De un día para otro nuestra vida cambió, se detuvo; un virus contagioso que parecía lejano y que surgió en China se fue acercando hasta llegar a nuestro país, a nuestra casa.
Llevamos más de dos meses sin salir de casa: ¿Qué ha sucedido con la relación de pareja? ¿Se ha visto afectada? Reflexionemos sobre este tema.
Llevo casada casi 39 años, tengo un buen matrimonio, con las dificultades normales de una relación. Sin embargo, la convivencia diaria con mi esposo, al igual que la de gran cantidad de matrimonios es mucho más intensa desde que inició la pandemia, de solo algunas horas, ahora son las veinticuatro horas al día, siete días a la semana.
Esta realidad, nos ha planteado tanto retos como oportunidades para que la relación se fortaleza y mejore.
Comparto algunos consejos que pueden ayudarles como matrimonio en estos momentos:
- Organizar tareas y actividades del hogar: en forma equitativa, que todos colaboren para que no recaiga en una sola persona. Esto ayudará a establecer una rutina en la familia.
- Reorganizar el tiempo y las actividades con los hijos: clases en línea, tiempo ante las pantallas, diversiones, tiempo libre.
- Horario de trabajo y espacio de ambos: ponerse de acuerdo para que cada uno realice sus actividades de trabajo en un espacio adecuado; contar con una hora de inicio y fin para llevarlas a cabo. Son importantes las actividades que tiene cada uno y deben respetarse.
- Vida social individual: no sentirse mal si nuestra pareja realiza llamadas, envía mensajes o se conecta con su familia o amigos. Lo podemos hacer juntos o separados.
- Romper con la monotonía: constantemente nos quejamos de la falta de tiempo. Mejor aprovecharlo ahora que lo tenemos: cocinar, leer, ver buenas películas, juegos de mesa, arreglar la casa, disfrutar de recuerdos familiares, entre otras muchas posibilidades.
- Tiempo para hablar: vernos a los ojos para compartir pensamientos y sentimientos, siempre con sentido del humor, respeto y prudencia.
- Selección de lo que vemos y escuchamos: estamos sobre informados, por lo que tenemos que elegir el tiempo y la calidad de las noticias que queremos recibir.
- Crear momentos de intimidad: planear una cena, elegir una buena película, bailar juntos, fomentar encuentros sexuales.
- Saber decir lo que te molesta: es mejor decir las cosas con las cuales no estamos de acuerdo, antes de que se acumulen y exploten. Siempre con respeto y considerando las circunstancias adecuadas.
- Verse bien: es muy importante la imagen personal, bañarse, arreglarse, pintarse para agradar al otro.
- Controlar los enojos: la convivencia intensa que estamos viviendo puede generar discusiones y pleitos muy fácilmente. No conviene pelear por tonterías y mejor analizar la importancia de nuestras diferencias.
- Solución de conflictos: saber identificar el problema, analizarlo y ver las posibles soluciones a implementar. Para que un conflicto termine se necesita de dos personas.
- Empatía: ¿qué siente el otro?, ¿qué le está sucediendo?, ¿qué emociones está experimentando?
- Ver lo positivo: reflexionar sobre cuales son nuestras bendiciones: salud, familia, trabajo, amigos y escribirlas.
- Rezar juntos, teniendo fe en que esto terminará y que saldremos beneficiados.
- Pensar en los posibles escenarios: ¿qué hacer si nuestros hijos entran a la escuela más tarde de lo planeado?, ¿qué hacer si el trabajo en casa continúa?, entre otras preguntas. No ser alarmistas, pero si ser realistas y aceptar que puede suceder.
- Planear para cuando esto termine: ¿qué quiero cambiar personalmente?, ¿cómo pareja?, ¿cómo familia?
Cuida mucho tu matrimonio en estos momentos y no permites que la relación se deteriore y mucho menos que el amor disminuya.
Autor: Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com. Facebook: Lucia Legorreta
Autor: Jazmín Jhovana Serrano Bobadilla
En el presente artículo se abordará el dilema bioético analizado por la Facultad de Medicina Clínica Alemana – Universidad de Desarrollo, a saber, sobre el proceso cronológico del embarazo interrumpido en la semana veintiuno por parte de Fernanda y Rodrigo, quienes, debido a las alteraciones cromosómicas sufridas por el feto, la vida sería nula y de sumo riesgo para la existencia de Fernanda.
