Autor: Dora García Fernández
El consentimiento informado es el instrumento jurídico, escrito o verbal, que permite dar eficacia a los derechos humanos y hacer posible su protección. Es por eso que los profesionales de la salud no deben asumir al consentimiento informado como un simple procedimiento administrativo sino como un derecho cuyos fundamentos filosóficos, jurídicos y pedagógicos les permitirán actuar conforme con su finalidad ética. (Blank y Rodríguez, 2018) En este contexto, hablar del derecho a la vida implica referirnos al derecho humano por excelencia, sin el cual, los demás derechos no se podrían hacer respetar.
Se define al consentimiento informado como:
El acto mediante el cual se informa detalladamente al paciente sobre el padecimiento, los diversos procedimientos diagnósticos, terapéuticos, posibles complicaciones, secuelas o riesgos inherentes a ellos, a efecto de que decida y autorice los procedimientos médicos en forma consciente, libre y responsable. (Arellano y Vázquez, 2000, p.95)
Desde el punto de vista legal, el consentimiento informado es una manifestación de la autonomía del paciente, estableciendo un derecho por parte de éste y un deber por parte del médico. El eje de la relación se construye sobre la autonomía del paciente, quien en base a una información adecuada y de unos datos relevantes, queda en libertad para tomar la decisión que crea mejor. Es así que este consentimiento debe reunir cuatro requisitos que son:
- Capacidad: el individuo debe tener la habilidad de tomar decisiones.
- Voluntariedad: Los pacientes deben decidir libremente someterse a un tratamiento sin que haya persuasión, manipulación o coerción. Este requisito es vulnerado cuando no se ofrece al paciente el tiempo suficiente para reflexionar, consultar o decidir.
- Información: Esta debe ser comprensible y debe incluir el objetivo del tratamiento, su procedimiento, los beneficios, riesgos y secuelas.
- Comprensión: Es la capacidad de comprender que tiene el paciente que recibe la información. (Molina, 2019)
El consentimiento informado debe basarse en una información adecuada y comprensible, esto quiere decir que el lenguaje y la comunicación en general, debe acomodarse al entorno cultural de la persona en cuestión. (Fátima y Corral, 2019)
En México, el consentimiento informado está regulado por el artículo 103 de la Ley General de Salud y los artículos 80,81 y 82 del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica.
El consentimiento informado ante el COVID-19
Ahora bien, en el escenario de una pandemia como es el COVID-19, el consentimiento informado tendrá que dejar constancia de que el paciente ha sido ampliamente informado por el médico tratante sobre la evolución actual de su enfermedad, dejarle muy claro en lo que consiste una infección por COVID-19 y que existe la posibilidad de su traslado a terapia intensiva y el uso del respirador artificial, que eventualmente podría poner en riesgo su vida. Asimismo se le debe informar sobre el tratamiento a recibir que en este caso específico donde no existe un tratamiento comprobado para la enfermedad en cuestión , se autorice la aplicación de un tratamiento bajo una modalidad llamada “off label”, es decir, la posibilidad de utilizar algún medicamento para una indicación terapéutica distinta, por ejemplo el uso del Remdesivir, un antiviral ya autorizado para su uso en el COVID-19 tanto en Estados Unidos como en Japón, o la Hidroxicloroquina (que ha sido para tratar la malaria, artritis reumatooide y lupus), en la medida que no existan tratamientos específicos para la enfermedad en cuestión.
El paciente deberá estar informado que a la fecha no existe un tratamiento probado y autorizado para el COVID-19 y que ante la imperiosa necesidad de recibir tratamiento se le ofrecerá alguno ya aprobado para otros usos que intente mejorar su situación. Es importante que el paciente sepa que estos medicamentos, aun cuando se encuentran registrados y autorizados por las autoridades correspondientes como es en el caso de México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), para el tratamiento de otras enfermedades, el beneficio para el COVID-19 no ha sido probado, pero sí existen estudios en curso. Se le deberá informar también los efectos adversos que pudieran producir estos medicamentos.
Por ello, reiteramos que ante esta situación de incertidumbre es de vital importancia que a través del consentimiento informado, ya sea verbal o escrito, se tenga conocimiento, al ingresar a un hospital, de qué es lo que procede si se ha contraído esta enfermedad. (Orientación ética. OPS , 2020)
Las pandemias obligan a realizar investigaciones en situaciones de urgencia: con personas que padecen de una condición aguda, requieren intervenciones en un período de tiempo limitado y sufrirán consecuencias serias si no reciben intervenciones eficaces. Estas investigaciones presentan desafíos éticos específicos, incluyendo, desafortunadamente, dificultades para realizar procesos de consentimiento informado adecuados, por lo cual se deberán atender los criterios éticos establecidos para estos casos.
En específico, la Guía de Criterios Éticos ante Emergencias Sanitarias en México en el contexto de la pandemia por COVID-19, publicado por la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México, sugiere iniciar un proceso pronto y oportuno de consentimiento informado (no olvidando que se permite, en casos de urgencia, un consentimiento informado verbal que es más rápido y se adapta mejor a estos escenarios), con los pacientes que se presenten para su ingreso y valoración ya que éste permite informar al paciente respecto de su diagnóstico, pronóstico y tratamiento y, en caso de tratarse de pacientes cuyas condiciones los sitúan en poblaciones vulnerables y con pocas posibilidades de sobrevivencia, este proceso resultará de especial relevancia ya que se les dirá que por sus condiciones previas, no son candidatos para recibir tratamiento curativo, no obstante, siempre se le deberá remitir a otras áreas como los cuidados paliativos para que se les atienda y brinde calidad de vida. El paciente, a su vez, deberá ejercer su responsabilidad y responder hacia el bien común con una ética comunitaria con solidaridad. (Guía de Criterios Éticos, Universidad Anáhuac México, 2020)
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, consentimiento informado, covid-19, Derechos Humanos, Ética, pandemia, virus
Autor: Alan Fernando Martínez Reyes
Pocos acontecimientos son tan determinantes como para sellar un “antes” y un “después” en la historia de la humanidad. La pandemia ha sido uno de ello.
A poco más de un año del primer contagio en México, el brote originado por el Covid-19 ha exigido tanto para las instituciones del Estado, como para la sociedad en general, una capacidad de adaptación y renovación sin precedentes; y las autoridades electorales no han sido la excepción.
Para el caso específico de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) ha sido una oportunidad para reinventarse. Primero, replanteando sus procedimientos de manera integral a fin de dar cumplimiento a los fines institucionales establecidos en el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; segundo, para justificar su existencia, la cual ha sido cuestionada de manera recurrente en los últimos años.
Tres de las lecciones más significativas que está dejando esta emergencia sanitaria para los OPLES son: primero, priorizar aquello realmente importante; segundo, reconocer que la vida democrática seguirá su curso en un escenario de pandemia, por lo que más que nunca es necesario generar confianza ciudadana en la incertidumbre; y, por último, asumir que ningún actor podrá hacer frente a esta crisis sin el concurso decidido de la ciudadanía.
En cuanto a la primera enseñanza, las autoridades electorales tienen la oportunidad de reivindicar su relevancia como organismos que realizan funciones prioritarias en un periodo marcado por la categorización de las actividades “esenciales” y “no esenciales”. No solo porque tienen la trascendental encomienda de organizar los procesos electorales en las entidades federativas, sino también por el papel que desempeñan como “escuelas de ciudadanía”, fomentando los valores democráticos y la cultura participativa.
De tal suerte que, mencionar que parte del destino histórico de los estados de la República pende de estas instituciones no es exagerado, ya que de sus procedimientos emanarán las y los representantes populares encargados de encausar las decisiones públicas de su propia entidad, así como de infundir en la ciudadanía el anhelo de ver más allá de los intereses particulares y comprometerse a involucrarse en los asuntos públicos.
La segunda lección tiene que ver con el reconocimiento de que las sociedades democráticas tendrán que convivir con una pandemia, al menos, en el corto y mediano plazo. Ciertamente, esta emergencia sanitaria ha traído como secuelas un clima generalizado de incertidumbre social, acompañado de desánimo, miedo, confusión, escepticismo y desconfianza. Primero con el desconocimiento de la enfermedad, ahora con la disponibilidad y eficacia de la vacuna.
