por métodos naturales, sí cuenta con una, e igual forma ¿la persona clonada valdría lo mismo que la persona original, o sólo sería creada como “conejillo de indias” para mantener vivo y salvo de quién fue clonado? Un tema de controversia, apoyado por unos y repudiado por otros. Aún estamos en la base de lo que puede llegar a ser un gran avance científico y médico o una atrocidad y “violación” a la vida per sé.

Autor: Germán Mendoza Hernández

La clonación: éticamente aceptable?
La clonación: éticamente aceptable?

El universo como un todo y en su conjunto tiene una infinidad de seres vivos únicos e irrepetibles variando por especies, el ser humano desde sus primeros tiempos se ha cuestionado una pregunta que hasta el día de hoy no puede ser contestada con exactitud, ‘’cual es el origen de la vida’’.

Ante dicho cuestionamiento y con el fin de lograr una igualdad entre los seres vivos, el hombre ha buscado procedimientos para el perfeccionamiento del ser humano; pero es éticamente correcto el buscar procedimientos para conseguir individuos perfectamente idénticos, ante tan grande pregunta sería analizarlo desde las corrientes de la bioética principalmente desde las dos que más se contraponen que sería el personalísimo y el sociobiologismo, la primera mencionada no le da lugar para poder pensar si sería aceptada ya que la corriente personalista busca la dignidad humana y a la persona como un todo, pero contraponiéndose con dicha corriente el sociobiologismo está a favor ya que busca el perfeccionamiento del hombre.

Muchos podrían tener una infinidad de buenos argumentos y aunque fuera válida la clonación desde un marco legal las repercusiones al futuro es algo en lo que poco se pregunta, desde el trato, quien sería sujeto a las obligaciones que generaría el clon, hasta cómo se debería denominar a dicha persona y desde qué momento. Porque si bien sabemos el proceso para la clonación sería transmitir el ADN de una persona a un embrión y que este se reproduzca desde un vientre, tal y como se hace en la fertilización In vitro, es algo que a la luz de la ciencia va avanzando muy rápidamente pero desde el punto de vista legal y ético es algo que muy poco se cuestiona.

Autor: Milton Carlos Guerrero Pérez