La propuesta realizada por dicha universidad desde la bioética narrativa , que dicho sea de paso propone un caso a través de una opción interpretativa, es decir, que relata la historia, y parafraseando a Mauricio Beuchot , éste dirá que, al desplegar mundos a través del lenguaje, entonces, tenemos la posibilidad de interpretar, creando un referente que impida relativizar, por tanto la bioética narrativa puede ofrecer un medio para ilustrar y reflexionar en este caso el mundo de Fernanda y Rodrigo.
Ahora bien, este dilema bioético será analizado desde la ética moral, la cual permitirá ahondar en la importancia del bien mayor para las personas implicadas, partiendo de la premisa de la conservación de la vida, tanto de Antonia, como de Fernanda, así como de las decisiones que conjuntamente tienen ésta última y Rodrigo.
Específicamente, me propongo argumentar desde la perspectiva aristotélica de la obra: “Ética Nicomaquea” , libro dos, el tema de las virtudes, las cuales transforman el modo de actuar del hombre, permitiendo conformar una estructura sólida de sus principios, lo que coadyuvará en una base de soporte para abordar el elemento central de este ensayo, a saber, el concepto de libertad, lo que representa la base medular del actuar riguroso del ser humano desde lo moralmente correcto. A así mismo, es importante resaltar que como elemento fundamental de tal dinamismo está la autodeterminación, elemento constructor de un círculo virtuoso junto con la libertad, el cual me permitiré abordar desde el texto de “Ser persona: Diversas perspectivas” , integrado por Hilda Patiño y Teresita Sevilla, investigadoras de la Universidad Iberoamérica.
Y finalmente reforzaré mi argumentación con la recuperación del humanismo, evidenciado en el texto De la muerte del hombre a la rehabilitación de la persona; trazos a una respuesta no pedida al antihumanismo contemporáneo en la visión de karol Wojtyla , el cual propone desde una integración de autores contemporáneos, la fuerza y valor de que la libertad puede vivirse desde el acto del amor.
Incorporando un “co-obrar”, es decir, obrar junto con otros, de tal suerte que la autodeterminación, conlleven a la libertad, para actuar desde el amor con imparcialidad y respetando la dignidad de la persona. Dichos elementos de reflexión pueden integrarse en el reconocimiento de la propia trascendencia, pues ante las decisiones evidenciadas desde la libertad, es posible el bien vivir, como finalidad suprema del acto moral.
En el libro segundo de la Ética Nicomaquea de Aristóteles, el autor menciona lo siguiente:
“[…] debemos examinar lo relativo a las acciones, como hay que realizarlas, pues ellas son las principales causas de la formación de los diversos modos de ser, como hemos dicho. Ahora bien, que hemos de actuar con la recta razón es comúnmente aceptado y lo damos por supuesto (luego se hablará de ello y de que es la recta razón y como se relaciona con las virtudes). “.
Sobre tal capítulo, Aristóteles plantea la importancia de actuar desde la recta razón, evidenciando que el razonamiento representa una parte elemental en la importancia de realizar con firmeza una acción, dicho de otro modo, formándose en las virtudes es como el hombre no solo realiza actos buenos, sino que da lo mejor de sí, para tal efecto requiere de un ejercicio constante de reflexión y práctica, que conllevan a un comportamiento razonado y justo, el cual es nombrado como virtud o virtudes.
En este sentido, la templanza y la valentía representan una interesante reflexión aristotélica que permite reconocer la valía e importancia de la toma de decisiones que fueron cumpliendo los padres de Antonia.
En el presente caso no se describen los modos de vida, tanto de Fernanda y Rodrigo, sin embargo, el texto hace la alusión de que, a través de los actos, es decir, los cuidados físicos de Fernanda, la rigurosa asistencia al médico, la reflexión sobre los cometarios del médico, se busca la conservación de la vida de su hija, así como el de mantener en el mejor estado físico de la madre.