Estas condiciones acentúan aún más el campo de la desconfianza ciudadana, la cual ya se encontraba erosionada desde hace varios años. Diversos estudios han venido alertando de esta situación que subsiste de manera particular en América Latina. El último reporte de Latinobarómetro (2018) ha tildado a la región como la más desconfiada de la tierra, presentando mínimos históricos de confianza interpersonal. Además, señala que los niveles de confianza descienden sin importar la institución o el país (Latinobarómetro, 2018).
Esta situación es sumamente nociva, ya que sin la confianza no puede haber legitimidad en las elecciones. La confianza de la ciudadanía, por tanto, incide directamente en la legitimidad de la democracia al ser la piedra angular que le brinda justificación a las normas, a las prácticas y a las instituciones. En este sentido, Dieter Nohlen (2011) afirma que “la cuestión de la consolidación de la democracia está íntimamente relacionada con la cuestión de su aprobación por parte de la población”.
De cara a las elecciones de 2021, las autoridades electorales enfrentan el gran desafío de generar confianza para que la ciudadanía salga el próximo seis de junio a emitir su voto con la tranquilidad de que no se pondrá su salud en riesgo. La experiencia de los procesos electorales tanto en Coahuila como en Hidalgo, confirmaron que no solo es posible llevar a cabo elecciones seguras aún en contextos de emergencia sanitaria, sino absolutamente necesario. Para ello, las autoridades electorales han replanteado cada una de las actividades del proceso electoral a fin de celebrar elecciones seguras, confiables y técnicamente sólidas.
En Querétaro, por citar la entidad en la que resido, la autoridad electoral ha implementado rigurosamente las medidas sanitarias ordinarias, tales como usar el cubreboca de manera permanente, mantener la sana distancia, utilizar cgel antibacterial, comunicar frecuentemente el estado de posibles casos de contagio, llevar a cabo las sesiones de órganos colegiados en modalidad virtual, realizar pruebas de Covid-19 al funcionariado de manera aleatoria, sanitizar los espacios comunes, separar al funcionariado en diversas oficinas, colocar filtros sanitarios, etc.
Igualmente, se ha contemplado la reconfiguración de actividades específicas de proceso electoral, tales como la incorporación de sistemas en línea que faciliten el reclutamiento y selección de personal de los consejos distritales y municipales o los propios supervisores y capacitadores electorales locales; la realización de debates a la gubernatura con aforos limitados y sin público; la realización de actos protocolarios acatando las medidas de seguridad sanitaria; y la emisión de ordenamientos normativos que regulen el comportamiento de los diversos actores políticos, particularmente durante el periodo de campañas electorales.
Cabe resaltar que los diversos protocolos sanitarios han previsto que las candidaturas eviten que en sus eventos proselitistas asistan personas menores de 12 años, adultas mayores, con enfermedades crónicas o mujeres embarazadas. También, se ha prohibido la interacción en la entrega de propaganda entre una persona a otra.
Para la jornada electoral, se le suman las disposiciones emitidas por el Instituto Nacional Electoral (INE), algunas de las cuales serán las de evitar en las casillas que estén dos personas a la vez emitiendo su sufragio, mantener sana distancia en la fila, usar obligatoriamente cubrebocas y gel antibacterial, colocar mamparas sin cortinas para reducir superficies de contacto, sanitizar las casillas, ampliar la posibilidad de que el electorado lleve marcador o bolígrafo propio, dar prioridad a grupos vulnerables para votar, entre otras.
Todas estas medidas están pensadas para vencer el abstencionismo, que es uno de los principales rivales qué vencer. Con todo, así como está claro que la participación electoral el día de la jornada del 6 de junio será trascendental para que la legitimidad se deposite en las personas que realmente traducen la voluntad popular, también es cierto que el involucramiento de la ciudadanía en la democracia no se puede reducir a este tipo de participación, menos aún en el escenario pospandemia denominado “nueva normalidad”.
Una parte fundamental será la de asumir que ninguna institución, ningún gobierno, ningún líder podrá hacer frente a esta crisis sin la participación activa y propositiva de la sociedad en su conjunto. Quizás, las consecuencias no se hayan manifestado aún de manera radical ni alarmista en México, pero poco a poco la desconfianza y la apatía van sacando a la luz actitudes de egoísmo, intolerancia y polarización.
Por tanto, la participación ciudadana será crucial en el periodo pospandemia, puesto que es absolutamente necesaria la suma de esfuerzos colectivos que ayuden a reconstruir, desde el centro de los valores democráticos, las demás estructuras económicas, políticas, sociales y culturales.
Es aquí donde interactúa la última enseñanza de la pandemia, la multiplicidad de retos para organizar elecciones en tiempos de pandemia excede las competencias y capacidades de la autoridad electoral, por lo que vuelve imperativo que la ciudadanía alimente y nutra la democracia.
La educación cívica y la participación ciudadana son herramientas que permiten la resolución de las problemáticas sociales que afectan a una colectividad. Así, es fácil dilucidar el rol que jugarán los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs) en el fomento de la cultura participativa en la sociedad, ya que directa o indirectamente, será a través de estas instituciones por los que penda la estabilidad política de la sociedad.
Únicamente un comportamiento cívico permitirá superar esta complicada situación. Así lo menciona Milano (2020):
La participación ciudadana tiene un rol decisivo en los días que siguen. Su capacidad de organizarse en tiempo récord detrás de ideales de justicia ahora tiene la oportunidad histórica de demostrar su gran valor agregado organizándose hacia adentro, permaneciendo en el interior de las propias casas cuando así se lo indiquen las autoridades que, como los ciudadanos, desconocen lo que viene y están intentando tomar las mejores decisiones.
Si bien la pandemia ha acentuado la incertidumbre en el contexto político y social; esta situación presenta oportunidades para el crecimiento, el cambio positivo y la innovación en todos los ámbitos y el electoral no es la excepción. Los pasos a seguir están a la vista de todos: generar confianza ciudadana para propiciar la participación de la sociedad en las diversas etapas del proceso electoral, provocando así, el éxito de las elecciones. Consecuentemente, esto llevará a que las y los representantes populares emanen con legitimidad, y posean la gobernabilidad para poner en marcha sus propuestas que derivarán en mejores oportunidades para toda la población.
Al final de cuentas, el desafío histórico de la sociedad en el contexto de pandemia penderá de las actividades que realicen los OPLES en la generación de confianza y en la promoción de la participación; pero sobre todo en los valores que permeen en la sociedad; así como en su compromiso para ejercer su derecho al voto y su derecho a participar activamente en los asuntos públicos.
Recuperado:
Constitución Políticas de los Estados Unidos Mexicanos.
Corporación Latinobarómetro. (2018). Informe Latinobarómetro 2018. Recuperado de: https://www.latinobarometro.org/latNewsShowMore.jsp?evYEAR=2018&evMONTH=-1
Milano, F. (19 de marzo de 2020). Coronavirus. Participación ciudadana como deber cívico histórico. El Universal. Recuperado de: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/flavia-milano/coronavirus-participacion-ciudadana-como-deber-civico-historico
Nohlen, D. (2011). La democracia: instituciones, conceptos y contexto. México. Instituto Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Recuperado de: https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/id/3024
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, covid-19, democracia, elecciones, Ética, México, oples, pandemia
¿Acaso pensaste el pasado 31 de Diciembre al desear a tus seres queridos un feliz 2020 que ocurriría todo lo que nos ha tocado vivir?. Yo tampoco. De lo que si estoy convencida es que esta Navidad será muy diferente a las pasadas.
¡Ojo!, no estoy diciendo que será peor que los anteriores, simplemente será diferente. Hemos aprendido muchas lecciones de vida que podemos poner en práctica estas fiestas.
Lo más importante en nuestra vida son las relaciones humanas, sobretodo con nuestros seres queridos. Aunque no podamos abrazarlos o besarlos, podemos decirles con palabras o con una carta lo importante que son para nosotros, y lo mucho que los queremos y necesitamos.
Si por alguna circunstancia, estás peleado con algún familiar o amigo cercano; si hace meses o años que no te hablas con esa persona, es momento de dejar atrás rencores y resentimientos y limar asperezas. Toma el teléfono, habla con ellos, y perdónalos. El perdón es el mejor regalo que te puedes dar esta Navidad.
Y que decir de los regalos a los que estamos acostumbrados: dar y recibirlos. Una gran enseñanza de esta pandemia y confinamiento ha sido que podemos vivir con muy pocas cosas materiales, solo las necesarias, no las superfluas. Sugiero, dejar los regalos materiales a un lado, y a cambio dar un pequeño detalle, una carta o simplemente una sincera felicitación.
