Estimados lectores, hoy quiero hablarles de un tema de por sí complejo, el aborto: mucho se ha dicho sobre el mismo y no necesariamente de la manera adecuada. Los que promueven el aborto, usan una serie de afirmaciones contrarias al dato científico nos dicen que: lo que hay ahí, no es más que un montón de células; no es un ser humano, mucho menos persona humana; es un pre-embrión; es como quitar un quiste; no tiene implicaciones, no pasa nada… en fin, si de poner excusas se trata, pues nunca terminaríamos.
¿Cuál es la realidad? Decir que lo que está en el vientre materno no es un ser humano, va en contra de toda evidencia científica, por tanto, no es una verdad objetiva. La ciencia (biología, genética, embriología) nos demuestra que, desde el momento en que se fusionan los dos pronúcleos de los gametos (óvulo y espermatozoide) surge un nuevo ser que no es el padre ni la madre, que además cuenta con un código genético diferente, pues la madre aporta 23 cromosomas y el padre los otros 23. La especie humana se caracteriza por contar con 46 cromosomas en todas sus células menos en las reproductivas que tienen la mitad, al unirse los cromosomas de ambos gametos, desde el momento de la concepción tenemos un nuevo ser con 46 cromosomas, por ser los gametos de la especie humana, el ser vivo resultante es un ser humano. Esto no es un postulado moral, una idea filosófica o una cuestión religiosa, es simple evidencia científica, negar lo evidente no es científico, es más bien una necedad.
Ahora bien, si la ciencia me dice que desde el momento de la concepción, nos encontramos ante la presencia de un ser de la especie humana, la filosofía tomando el dato científico nos dice que, ese ser humano, por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, posee una naturaleza racional, por poseer dicha naturaleza, es un ser diferente a todos los demás, es único e irrepetible, posee una dignidad que es intrínseca y de ésta brotan una serie de derechos humanos que son inviolables, en especial el derecho a la vida sin el cual no existirían los demás, es por esto que la filosofía nos dice que un ser humano es además una persona humana. Visto así, cualquier atentado contra esta desde el momento de la concepción, es un atentado contra la vida de una persona humana y por eso el aborto es un acto gravemente ilícito, pues lo que se aborta no es un conejo o una zanahoria, sino una persona humana inocente. No seamos cómplices del mayor genocidio en la historia de la humanidad. Recuerda: toda vida importa, cada vida importa, digamos sí a la vida.
Muchas gracias.
Categoría: Bioética
Etiquetas: Aborto, Bioética, Bioética para todos, Dignidad, Embriología