Ahora bien, me permito retomar primeramente el concepto de templanza, pues desde esta virtud el ser humano introyecta su razonamiento ético para actuar, pues ante la frase aristotélica <>, los personajes del dilema se enfrentan a esa búsqueda del equilibrio físico de Fernanda y, por otro lado, la mesura de Rodrigo, fortalece la seguridad de ésta, lo que conlleva una decisión que encamina a los cuidados y disciplina por salvaguardar la vida de Antonia.
De igual modo y en relación a la virtud de la valentía, el hombre temperante será capaz de acometer una empresa arriesgada, con un alto grado de temor, pero manteniendo todo acto desde los justo y moderado. Por ello es que frente a la desesperanza de vida que indican los estudios médicos, tanto de la pequeña Antonia como de su madre Fernanda, sólo un acto de valentía puede soportar el peso de abortar la vida de su hija.
Aun cuando la premisa de mantener la vida es un acto de proteger la conservación de la especie, Aristóteles considera también la razón como elemento superior del ser, pues, buscará que haya una consecución entre los actos humanos y lo bueno. Así, pues, el hombre virtuoso buscará por antonomasia entre lo más bueno, lo mejor, es decir, la vida que lo llevará a la plenitud.
Es decir, la búsqueda del hombre sí está encaminada a encontrar la felicidad, sin embargo, es la búsqueda por la perfección o plenitud la que dará más frutos al ser que lucha por equilibrarse a través de la razón, con actos más justos y que han sido medio de perfeccionamiento para elegir mediante la libertad.
Ante tal dilema, la vida, es a lo sumo la constante de reflexión, y el acto razonado de cómo actuar. Ante esto Aristóteles menciona lo siguiente:
Es por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que se decidiría el hombre prudente. […] Por eso, de acuerdo con su entidad y con la definición que establece su esencia, la virtud es un término medio, pero, con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo.
Por lo tanto, el ethos, es decir, el modo de comportarse de ambos personajes reflejan una ética moral equilibrada, pues, desde el planteamiento aristotélico, su modo de actuar, los lleva a un razonamiento sobre salvar la vida del feto en un primer momento, proponiendo un referente de lo mejor, hasta el nacimiento, a pesar del riesgo de la propia madre, sin embargo, la lucha se encamina a la búsqueda de un bien mayor o lo mejor, esto es, salvar la vida de la madre o la vida de su hija Antonia, pese a que según los estudios sería sumamente corta.
Aunado a la sencilla reflexión aristotélica, me permito integrar una breve reflexión en torno al autoconocimiento y su elemento de la soledad, puesto que en ello se juega La responsabilidad de la libertad en la relación conmigo y con los otros . Por ello, Hilda Patiño y Teresita Sevilla señalan que es poco probable contestar de forma sencilla la siguiente pregunta: ¿Quién soy?
Ante tal pregunta, no es posible ofrecer una respuesta sencilla, breve y fundamental, sin embargo, un medio al cual pocos accedemos para responder es desde la propia soledad, la cual permite interiorizar en harás de orientar la conciencia de lo que deseamos, pensamos y sentimos.
Para tal efecto de reflexión, la interiorización y autoconocimiento, jugaran una completa estreches para que por medio de la soledad se nutra una introversión razonada: Una vida sin examen, no tiene objetivo vivirla para el hombre.
En relación a esta afirmación socrática, la autora discute: […] la reflexión sobre uno mismo es fundamental para quien busca desarrollar sus facultades y su propio potencial. Con base en ella podemos establecer, por ejemplo, si nuestra conducta es correcta o incorrecta .
La autora fortalece su argumento, retomando lo dicho por Agustín de Hipona, integrando una definición de la bueno y lo malo, que podría identificarse desde el campo ético como lo correcto o incorrecto; es decir, el mal no existe, es ausencia de bien, es decir, a través de la razón pueden crearse los contrapesos que equilibren las elecciones erróneas, es decir, tendrá orden en sus decisiones, por lo tanto el propio amor ordenado será pieza clave para elegir con libertad la mejor decisión de vida.
La importancia de integrar el elemento de la soledad en el autoconocimiento permite iniciar una breve reflexión ante la realidad de vivir en ciertos momentos la falta de acompañamiento, no necesariamente porque en este dilema suceda fielmente, sin embargo, toda persona en el momento propio de tomar decisiones se encontrará solo para elegir, luego entonces, sucederá que si se encuentra en relación con el otro, encontrará el apoyo que requiere para reconocer en sus actos, aquello que se considera en la reflexión individual como bueno, que, para el caso de Fernanda y Rodrigo es fundamental como pareja y padres de Antonia, así como un acto de amor en función del orden que para ellos refiere salvaguardar la vida la Antonia, pero analizar que el mayor bien es la vida de Fernanda.