Lo más probable es que sean muy pocos los brindis de Navidad de las empresas; escasas las cenas con amigos cercanos y seguramente no tendremos las tradicionales posadas.
¿Por que no? este año destinar este dinero, que acostumbramos gastar en las fiestas o regalos navideños, a aquellas familias que están pasando momentos difíciles, que han perdido el empleo, o más duro aún han pérdido a un ser querido.
Me gusta esta Navidad diferente: menos gastos, regalos, fiestas, reuniones, y más reflexión, solidaridad, detalles, perdón y amor hacia los cercanos y también hacia los lejanos.
Te invito a centrarte y pensar lo que SI tienes en tu vida en estas fiestas: salud, trabajo, familia, bienestar, y dejar a un lado aquello que NO tendremos por el momento.
Estoy segura de que esta Navidad diferente, nos hará sentirnos mejores personas y más felices.
Te deseo una muy feliz Navidad en compañía de tus seres queridos! Te agradezco tu compañía a lo largo de este año tan especial y te mando un fuerte abrazo virtual con mucho cariño!
Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta
Etiquetas: Alegria, año nuevo, apoyo, Bioética, Bioética para todos, convivencia, covid-19, navidad, pandemia, seres queridos
Dra. María Elizabeth De los Rios Uriarte
Profesora e investigadora de la Facultad de Bioética
Universidad Anáhuac México
La pandemia por COVID en el mundo ha descubierto la frágil seguridad de la razón humana y nos ha abierto los ojos para darnos cuenta de que necesitamos acompañar la medicina y la técnica de una reflexión ética que nos permita tomar decisiones orientadas hacia salvaguardara aquellos valores que nos son más importantes: la vida, la dignidad, la integridad y la autonomía.
Decisiones sobre la asignación de recursos escasos, inicio o retiro de tratamientos o procedimientos médicos, consideraciones éticas para aminorar los sufrimientos de los pacientes terminales, etc, son sólo algunos de los ejemplos que dejan al descubierto la necesidad de contar con principios que dirijan nuestra conducta humana.
Ante estos escenarios de dudas inquietantes, la bioética cobra un papel preponderante pues, al ser una ciencia interdisciplinaria, convoca al diálogo para buscar soluciones integrales y orientar la toma de decisiones éticas.
Esta disciplina se remonta hasta 1927 cuando el teólogo protestante Fritz Jahr acuña el término Bio-Ethik para referirse a la ética del comportamiento humano pero no es si no hasta 1971 cuando el oncólogo holandés Van Ranssaeler Potter en su obra “Bioethics: bridge to the future” lanza a la fama el término de bioética para hacer referencia a la genuina preocupación por el cuidado del medio ambiente.
Con el paso del tiempo, la evolución del término ha ido centrándose en aquellas preguntas que giran en torno a las ciencias de la salud y de la vida en relación al comportamiento humano, es decir, la Bioética funge como brújula para orientar el qué hacer de los seres humanos frente a la vida y la salud.
Si bien es cierto que existen varios modelos de pensamiento en Bioética y que ésta, al considerar en su análisis los aspectos contextuales de cada país y de cada persona, no es menos cierto que, en términos generales, la Bioética permite la reflexión sobre lo que es bueno y ético y sobre lo que no lo es y, con ello, impulsa a elegir lo primero por encima de los segundo.
La complejidad de la Bioética radica en su método pues, de suyo, es una interdisciplina en donde confluyen, al menos, tres ciencias: la medicina, la filosofía y el derecho. Es por ello que hoy en día existen instituciones académicas que brindan programas de formación sólidos en esta materia y que han luchado contra los estigmas tradicionales que intentan rebajar el riguroso y sistemático estudio de esta interdisciplina a meras elucubraciones subjetivas.
En México, la Bioética ha ido cobrando fuerza gracias a los esfuerzos de la Comisión Nacional de Bioética y las instituciones educativas, concretamente, desde 2011 cuando se adiciona el artículo 41 bis y se reforma el artículo 98 de la Ley General de Salud para establecer la exigencia de que todas las instituciones de salud cuenten con un Comité Hospitalario de Bioética que deberá operar regularmente, estar conformado por personas que tengan formación previa, ser interdisciplinario y renovarse cada tres años.
Lo anterior ha sido un esfuerzo loable para impulsar la Bioética en el país; no obstante, aún tenemos que hacer más: necesitamos seguir preparando bioeticistas profesionales para llevar la bioética a la cama de los pacientes, estar a lado de médicos, pacientes y familias para coadyuvar a tomar las decisiones que salvaguarden la vida y a dignidad de los enfermos y que sean capaces de brindar respuestas rápidas y eficaces ante los dilemas éticos que los tiempos actuales presentan.
La necesidad de recurrir a la Bioética ha sido evidente en los últimos meses dada la complejidad de los cursos de acción a nivel sanitario. La demanda es altísima, la posibilidad de cubrirla aún escasa. ¿Asumiremos el reto cultural, económico y profesional de prepararnos e impulsar la Bioética en México?
Categoría:Bioética
Etiquetas: autonomía, Bioética, Bioética para todos, covid-19, Ética, integridad, pandemia, Vida
Por: Nelia Diaz Ortega
México es el hogar de aproximadamente 126.2 millones de personas, es uno de los pocos países del mundo que concentra un gran número de especies animales en su territorio; posee numerosas especies endémicas, contiene más de la mitad del total de ecosistemas que existen en el mundo, se hablan 69 idiomas, cuenta con reservas y recursos naturales privilegiados. Es un país lleno de cultura y tradiciones inigualables, de paisajes increíbles, de construcciones emblemáticas e históricas, tiene una gastronomía exquisita, entre muchas otras cosas, pero, a pesar de ser un lugar mágico, no todo es perfecto; una de las mas grandes problemáticas que asechan al país es la violencia, por si fuera poco, la crisis sanitaria está agravando aún más la situación.
Sin duda alguna lo que más distingue a México de otros países es su gente, el carácter de un mexicano es algo único, tiene un sentido del humor extraordinario, ni hablar cuando se trata de arreglar algo, la creatividad del mexicano es inalcanzable, no se diga de la unión con su familia y sus raíces o del empeño que siempre pone para salir adelante ante cualquier situación. México es un país lleno de hombres trabajadores, que luchan día con día para llevar el pan a su mesa, está lleno de personas con calor que se contagia, de patriotas llenos de orgullo y sentimiento por su nación y su bandera, sin embargo, México también es un país dolido, cansado de tanta injusticia y corrupción, harto de los constantes asesinatos y secuestros que se viven día con día, de estudiantes desaparecidos y madres golpeadas, de robos y asaltos, de prensa vendida y gobierno impune.
A través del tiempo México ha sido un país violento, como nación se ha visto envuelta en una gran cantidad de conflictos, como La Guerra Anglo-Española, La Independencia de México, La Guerra de los Pasteles, La Guerra de Estados Unidos o La Intervención Francesa, por mencionar algunas con otros países, pero particularmente, también nos hemos tropezado con lamentables hechos como la Revolución mexicana, la muerte de Colosio, la matanza de Tlatelolco, los 43 de Ayotzinapa, entre otros. Todo esto ha quedado plasmado en los libros, pero hoy México está escribiendo otra historia, hoy se viven por día (solo en la Ciudad de México) 48 asesinato dolosos, 3 feminicidios, 248 robos, 51 mujeres agredidas sexualmente y otros tantos que no restan importancia. Los cuales en algunas regiones y por algunos ciudadanos, son consideradas como algo común, como si esto fuera parte de la realidad y no se pudiera evitar. “La huella que ha dejado la violencia a lo largo de la historia no puede obviarse y menos aún en los espacios donde vivimos cotidianamente” (García González, 2014, p.106).
Para entender el problema desde la raíz, mencionaremos algunos de los hechos considerados como precursores de violencia en México, entre los cuales se encuentran: la corrupción, crimen organizado, autodefensa, actores estatales, la desigualdad, el desempleo, falta de oportunidad a jóvenes, ineficacia de autoridades, impunidad, tráfico de armas y narcomenudeo. Aun que son varias las causas y los tipos de violencia que se presentan, como se mencionó anteriormente, se analizara principalmente las consecuencias directas que el desempleo genera y como estas estan siendo agravadas, considerando que en los últimos meses se registra un mayor índice de desempleo debido a la pandemia del COVID-19, el cual también ha llegado a los mercados de valores y economías de todo el mundo, siendo gravemente afectadas y por desgracia, México no ha salido exento de repercusiones.
