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Infidelidad financiera
Infidelidad financiera

¿Eres infiel financieramente hablando? Si estás casada o vives con alguien ¿le mientes a tu pareja sobre lo que realmente te costó el vestido nuevo? o al pagar el supermercado ¿escribes el cheque por un monto mayor para recibir el cambio en efectivo y dices que gastaste todo?, ¿tienes alguna tarjeta de crédito o débito, o quizá una cuenta de ahorro, cuya existencia desconoce tu pareja?

Este tipo de conductas son más comunes de lo que imaginamos. Según un estudio aplicado en los Estados Unidos, la mitad de las parejas, en ese país, esconden al otro su verdadera situación económica y financiera. Incluso un 82% de los encuestados ha ocultado, alguna vez, alguna compra a su pareja.

Cuando un hombre y una mujer se casan, usualmente resienten perder su autonomía, en cuanto a la forma de gastar su dinero, ya que llevan años satisfaciendo sus propias necesidades y gustos sin necesidad de dar explicaciones. Sin embargo, una vez casados, la situación es distinta.

A lo largo de nuestra vida de matrimonio, hay ciertos eventos financieros o etapas de transición que son un gatillo en la relación. Es importante reconocer estos eventos y no ignorarlos o negarlos, ya que pueden ser causa de un rompimiento, pero si se manejan correctamente representan una oportunidad de crecer y mejorar el nivel de comunicación, confianza y seguridad en la relación. Estos son:

  • Comprometerse o vivir juntos, que puede llevar consigo: un acuerdo prenupcial, forma de manejar el dinero y las aportaciones de cada uno.
  • Casarse, que puede implicar los gastos de: boda, luna de miel, o del inicio de una vida en pareja.
  • Nacimiento del primer hijo, que son los gastos de: embarazo, parto y del nuevo bebé. También el pensar si ella dejará su empleo o regresará a trabajar.
  • Perder el empleo: en ambos integrantes y que impacta tanto en lo emocional como en lo financiero.
  • Crisis de la mediana edad: cuando alguno o los dos deben retirarse.
  • Una enfermedad o una situación crónica: ya sea en los cónyuges, hijos o algún familiar cercano.
  • Divorcio: además del efecto emocional, tiene un precio económico.
  • Padres ancianos: cuando deben hacerse cargo de ellos.

Uno de los puntos más importantes para establecer una relación duradera es hablar abierta y francamente con la pareja de temas financieros. De aquí la importancia de establecer citas de dinero, en las cuales se hable del ingreso de ambos, de cómo piensan gastarlo y ahorrarlo, y ¿por qué no?, en establecer para cada uno una cantidad para gastos personales.

 En su libro Financial Infidelity, Bonnie Eaker Weil, relaciona la actitud que, tanto un hombre como una mujer, tiene hacia el dinero, con la forma de expresar sus afectos y sentimientos. Así, distingue varias personalidades:

  • El avaro: guarda el dinero sólo para él, esperando que su pareja realice los gastos fuertes. Desea tener grandes cantidades de dinero. Estas personas no son afectuosas, no muestran sus sentimientos y hablan poco.
  • El controlador: controla el gasto llevando cuentas exactas del ingreso y el egreso. Esto daña mucho la relación y, en la parte emocional, se controlan tanto que se quedan solos.
  • El impulsivo despilfarrador: no puede controlar sus gastos ni sus deudas, tampoco tiene control de sus impulsos emocionales; es irresponsable con las tarjetas y cambia de humor bruscamente.
  • El que esconde y espía: no se sabe si tiene dinero, esconde las cuentas y lo que compra. Emocionalmente son personas reprimidas y pasivo-agresivas.
  • El que se sabotea: tiene deudas fuertes, pierde el trabajo o lleva a la ruina su negocio. Provoca crisis en las relaciones y le cuesta trabajo tener intimidad.
  • La persona abierta y segura: no le da miedo hablar de dinero.

Lo anterior me lleva a reflexionar que los problemas que se tiene, como pareja, en relación al dinero, son sólo un síntoma de lo que realmente está sucediendo en nuestra relación.

Y es que lo importante de la infidelidad financiera no es el costo del dinero, sino las razones de fondo por las cuales no le tenemos plena confianza a nuestro esposo, o bien, nosotras mismas no somos lo suficientemente confiables. Esta situación, con el paso de los años, puede volverse cada vez más dañina y llegar a enfermar una buena relación si no se habla a tiempo.

¡Nunca es tarde para hacer algo! No permitamos que el dinero nos aleje o separe y recuerda que:

“No se puede mantener viva la llama del amor, sin confianza ni esperanza” (Pacoyo).

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook:  Lucia Legorreta