Ahora bien, ante el caso de Fernanda y Rodrigo, es importante rescatar que ambos desde su propia perspectiva tienen sentimientos de temor, pero el dialogo salva la decisión tomada, primero, por su propio ejercicio reflexivo, y segundo, por el consenso con el otro que le permite ir avanzando en el camino.
Por tanto, rescatando la frase agustiniana y fortaleciendo la importancia de integrar la soledad como elemento que abona en favor de la libertad, es entonces valioso señalar que, ante el acto de buscar un orden a las cosas, es voluntad primordial elegir un acto moralmente bueno. Por ello es que a partir de la reflexión que realizan Fernanda y Rodrigo sobre las condiciones médicas de su hija y la información con la que cuentan puede darse la decisión libre, a saber, el cuidado riguroso de la vida de Fernanda para rescatar la de Antonia, de tal suerte que les permita recibirla para despedirla de una condición de salud incompatible con la vida.
Como podrá notarse los elementos antropológicos superiores del ser, repercuten directamente en la acción, para que tal efecto se cumpla, es esta autodeterminación, de lo íntimamente individual que las decisiones abordarán lo bueno, lo correctamente encaminado a optar por una decisión que plenifique la vida propia y de los otros.
Por tanto, resulta crucial demostrar madurez para reconocer lo bueno como acto moral que lleven al pleno uso de la libertad, en el entendido de que lo espiritual está por encima de lo material. Pues, tan bueno es considerar valiosa la vida de Antonia, pero, juega como referente la beneficencia de la madre, por lo tanto, el orden o lo bueno expresados por Fernanda y Rodrigo, respecto de la lucha que entablan para mantener la vida de su hija hasta la mitad de la gestación, permite dilucidar que el acto de abortar a su hija integra también el bien para ambos pero sobre todo es de Fernanda. Ahora bien, exponer la vida de Fernanda, se caería en el desorden, pues, la elección de la libertad de la cual fuimos dotados nos permite identificar el bien como supremacía, por ende, actuar en consecuencia es buscar la trascendencia por un bien mayor.
Es también desde la experiencia cómo las personas determinan su actuar con cada acto moral, y ésta deberá tender a hacer el bien y evitar el mal , cabe destacar que el autor evidencia que cualquier persona en su sano juicio optará por el bien, sin embargo, la diferencia radica en la concepción que cada individuo tenga de la <>.
En el caso concreto, la investigación demuestra que ambos personajes resuelven y deciden desde una conciencia buena, al grado de tratar de salvaguardar la vida hasta lo más posible, es decir, su actitud no atiende a un pragmatismo que, si bien pudo ser la “solución” desde muy iniciado el embarazo, sino determinan mediante una postura personalista, buscar la salvación de su pequeña, este volver y mirar siempre a la persona para abstenerse de lo pragmático que indicaba que no había futuro.
Es importante rescatar a la persona en su actuar, interiorizando en la búsqueda de salvar la vida de otra persona, siendo que en ello, debe tomar la decisión de interrumpir un embarazo, pero manteniendo en el centro la dignidad como bien supremo: Por ello cuando el ser humano participa en un esfuerzo junto con otros, es importante que su participación esté mediada por su aceptación libre y basada en las exigencias de su dignidad .
Por tanto, la decisión de abortar, por un lado, está soportada por el análisis médico que es diagnosticado de forma oportuna, a ello responde un primer momento de actuar con moralidad y responsabilidad, es decir, integrando las evidencias que demuestran un riesgo con pocas posibilidades de salir avante con la vida del feto; por otro lado, la moralidad del actuar por parte de los padres frente a este acto, se responde con amor.
En otras palabras, es mediante la libertad, constituida por la autodeterminación, en donde ambos actores imprimen su subjetividad y su moralidad al proteger la vida de Fernanda.