A principios del año en curso, en México la tasa de desocupación se aproximó al 3.7% de la población económicamente activa. Otra de las problemáticas es que la mayoría del mercado laboral mexicano no es estable, durante el tercer mes del año se registró que el 57.11% de los trabajadores son informales. Además, las cifras indican que 20 de cada 100 trabajadores se encuentran laborando de manera vulnerable, ya sea porque tienen jornadas laborales muy cortas o ingresos inferiores a los establecidos en el esquema de salarios mínimos.
La Secretaria de Hacienda decreto el 6 de mayo del presente año que, debido al confinamiento y al bajo flujo de personas para evitar contagios, se han perdido aproximadamente 667,000 empleos. Se puede observar la gráfica 1 en donde se muestra la pérdida de empleo registrada en abril del año 1994 a 2020.
Las empresas han disminuido la producción, los consumidores se limitan a comprar solo productos esenciales como consecuencia de la misma crisis, el turismo ha reducido significativamente. Estos sucesos no solo afectan individualmente a la población, sino que también afectan la economía de todo el país porque existe una reducción de la principal fuente de ingresos de la federación, como se muestra en la tabla 1.
La mala noticia y lo que se trata de exponer, es que cuando una persona no encuentra empleo, empieza a ubicarse en actividades ilícitas que le permitan obtener ingresos de forma fácil y rápida. Según un estudio realizado por Forbes, el desempleo es una de las razones más directamente relacionado con el robo y algunos delitos catalogados como menores. Y mientras que en todo el mundo la cifra de delitos ha disminuido debido al confinamiento, ya que se piensa que, entre menos personas en las calles, menos transporte y menos comercios abiertos, habrá menos oportunidades para delinquir, en México han aumentado y se estima que cuando se vuelva a la realidad, aumentara todavía más.
En el fondo de los problemas sociales que actualmente estamos observando, existen regímenes dictatoriales, fuertes desigualdades sociales y evidentemente un enorme desempleo. Además de que, si las empresas notan que logran operar eficientemente con poco personal, tal vez una gran cantidad de empleados no logren recuperar su empleo después de la pandemia. Sin lugar a dudas, el gran reto es restituir las plazas de trabajo perdidas y generar mejores condiciones de vida para la población. De no atenderse de inmediato este problema, se seguirán presentando brotes de violencia e inestabilidad, porque ante esta situación, el mexicano, desesperado, ha dejado de pensar y actuar como mexicano.
Comienza a buscar una solución; esto debido a que el gobierno no le da una, o también porque en muchos casos es probable que no haya tenido la educación suficiente, y por ende tampoco oportunidades que lo ayuden a salir de la problemática.
Por otro lado, el confinamiento también ha afectado directamente a cierto sector de la población incrementando la violencia doméstica, en abril se presentaron más de 20,000 llamadas al 911 en todo el país por esta causa, haciendo que muchas mujeres se encuentren en peligro y situaciones de vulnerabilidad en el lugar donde se supone más seguras deberían estar.
La respuesta al incremento de la violencia se ha complicado más que en situaciones normales, ya que las organizaciones encargadas de dar respuesta y actuar contra los abusos están desempeñando otras tareas, que supone el mismo combate de la pandemia. El gobierno envió a policías locales, a la Guardia Nacional y al ejército a vigilar y hacer cumplir las medidas de confinamiento. Sin embargo, el coronavirus no es la mayor causa de muerte en México, la ola de violencia ha provocado casi 10 veces más muertos que el COVID-19.
El primer paso hacia un país más fuerte es la formulación de una visión compartida y un entendimiento común sobre el país y sobre los esfuerzos de recuperación. “La antropología filosófica, y en particular la tomista, ha insistido sobre la unicidad del acto existencial y de la forma substancial en el individuo humano” (Sgreccia, 1997, p. 407).
México ha demostrado ser un país resiliente, que sabe y logra salir adelante sin importar las circunstancias. Sigamos ese modelo y a la vez tratemos de ser más solidarios con los demás y ayudar a los que menos tienen, ya que el 43.8% de la población vive en pobreza, mientras dos terceras partes de la riqueza del país está concentrada solo en el 10% de los habitantes. “La solidaridad es una verdadera y propia virtud moral, no un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común” (Pontificio Consejo Justicia y Paz, 2005, p. 12). Considerando como bien común la suma de los bienes de todo el cuerpo social, no la de cada sujeto en particular. Con una finalidad colectiva e indivisible que solo juntos es posible alcanzar. Es el deber de cada integrante de la sociedad, según las propias capacidades y posibilidades apoyar este movimiento y también tratar de reactivar la economía.
Para así, lograr superar o disminuir el porcentaje de desempleo y con ayuda de los valores, las virtudes y la educación, de la mano, resolver una de las más grandes problemáticas del país como lo es la violencia. “Buscar la paz implica tener confianza en el ser humano, por lo cual, las normas éticas no pueden escapar del testimonio de la realidad” (García González, 2014, p.111). Esa certeza de que las cosas podrían ser de otra manera puede no ser una realidad muy lejana. Pero el cambio está en cada ciudadano, aplicando también la postura filosófica utilitarista, la cual nos dice que “la elección moral debe ser basada en la obtención del mayor bienestar factible, de apoyar las preferencias y de minimizar los sufrimientos, para el mayor número de individuos” (Tarasco, 2009, p. 9).
México puede cambiar el final de esta historia, ha comprobado anteriormente que unido es imparable. En el 2017 se demostró sin lugar a duda, la forma en que la gente participó y tomó la iniciativa, ayudando a salvar muchas vidas y evitando nuevas tragedias fue única. La resiliencia nos llama a aprender de estos y los nuevos retos para enfrentarlos cada vez de mejor manera. Para ello, resulta de enorme valor la conciencia de cada mexicano. El término vida humana se entiende en sus expresiones corporales, psicológicas y espirituales, y ciertamente se debe
atribuir el deber del respeto a todas estas dimensiones, en otras palabras, debemos respetar nuestro país y a cada ciudadano. La suma de sus esfuerzos en cada barrio, escuela y comunidad es indispensable para seguir avanzando en este camino como país. El compromiso de la comunidad y la inclusión de los grupos vulnerables son clave para construir una conciencia y un plan de gestión ante cualquier circunstancia de crisis. Pero, para lograr una sociedad resiliente, debemos considerar el pasado, entender su historia y tomar en cuenta los escenarios futuros derivados de la transformación social. “Se trata, pues, de rescatar y hacer visibles estos procesos para impulsar una nueva forma de enfrentar la realidad, sin los prejuicios arraigados que cancelan las posibilidades en torno a la paz. Con ello, si queremos la paz preparémonos para ella, escuchémosla, evitemos ser sordos ante sus lamentaciones” (Erasmo, 2000, p. 392).
CONCLUSIÓN
México sin duda alguna, se enfrenta a un gran desafío en la búsqueda de la disminución de la violencia y el desempleo, que como se expuso anteriormente son una problemática que viene asechándolo desde hace tiempo, pero ahora toca evitar que se expanda. Como país, México se ha doblado muchas veces, pero nunca se ha partido. No importa el color del gobierno o sus propuestas, la bandera es la misma y lo único que ha hecho que México siempre logre salir adelante es el sudor de cada mexicano y el empuje de sus corazones. Voltear hacia enfrente y sentir la unión y poder que ser mexicano significa, llena de grandeza, de orgullo y eso es lo que realmente define a México, no las cifras, ni sus problemas, ni el gobierno, ni el virus.
La imaginación para la paz no es ilusoria y trata de desenmascarar la falsa realidad al proyectar situaciones superiores y mejores. Justo así se construyen modelos de sociedad proyectadas, sugiriendo modelos de sociedades no violentas, sociedades pacíficas que censuran y reprueban a la sociedad beligerante presente. Es una mirada ética sobre el mundo que imprime la convicción de posibilidades mejores. Aun en los cielos más sombríos, el horizonte que aparece e impulsa para seguir adelante es aquel que irrumpe en la realidad y procede con una imaginación creadora continua, ante las lógicas belicistas. La superación y trascendencia de los conflictos y situaciones de violencia permiten lograr la paz. La violencia, en general, va mermando la capacidad de transformación de los conflictos debido a que “vuelve pesimista a la gente” (Galtung, 1998, p. 112). De ahí que reconstruir las heridas y los efectos de la violencia,
reconciliarnos con el mundo, restañarlo y resarcirlo imaginativamente permite construir una sociedad menos violenta y ratificará la posibilidad de hacer las paces (García González, 2014, p.121).
