¿Has pensado en qué sucedería si a tu edad te dijeran que estás por convertirte en mamá o en papá? Si te has preguntado esto, seguramente también has escuchado hablar del aborto. Tal vez has oído el término “interrupción legal del embarazo” y te han comentado que si llegaras a quedar embarazada o a embarazar a una mujer, puedes acudir al hospital para evitar que nazca un bebé. Seguramente te han comentado también que hacer esto antes era un delito que se castigaba con cárcel, pero que hoy, por las nuevas leyes, está permitido.
Asimismo, quizá conozcas a alguien que ha abortado o pensado en abortar. O quizá en un futuro esa persona puedas ser tú y te encuentres ante tan difícil decisión. Por eso es importante que sepas algunas cosas acerca del aborto.
El aborto es el homicidio de un ser humano antes de su nacimiento. Esto quiere decir que el bebé no se desarrollará de manera natural al interior de la madre hasta el parto, sino que, por algún motivo, será expulsado o extraído antes de tiempo. Para esto, debe considerarse que la vida inicia en el momento de la fecundación del óvulo de la mujer con el espermatozoide del hombre. Es en este momento cuando surge el nuevo ser humano. Si se le extrae del cuerpo de la madre muere antes de haber nacido.
Existen varios tipos de aborto. El primero es el aborto espontáneo, donde por situaciones imprevistas, como accidentes o anomalías en el embarazo, el embrión es expulsado del cuerpo de la madre antes de tiempo. En éste caso, la madre no tuvo ninguna culpa, pues se dio naturalmente y ella no buscó abortar.
El segundo es el aborto procurado o directo, en el que se busca de manera intencional el matar al nuevo ser humano en el vientre de la madre.
El aborto provocado que trae consigo la muerte de un ser humano provocará, tarde o temprano, el que la madre sufra tanto dolor físico como emocional. Además, en los abortos provocados la madre también puede llegar a perder la vida o sufrir algún daño que le pudiera impedir tener hijos en un futuro. El padre muchas veces sólo busca deshacerse de la responsabilidad de tener un hijo.
Todo lo anterior puede sonar muy conveniente, ya que abortar nos quita la responsabilidad de pasar por un embarazo y tener que cuidar a un hijo por el resto de nuestra vida. Si reflexionamos un poco sobre esta cuestión, nos daremos cuenta fácilmente de que aborto no es un derecho, porque no puede haber un derecho que permita dar muerte a otra persona. Existe el derecho a vivir, no el derecho a matar, por tanto debemos proteger y cuidar desde su concepción a ese ser humano que comienza su existencia. Además, la sociedad debe cuidar y proteger a las mujeres para que no vean al aborto como la única salida y reconsideren que, por muy difícil que sea su situación, siempre podrán salir adelante. En México existen instituciones que apoyan a la mujer en ésta situación ayudándole médica, psicológica y económicamente a sostener su embarazo, como VIFAC, YOLIGUANI, Centros de ayuda a la mujer de PROVIDA, entre muchos otros.