Todos hemos visto en alguna ocasión, la escena trágica de una película en la que el médico informa a los familiares de un enfermo grave, sobre su situación y recomendándole no decirle nada…por su bien.
Sin embargo, cuando toca a uno mismo estar en la situación con un enfermo, el dilema es muy fuerte: ¿Debe decírsele la verdad? ¿Será contraproducente para su salud?
En este artículo trataremos de dar respuesta a estas preguntas, desde una perspectiva de la persona y de su propia dignidad y que además afecta indiscutiblemente a toda la familia del enfermo.
Toda persona en uso de sus facultades mentales y goce de conciencia, tiene el derecho de conocer su situación de salud, sin cortapisas u ocultamientos. Este derecho deriva de que es libre por su propia naturaleza.
Es la persona misma quien construye su camino. La enfermedad es un medio, quizás doloroso, para la continuidad en ese camino que conduce a la perfección, a la trascendencia.
El dolor y el sufrimiento humanos, no son desperdicio, son oportunidad y conociendo la propia situación es oportunidad para mejorar y para corregir.
¿Cuántas personas no tienen la oportunidad de reencontrarse con alguien o para pedir perdón?
Del mismo modo en que desde una perspectiva bioética, la persona tiene derecho a conocer su situación, también lo tiene para conocer con detalle, resolviendo todas las dudas posibles, sobre el tratamiento que le será dado, su duración y efectos. Dialogándolo y optando en su caso, o incluso pidiendo otras opiniones médicas para tener un mayor criterio a la hora de decidir el tratamiento a seguir.
Que duro debe ser para tantas personas enfermas, pero conscientes, desconocer lo que se le hace… o deja de hacer para atender su propia enfermedad. La decisión queda en los familiares o en los médicos quiénes por mucho compromiso, no pueden ponerse en su lugar.
Todo paciente tiene derechos, pero son especialmente importantes los que se refieren a los enfermos terminales. Aquí los reproducimos, enfatizando que el primero, es el derecho a la verdad.
Derechos del Enfermo Terminal
- Ser tratado como un ser humano vivo.
- Recibir atención médica optima sin que esto implique aumentar su sufrimiento inútilmente (en lo posible sin dolor y consciente).
- Conocer la verdad (diagnóstico, procedimientos).
- Derecho a un diálogo confiable.
- Participar en las decisiones relacionadas consigo mismo y no ser juzgado por ellas.
- Poder expresar sus sentimientos y abrigar esperanzas.
- Recibir apoyo para lograr sus últimos anhelos.
- Ser escuchado y respetado en su silencio.
- Permanecer en compañía de sus seres queridos.
- Que se respeten sus creencias religiosas.
- A no morir solo.
- A morir en paz con dignidad.
Nos vemos la próxima semana con un nuevo tema y una nueva reflexión.
MBPP