Por : Eduardo David Velasco Dávalos y Samantha Lilián López Gómez
Actualmente una de las problemáticas que más se vive en nuestro país es la deficiencia que hay en el funcionamiento y eficacia del sistema de salud pública, tomando en cuenta la disparidad de las posibilidades económicas y la escasez de recursos que la gran mayoría de la población tiene. Debemos estar conscientes de que este tema no es nuevo ya que en los últimos años ha generado diferentes problemas que hoy en día se han visto más expuestos.
La actual Pandemia del COVID-19 ha situado a México en una posición donde el sistema de salud pública queda al descubierto, por lo que surgen los siguientes cuestionamientos ¿se puede priorizar pacientes por encima de otros? ¿vale más la vida de un adulto que puede ser económicamente activo que la de un señor de la tercera edad? , lo que desafortunadamente pone en una situación difícil a nuestros profesionales de la salud ya que se han visto en la necesidad de recurrir a estas prácticas debido a la gran demanda y por los pocos recursos con los que cuenta nuestro sistema de salud, pensando en lo que supuestamente es óptimo para la situación cuando la realidad debería ser completamente otra. Siendo éticos esto puede cambiar.
Hoy en día sabemos que la situación en nuestro país no entra en los criterios para poder considerarla normal, la actual pandemia mundial ocasionada por el nuevo coronavirus (COVID-19) le ha dado un giro drástico al mundo entero, tanto la economía como la sociedad están de cabeza, sufriendo las consecuencias que cualquier problema imprevisto puede tener y que hablando estrictamente sobre los problemas que implican la salud de la población pueden conllevar limitaciones más abruptas y complejas para la misma que al momento de buscar cuidar y preservar un aspecto esencial de la vida se tienen que adoptar ciertos sacrificios y estrategias que afectan otros aspectos de ésta y conlleven a actuar de manera que no es considerada éticamente correcta.
Desafortunadamente en los últimos años se ha presentado un incremento notable en algunos problemas del país, tales como la pobreza o el desempleo, pero no podemos dejar de lado el inminente problema que existe en el sector de salud, la Secretaría de Salud se ha visto envuelta en problemáticas de gran importancia recientemente como es la falta de capital y los desabastos que ha originado en las diferentes instituciones de salud. La pandemia del coronavirus llegó a México en un momento poco favorable en el que las debilidades del sistema de salud se han visto aún más expuestas, el rápido incremento de los casos de esta nueva enfermedad ha superado la capacidad de muchos hospitales tanto en el sector público como privado y el número del personal de salud como médicos y enfermeros, también se ha visto sobrepasado por el número de pacientes. Esto no sólo refleja un problema directamente en la práctica y en el manejo de la situación, sino que también ha llevado a muchas personas a un extremo en donde tienen que tomar decisiones drásticas en cuanto a la vida de las personas, aquí es donde podemos hacernos preguntas de suma importancia como ¿Se pueden priorizar algunos pacientes por encima de otros? ¿Vale más la vida de un adulto que puede ser económicamente activo que la de un adulto de la tercera edad? Todas estas preguntas están hechas con un único fin, ir más allá de la práctica inmediata de la medicina y de las estrategias actuales de salud y sobre todo pensar en los pacientes como personas, teniendo una visión futura que sólo tomar en cuenta el presente.
Lamentablemente muchos profesionales de la salud se han visto en esta situación de haber tomado decisiones apresuradas y radicales sobre la vida y la dignidad de algunos pacientes, pero si nos enfocamos a revisar a fondo todas las características del ser humano como persona y todos los aspectos que esto involucra, la decisión deja de ser tan complicada.
¿Qué es el COVID-19 y por qué es tan peligroso para la salud?
La actual pandemia es ocasionada por un virus perteneciente a una amplia familia de los llamados coronavirus, estos son causantes de diferentes enfermedades de las vías respiratorias, desde resfriados comunes hasta insuficiencias respiratorias graves, una característica importante de estos es que son zoonóticos, es decir, pueden transmitirse entre animales y humanos. Algunos de estos virus han sido responsables de enfermedades como el síndrome respiratorio de medio oriente (MERS-CoV) o el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), en este caso el virus llamado SARS-CoV2 (de las siglas en inglés severe acute respiratory syndrome coronavirus 2) ocasiona la enfermedad catalogada como COVID-19 (de las siglas en inglés coronavirus disease of 2019).
Esta enfermedad tiene las mismas características que cualquier otra que involucre la afectación de las vías respiratorias, por lo que se presenta con los mismos síntomas: fiebre, tos seca y cansancio, congestión nasal, dolor de cabeza y dolor de garganta, estos síntomas suelen comenzar de forma repentina y leve pero con el tiempo puede agravarse hasta llegar a presentar una dificultad para respirar. El contagio es principalmente por el contacto con el virus y cualquier zona del cuerpo que tenga mucosas y de esta manera un acceso directo al organismo, la conformación estructural del virus es muy similar a la de los genes del humano por lo que ingresa de manera muy fácil al organismo, de ahí el peligro que representa, aunado a que tanto la enfermedad como el virus que la ocasiona eran desconocidos en el mundo hasta el inicio de su brote en la ciudad de Wuhan en China, por lo que no se cuenta con ningún antecedente de tratamientos o vacunas para poder contrarrestarlo.
La actual situación
Como se ha visto México se encuentra en una situación poco favorable con respecto al COVID- 19, el número de casos hasta hoy son más de 35,000 personas y seguirán aumentando con el paso de los días, esto genera una suma preocupación para el resto del país. Es por ello la importancia de analizar el sistema de salud con el que contamos hoy en día los mexicanos,
desde hace algunos años se conoce que ha existido un mal manejo en cuanto a los recursos económicos que dispone el gobierno para la inversión en el sector público de Salud, por lo que en los hospitales esto se ha visto reflejado con un desabasto de medicamentos, con conflictos en el desvío de recursos financieros en la compra de equipo e insumos médicos, entre otras situaciones. Pero ¿Cómo es que se llegó a esta crisis en el Sector de salud? Esto es una de las cuestiones que causa mayor conflicto, debido a la falta de transparencia por parte de las distintas autoridades, ya que hay que recordar que la decisión no sólo es tomada por uno sino por un conjunto, por lo que México es uno de los países que destina menos porcentaje de PIB hacia el sector de salud.
Actualmente esta problemática se ha visto mucho más expuesta frente a la pandemia, debido a que los profesionales de la salud desde un principio no contaban con el equipo de seguridad necesario para poder atender a los pacientes con COVID-19 y por supuesto el gobierno les ha negado la prueba de detección de dicha enfermedad, esto ha generado inconformidades en ellos ya que anteponen su seguridad y la de sus familias. Además de que día con día se encargan de preservar la salud de los pacientes, es indispensable recordar que los médicos, enfermeros y todo el personal de salud juegan un rol sumamente importante, no debemos olvidar que también son personas que arriesgan su vida por los demás, que tienen derecho a la salud, entonces
¿Dónde queda su derecho a la salud? Todos los individuos con respecto al artículo 4º constitucional tienen “derecho a la protección de la salud, donde se tiene que brindar un sistema digno y completo” (Secretaría de Salud, 2015, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos). Por lo que en este caso se estaría violando sistemáticamente este derecho y no sólo el de los profesionales de salud sino también de cada uno de los pacientes que son atendidos por ellos. Y es en donde nos damos cuenta de que el que más viola los derechos humanos es el propio hombre.
Aunque se esperaba que las cifras fueran positivas en cuanto a la curva de contagios, esto no fue así por lo que México ahora enfrenta otra cuestión que es la alta demanda hospitalaria, esto conlleva a que los mismos médicos tomen decisiones de índole ética en escenarios más complejos y esto los puede orillar a actuar de manera que para algunos no es considerado éticamente correcta. Es donde a partir de esto, se pueden discutir distintos puntos como:
La asignación de los ventiladores en los pacientes es una situación en la que se implica una decisión muy difícil hoy en día, ya que al encontrarnos en una fase donde el número de casos incrementan, se necesita priorizar pacientes con respectos a otros, aquí es donde surgen los siguientes dilemas éticos ¿Se puede priorizar la vida de una persona sobre otra? ¿Vale más la vida de alguien económicamente activo que de una persona de la tercera edad? ¿Por qué le darían el respirador a alguien con más posibilidades de vivir? Cabe recalcar que todo ser humano tiene derecho a la vida y que este es inalienable, todos contamos con los mismos derechos sin importar la religión, raza, etc.
“El motivo por el que la vida humana debe ser respetada se basa sobre todo en el hecho de que la vida humana, en su integridad y globalidad, y por ello mismo en realidad biológica, pertenece a la persona con la que constituye una unidad orgánica existencial” (Tarasco M., 2017)
Es importante recalcar que los criterios tomados en cuenta no siempre resultarán éticos para todos, por ejemplo:
En medicina de emergencias, existe un mecanismo de atención de desastres o de accidentes con víctimas múltiples que se denomina triage, que significa “clasificación”, de esta manera ejecutando un protocolo de evaluación rápida se determina quienes tienen mayores posibilidades de sobrevivencia y quiénes por su condición presente o subyacente, no. Actualmente se están elaborando guías de criterios éticos que pretenden apoyar la labor de seleccionar pacientes para la asignación de recursos escasos (Profesora e Investigadora: De los Ríos Uriarte María Elizabeth, 2020)
Por ello se ha generado una situación de gran controversia para muchos, ya que buscan involucrar la edad de los pacientes como uno de los criterios establecidos, esto nos sitúa a tener una actitud utilitarista y en parte sociobiologista porque se reduce la dignidad de la persona y el derecho a la vida, mientras que si se toman criterios absolutos esto reduciría aún más las posibilidades de no poder salvar más vidas ante esta situación. Sin embargo, algunos médicos han tomado en cuenta otros criterios como: la autonomía del paciente, su estado general de salud y la gravedad de la enfermedad, ya que para los casos graves de COVID-19 no resulta nada fácil la reanimación debido a que puede generar secuelas importantes para pacientes con estado de salud delicado, entonces se recomienda optar por cuidados paliativos. Por lo que entra uno de los principios de la ética que es “No todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable”.
De esta manera se ha visto implicada la labor de todos los profesionales de la salud ya que, pese a las recomendaciones, son ellos quienes toman las decisiones de forma espontánea y con la falta de recursos de los hospitales en los que se encuentran resulta complicado, esto ha orillado a que lleven una gran carga moral conforme a las medidas que han tomado frente al COVID-19. Es de suma importancia recordar que ningún ser humano tiene la capacidad de decidir sobre quién puede vivir, la vida es una ley moral natural del ser, por lo que uno de los principios de la bioética corresponde a la inviolabilidad de esta.
Probablemente sin la falta de recursos, las decisiones que se tienen que tomar ante esta situación serían más aceptables, pero no sólo influye esto, sino la relevancia de un ser humano ético en la sociedad, que posea valores, virtudes y una conciencia moral recta y verdadera, es decir, que no juzgue, sino que ésta obligue a actuar de forma concreta, ya que nos lleva a discernir entre lo bien y lo mal. De esta manera al tener implícita la ética en nuestras vidas podemos determinar nuestras acciones con respecto a nuestros pensamientos y así proveer soluciones a las diversas situaciones que se suelen presentar.
Conclusión
Finalmente, después de haber revisado diferentes puntos acerca de la actual problemática ética/médica que enfrentamos ante la pandemia del COVID-19 podemos darnos cuenta que no es algo simple ni sencillo de lo que estamos hablando, el hecho de poner a unas personas y su vida sobre otras refleja la falta de ética que se tiene en la sociedad, no sólo por parte del personal médico si no de todas las demás personas que aun estando al pendiente no hacen nada al respecto. Siendo objetivos y con base en todos los principios de la bioética todo lo que está pasando no tiene justificación alguna, la manera en la que se nos presentan las cosas es meramente utilitarista y no debemos de ir por ahí.
Viéndolo así la solución es muy evidente, dejando de lado que una opción muy favorable sería el apoyo y el desarrollo de la infraestructura del sector salud para poder evitar estas situaciones desde un principio, la mejor solución es que todos debemos de tener presenta la ética y ser éticos, podríamos basarnos en el imperativo categórico de Kant y actuar de manera que nuestro actuar pueda considerarse una ley universal, ver los actos no solo como cosas que pasan, pensar en estos viendo los diferentes factores para que sean actos éticamente correctos, de esta manera y guiándonos por el personalismo todo sería más sencillo, cualquier dilema de esta índole no tendría porque afectarnos, si todos somos éticos esto no tendría que afectarnos en lo más mínimo. Pero esto no debe entenderse como un cambio que aparecería por sí solo, es muy importante que todas las escuelas se tomen enserio el plan de estudios que tienen y que impartan de manera adecuada los contenidos necesarios para que con el tiempo la sociedad crezca con personas basadas en la ética y que de esta manera la gente cada vez sea más capaz de discernir lo que se debe de hacer en casos como al que nos enfrentamos actualmente.
Referencias bibliográficas:
Referencias escritas:
1.- Dra. Tarasco M. (2017) Diversas Posturas Filosóficas que Influyen en el Razonamiento Bioético, Capítulo 8. Ciudad de México.
2.- Dra. Tarasco M. (2017) Diversas Posturas Filosóficas que Influyen en el Razonamiento Bioético, Capítulo 9. Ciudad de México.
3.- Sgreccia, M. E. (2017). Manual de bioética. Ciudad de México.
4.- De los Ríos Uriarte M. E. (2020). Ética en el triage. Ciudad de México.
Referencias electrónicas:
1.- Coronavirus COVID-19 Informe técnico. (2020). Recuperado de 11 de mayo del 2020, desde https://www.portalfarma.com/Profesionales/campanaspf/Asesoramiento- salud-publica/infeccion-coronavirus-2019-nCoV/Documents/Informe-tecnico- Coronavirus.pdf.
2.- COVID-19. gob.mx. (2020). Recuperado de 11 de mayo del 2020, desde https://coronavirus.gob.mx/covid-19/.
3.- Coronavirus disease (COVID-19). Who.int. (2020). Retrieved 10 May 2020, from https://www.who.int/westernpacific/emergencies/covid-19.
Por: Isidoro Levy Guakil
Mientras el mundo unido se esfuerza en mitigar la propagación del Covid-19; una crisis sanitaria especialmente de característica e impacto urbano, las ciudades en el mundo han fallado, provocando la propagación del contagio en grandes escalas, y la pandemia ha abrumado los sistemas de atención médica, lo que ha llevado a tomar medidas preventivas dramáticas en muchos países.
Esta crisis, no nos dejan más que reflexionar sobre lo que teníamos, lo que tenemos hoy en día, y lo que debemos tener en un futuro, y es por eso que nos resulta en un momento de oportunidad hacia el futuro, debemos pensar en como diseñar las ciudades más seguras y con resiliencia hacia las pandemias para aportar ciudades y comunidades más sostenibles en el futuro próximo, y así potenciar nuestras ciudades para ser un arma más contra las pandemias. La bioética medioambiental bien nos dice como debemos quitar estas situaciones de riesgo que tenemos en cada una de las ciudades del mundo y empezar a diseñar de una manera más segura, debemos diseñar ciudades que garanticen los servicios básicos accesibles para todos, así como también se debe planificar que las áreas residenciales, fundamentalmente, estén próximas a las zonas verdes, entre varias otras acciones para reducir significativamente el número de muertes prematuras en la población y la propagación de pandemias.
Nos encontramos en un escenario mundial de rápida urbanización y disrupciones que cambian drásticamente la vida urbana. Vivimos en un mundo que está consumiendo más recursos de los que la tierra posee y comprometiendo seriamente la sustentabilidad del planeta. Esa extrema industrialización convirtió a las ciudades en las más voraces consumidoras de materiales, las que más recursos energéticos demandan y las que más basura generan. Ahora se agrega a este panorama la pandemia del Covid-19, una novedad que complica aún más el escenario.
El cambio tiene que ver con aprender a redefinir los problemas y sus condiciones de forma contextual y relacional, teniendo en cuenta que el inicio del análisis lo constituye la unidad hombre-entorno y no cada uno de forma separada. Ya que “si definimos problemáticas bioéticas y medioambientales de forma aislada será difícil hallas soluciones posibles.” (Blas lahitte, Hector, 2011)
Por ello, en clave de resiliencia, para aportar en la construcción de ciudades y comunidades más sostenibles en el futuro próximo, se debe plantear primero los aspectos más importantes que deben cambiar, “la salud, la educación, movilidad, comunicación, escala, gestión, entre otros son en lo que una ciudad se debe enfocar para hacer un cambio real ante las pandemias” (Victor Bouzas Blanco, 2020)
En el ámbito de la salud, el proceso de expansión del virus ha demostrado la debilidad de los sistemas de salud de las ciudades del mundo, incluso en países desarrollados. En este sentido es obvio que los sistemas de salud requieren más capacidades en términos de infraestructura (más unidades de cuidados intensivos, más personal, mejores protocolos, etc.); y el mismo principio de la ética nos dice es una responsabilidad el compartir el conocimiento creado en estos meses será fundamental en el futuro para responder más pronto y mejor ante una crisis sanitaria.
“La creación de la red Ciudades por la Salud Global (Cities for Global Health) en la que los gobiernos locales comparten libremente información sobre sus decisiones y acciones en medio de la pandemia; es un ejemplo, si bien es útil para que alcaldes, gobernadores y presidentes actúen en el momento, este repositorio se convierte en una herramienta para mejorar los sistemas públicos de salud en el futuro próximo.” (LA Network, 2020). Esto implica también garantizar los servicios básicos, ya que muchas infraestructuras y dotaciones no se planifican para escenarios extremos sino en condiciones habituales, por tanto, en estos días por desgracia observamos la saturación del servicio sanitario en muchas ciudades de los países afectados por coronavirus. A pesar de que los urbanistas no tienen un papel fundamental, si que se debe realizar una reflexión cómo se puede proporcionar la mejor y más eficiente atención médica en una ciudad. También tenemos retos como mejorar la capacidad del transporte para conectar a los ciudadanos con el sistema de salud de manera segura y manera higiénica; ya que son esenciales para una ciudad que se enfrenta a una pandemia y así poder combatir o mínimo prevenir un poco la crisis.
En cuanto a la movilidad de una ciudad, la Directora Ejecutiva de ONU Habitat, Maimunah Mohd Sharif, hizo un llamado muy concreto para lo que debe ser la movilidad de las ciudades luego de la pandemia por covid-19 y sus aprendizajes. “Hago un llamamiento a todos para que proporcionen una movilidad segura hoy y empiecen a planificar la movilidad sostenible del mañana”.
Desde la perspectiva de la ética y el principio de la no-maleficiencia, las ciudades sobre todo deben ahora mantener un buen servicio público y la confianza en un buen servicio público, ya que hoy más que nunca, la movilidad dentro de una ciudad puede significar la vida o la muerte de personas, las ciudades deben de dar prioridad al acceso a las personas que necesiten un transporte asequible y seguro, entre ellas las personas con discapacidad y las que estaban empleadas en los servicios esenciales.
En estos momentos la necesidad de mantener las redes de transporte público durante y después del brote, como columna vertebral de las ciudades, es lo que puede garantizar que la crisis sanitaria no se convierta en una crisis social, el transporte público es un servicio esencial para hacer frente a la pandemia. Ya que ”todos los medios de transporte público se consideren ahora como un servicio público, para salvar vidas y medios de subsistencia» (Maimunah Mohd Sharif, 2020)
“La ciudad es la forma y el símbolo de una relación social integrada”. (Lwesi Mumford, 1938), tomando en cuenta esto, podemos entender que “los procesos de planificación urbana participativos y los enfoques centrados en los grupos vulnerables, además de reducir el riesgo y facilitar la aplicación de los planes urbanos, ayudan a lograr un desarrollo equitativo y sostenible en las comunidades urbanas.” (UNISDR, 2017) y es por eso que sabemos la importancia de una comunicación buena dentro de las ciudades, desde la gestión hasta el comunicar a los habitantes es una gran herramienta para la prevención de pandemias como el Covid-19, haciendo a un lado todo el principio del modelo personalista y enfocándonos en un modelo de la bioética de la virtud donde nos tenemos que enofcar ne las personas y en donde se enfocar en la moral, la moral de comunicar las medidas adecuadas para la prevensión de contagios y la moral de comunicar a su ves, información concreta y real sobre las situaciones que estén pasando dentro de las ciudades, ya que el conocimiento y la comunicación es la mejor herramienta para combatir la propagación de virus.
La crisis que estamos viviendo el mundo entero en estas épocas es sin duda, una de las mayores amenazas que ha vivido el planeta en las últimas décadas, y muchos expertos pronostican que las pandemias se presentaran cada 5-10 años si no hacemos algo, es por eso que decidí hablar sobre este tema, porque la mejor manera de prevenir en un futuro una catástrofe de esta magnitud como futuro arquitecto y urbanista es al diseñar las ciudades para que sean menos factibles a las pandemias y a la propagación de estas mismas, como ya mencionamos, debemos de bajar la escala de las ciudades de hoy en día, ya no puede ser posible ciudades con 5 millones de habitantes en donde es prácticamente imposible evitar el contagio entre unos y otros, debemos planificar de una mejor manera las lineas de servicios básicos, la movilidad dentro de una ciudad, incrementar la más forestal de las ciudades, poner centros de atención medica en cada centro de barrios, y muchas más como ya mencionamos.
Está en nuestras manos si decidimos seguir viviendo de la misma manera que nos llevo a estar en esta situación, o actuar y hacer cambios en nuestra forma de vivir y de habitar nuestros espacios, ya no podemos seguir dañando al mundo y definitivamente ya no podemos seguir con el mismo estilo de vida de siempre. Esto fue un llamado del planeta para decirnos que algo estamos haciendo mal y que debemos de cambiar.
De un día para otro nuestra vida cambió, se detuvo; un virus contagioso que parecía lejano y que surgió en China se fue acercando hasta llegar a nuestro país, a nuestra casa.
Llevamos más de dos meses sin salir de casa: ¿Qué ha sucedido con la relación de pareja? ¿Se ha visto afectada? Reflexionemos sobre este tema.
Llevo casada casi 39 años, tengo un buen matrimonio, con las dificultades normales de una relación. Sin embargo, la convivencia diaria con mi esposo, al igual que la de gran cantidad de matrimonios es mucho más intensa desde que inició la pandemia, de solo algunas horas, ahora son las veinticuatro horas al día, siete días a la semana.
Esta realidad, nos ha planteado tanto retos como oportunidades para que la relación se fortaleza y mejore.
Comparto algunos consejos que pueden ayudarles como matrimonio en estos momentos:
- Organizar tareas y actividades del hogar: en forma equitativa, que todos colaboren para que no recaiga en una sola persona. Esto ayudará a establecer una rutina en la familia.
- Reorganizar el tiempo y las actividades con los hijos: clases en línea, tiempo ante las pantallas, diversiones, tiempo libre.
- Horario de trabajo y espacio de ambos: ponerse de acuerdo para que cada uno realice sus actividades de trabajo en un espacio adecuado; contar con una hora de inicio y fin para llevarlas a cabo. Son importantes las actividades que tiene cada uno y deben respetarse.
- Vida social individual: no sentirse mal si nuestra pareja realiza llamadas, envía mensajes o se conecta con su familia o amigos. Lo podemos hacer juntos o separados.
- Romper con la monotonía: constantemente nos quejamos de la falta de tiempo. Mejor aprovecharlo ahora que lo tenemos: cocinar, leer, ver buenas películas, juegos de mesa, arreglar la casa, disfrutar de recuerdos familiares, entre otras muchas posibilidades.
- Tiempo para hablar: vernos a los ojos para compartir pensamientos y sentimientos, siempre con sentido del humor, respeto y prudencia.
- Selección de lo que vemos y escuchamos: estamos sobre informados, por lo que tenemos que elegir el tiempo y la calidad de las noticias que queremos recibir.
- Crear momentos de intimidad: planear una cena, elegir una buena película, bailar juntos, fomentar encuentros sexuales.
- Saber decir lo que te molesta: es mejor decir las cosas con las cuales no estamos de acuerdo, antes de que se acumulen y exploten. Siempre con respeto y considerando las circunstancias adecuadas.
- Verse bien: es muy importante la imagen personal, bañarse, arreglarse, pintarse para agradar al otro.
- Controlar los enojos: la convivencia intensa que estamos viviendo puede generar discusiones y pleitos muy fácilmente. No conviene pelear por tonterías y mejor analizar la importancia de nuestras diferencias.
- Solución de conflictos: saber identificar el problema, analizarlo y ver las posibles soluciones a implementar. Para que un conflicto termine se necesita de dos personas.
- Empatía: ¿qué siente el otro?, ¿qué le está sucediendo?, ¿qué emociones está experimentando?
- Ver lo positivo: reflexionar sobre cuales son nuestras bendiciones: salud, familia, trabajo, amigos y escribirlas.
- Rezar juntos, teniendo fe en que esto terminará y que saldremos beneficiados.
- Pensar en los posibles escenarios: ¿qué hacer si nuestros hijos entran a la escuela más tarde de lo planeado?, ¿qué hacer si el trabajo en casa continúa?, entre otras preguntas. No ser alarmistas, pero si ser realistas y aceptar que puede suceder.
- Planear para cuando esto termine: ¿qué quiero cambiar personalmente?, ¿cómo pareja?, ¿cómo familia?
Cuida mucho tu matrimonio en estos momentos y no permites que la relación se deteriore y mucho menos que el amor disminuya.
Autor: Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta
Nadie se salva solo. Esta sentencia parece estar recorriendo nuestras mentes y corazones desde el inicio de la pandemia del coronavirus y, sin embargo, las medidas de contención obligan a estar solos, confinados en casa, en el mejor de los casos rodeados de la familia y, en el peor, en la soledad que desgarra.
¿Cómo resolver esta contradicción entre la necesidad de los otros y la obligación de aislarnos de ellos? Quizá haya que echar mano de un nuevo concepto que ha estado surgiendo en las conversaciones de los dirigentes de diversos países y de los organismos internacionales: una solidaridad universal.
Estar cerca del otro no necesariamente conlleva una cercanía física, lo hemos descubierto con el uso de las tecnologías que nos acercan y hasta nos permiten pasar un cumpleaños virtual con muestras de cariño que, quizá de forma presencial, no hubiéramos podido sentir. El estar en casa obliga a estar en las pantallas, es decir, no hay pretextos para no estar, para ausentarse, para evadir las llamadas, los compromisos, la responsabilidad. Estas en casa y tienes tiempo, de hecho, todo tu tiempo está disponible, a veces debatiéndose entre las obligaciones laborales y las necesidades familiares pero de que hay tiempo, eso, nadie lo puede negar.
La nueva solidaridad que proponen tendría que trascender la capacidad de estar físicamente tal como lo hemos trascendido todos desde hace varios meses, encontrar la manera de atender las necesidades de los otros –sin olvidar las nuestras- desde las trincheras de las nuevas tecnologías y de la distancia social, que no emocional.
Ante la constatación del fracaso de los sistemas gubernamentales y del colapso mayor o menor de los sistemas de salud mundiales, muchos se han cuestionado sobre la posibilidad de recurrir a un nuevo orden con una nueva gobernanza mundial que, entre otras cosas, dictara los procesos de protección de la salud de las poblaciones a nivel mundial.
Profesora e investigadora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México.
Pensándolo a fondo no parece una mala idea considerando que una voz líder creíble y confiable, digna de seguirse por su congruencia personal y rigurosidad científica hubiera sido deseable hace varios meses, no obstante, el riesgo de centralizar las leyes y darle univocidad implica asumir el deterioro de las libertades individuales, de las democracias particulares y de la vida en común según los contextos culturales de cada país.
Ahora bien, tal vez haya que pensar esa nueva gobernanza mundial no como una persona o grupo de personas si no como un precepto: el llamado urgente a la solidaridad.
Después de constatar que lo que afecta en un lado del planeta termina por afectarnos a todos y que, en realidad y a pesar de los ideales de la modernidad, no existen las razones individuales si no los sentires comunitarios, repensar nuevas formas de vivir después de la pandemia, será incorporar a nuestros hábitos y modos de vida la actitud solidaria de saber estar más allá de las barreras físicas.
La indiferencia, el egoísmo y el odio no pueden seguir siendo los cánones que rijan la vida postpandemia, hay que dejarles paso a la compasión, a la generosidad, a la preocupación por el otro y a la atención solícita de todos y cada uno de los que habitamos la Casa Común.
Esto no significa destruir la vida política de cada país ni suplantar las autoridades locales, si no más bien, abrir la posibilidad a crear políticas públicas que tengan un enfoque mundial en donde todos los gobiernos se sientan comprometidos no ya por el bien de su país y de sus ciudadanos si no por el bien del mundo y de todos.
No hay cabida para delinear fronteras, la pandemia ha dejado claro que esto no sirve más que para generar motivos de guerra y destrucción, es necesaria una acción global que no sólo frene esta crisis mundial si no que prevenga otras que pueden acontecer en un futuro.
No hay tiempo para discutir de quién es la cura o quién sacará primero la vacuna, lo que urge ahora es trabajar por el bien común y esto exige la renuncia a la fama y a las riquezas, tan perseguidas en nuestra época posmoderna, y velar, más bien, por la satisfacción de sentirnos hermanados en el sufrimiento pero salvados por la solidaridad universal.
Autor: Dra. Marieli de los Rios Uriarte
Categoría:Bioética
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Han pasado ya varias semanas, que estando todos en casa parece que transcurren más lentamente. Para mi no ha sido fácil, y estoy segura que para ti tampoco: de un día para otro nuestra vida se detuvo; para cuidar de nuestra salud y la de los otros debemos quedarnos en casa y no salir.
Quiero compartir contigo algunos consejos que puedes hacer con tu familia y así evitar pleitos, discusiones, malas palabras, violencia verbal y física que tanto daño nos hace, y que tristemente sabemos ha aumentado mucho en estas semanas de pandemia:
- Agradece algo: lo pueden hacer juntos antes de dormirse: que cada uno diga algo bueno que tuvo ese día y que quiere agradecer.
- Recen juntos: pedir por los enfermos, por los contagiados y para que esta situación termine pronto.
- Mantente informado: sigue las noticias en pequeñas dosis, ten empatía con lo que sucede alrededor del mundo y platícales a tus hijos de la gran cantidad de personas que están ayudando; doctores, policías, donadores, héroes.
- Platiquen de otros temas: ¿qué quieres ser de grande? ¿qué es lo mejor que te ha pasado, y lo más difícil?. ¿qué pasa cuando los jóvenes se drogan o toman?….
- Hablen de cómo se siente cada uno: tengo miedo, incertidumbre…ansiedad…aburrimiento…
- Vean alguna película buena en la televisión y después platíquenla en familia.
- Sé un buen vecino: si tienes algún/a vecina de la tercera edad, manteniendo una buena distancia ofrécele ayuda.
- Haz algún proyecto en familia que tengas pendiente: pintar un cuarto entre todos, arreglar una zona de la casa.
- Jueguen juntos: aprovechar este tiempo para jugar lotería, dominó, cualquier juego de mesa en familia.
- Aprendan más sobre la historia familiar: cuéntales a tus hijos sobre sus abuelos, tíos o primos. Cuando hablen por teléfono con ellos pregúntenles sobre la familia.
- Busca fotografías de la familia, que tengas en tu casa o en el celular. Tómense fotos y diviértanse compartiéndolas.
- Lee y motiva para que tus hijos lean: aprovecha para leer algún libro que tienes guardado. Si tienes hijos pequeños léeles en voz alta.
- Si te es posible ayuda a los demás o dona a alguna institución que lo necesite.
Sabemos muy bien que la violencia es una cadena: el papá agrede a su esposa; esta a su vez es violenta con sus hijos; y como consecuencia los niños en la escuela serán agresivos con sus compañeros. Como un círculo que da vueltas y vueltas.
Estoy convencida de que si cada uno de nosotros empezamos por trabajar en nuestra familia, fortaleciendo los valores humanos, nuestra sociedad sería menos violenta y más segura. Te invito a ser muy sincero y reflexionar como es tu ambiente familiar.
Leía yo esta frase que me gustó mucho del escritor Jan Blaustone: “Nunca se siente más seguro un niño que cuando sus padres se respetan”
Recuerda, lo más valioso que tenemos en la vida es nuestra familia. Cuídala mucho en estos momentos y no permites que haya violencia ni malos tratos.
Autor: Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta
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