A la luz del amor que se ofrece como dato, la realidad se articula de modo inmediato en un ordo amoris que ubica todos los bienes en función del bien que por vía de su efusividad intrínseca y voluntaria se presenta como el mayor de ellos. El amor en su sentido más radical no consiste en que la persona entregue un bien, sino, principalmente, en que ella misma se entregue con toda su perfección intrínseca como bien.
Categoría:Bioética
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Colonia Polanco, Ciudad de México, 28 de marzo de 2020
Queridos amigos, amigas y familiares de México y del extranjero, os hago llegar algunas reflexiones personales en el confinamiento de mi casa, mi “ermita Polanco C19”, en este tiempo de Coronavirus (COVID 19, C19), donde estoy con mi esposa y nuestra hija.
En primer lugar, quiero recordar a Antonia M. Q., magnífica mujer, tía y madrina de mi esposa, que ha fallecido hoy en Barcelona por el Coronavirus. Descanse en paz. Finalmente, si queréis reenviar mis reflexiones a alguien a quien le pueda interesar, podéis hacerlo con libertad.
Ahí van algunos pensamientos:
- Nos equivocamos al creer que dominábamos la naturaleza. Desde el siglo XIX, el hombre se autoendiosó pensando que lo dominaba todo. Rechazó a Dios (A. Comte, L. Feuerbach, K. Marx, F. Nietzsche, S. Freud) y se erigió en ser todopoderoso, por encima del cual no había nada. Son muchos los que desde entonces nos han dicho que eso no es cierto, que somos criaturas, no creadores, que no somos dios, pero apenas se les ha escuchado (G. Fessard, K. Barth, J. Ellul). Sin duda, uno de los grandes logros de la Modernidad ha sido la autonomía (I. Kant), nuestra mayoría de edad, esto es, saber que podemos regirnos por nosotros mismos sin esperar a averiguar lo que debemos hacer en textos sagrados, pero el gran error ha sido creer que ya no teníamos Padre. Seguimos siendo hijos. La vida sigue siendo un don inmerecido. La naturaleza sigue siendo un regalo que se nos ha dado, no una máquina que controlamos a la perfección. El C19 nos recuerda que no tenemos un poder absoluto sobre la naturaleza. Un minúsculo virus está acabando con la vida de muchas personas (poderosas o no), resquebrajando el sistema sanitario (público y privado), haciendo caer las bolsas, dejando los aviones en tierra, posponiendo la Eurocopa y los Juegos Olímpicos, cerrando los parlamentos, vaciando las calles, cerrando colegios y universidades, cines, teatros y centros comerciales.
- Somos una sola humanidad. Nunca dejará de sorprenderme cómo nos identificamos más con colectividades que con nuestra condición humana. Moriré sin haberlo entendido. Es obvio que todos formamos parte de una sola humanidad, y sin embargo lo que vertebra nuestra vida es una colectividad, o varias: “los progresistas”, “las feministas”, “los americanos”, “los judíos”, “los musulmanes”, “los ecologistas”, “los soberanistas”… La lista es larguísima. Nos sentimos arropados en nuestro colectivo y miramos con desprecio o con odio a otros colectivos. El nuestro tiene la razón; los otros se equivocan. Nos ponemos las gafas de nuestro colectivo y lo miramos todo, sin excepción, a través de esa lente, con lo cual no hacemos sino confirmar una y otra vez lo que ya creíamos, y así nuestro pensamiento no avanza. En realidad, somos una sola humanidad. Es mucho más profundo y radical lo que nos une que lo que nos separa. En tiempos de bonanza, tendemos a olvidarlo; en tiempos de pandemia, recuperamos esa identidad humana que habíamos olvidado porque la dábamos por supuesta.
- Ante la muerte, todos somos iguales, porque ya lo éramos en vida. La muerte no es sino la fotografía de la vida, decía Karl Rahner, no sé si tomando ese pensamiento de otro autor, quizás de M. Heidegger, lo ignoro. Cuando miramos la realidad humana, en seguida se nos hace patente la desigualdad, que ha existido en muchos siglos de la historia humana y que hoy es más evidente y dramática que nunca. Poco tiene que ver el rico de Beverly Hills con el pobre del Chad; poco tiene que ver mi ermita C19 en la colonia Polanco con la condición en la que están hoy muchos mexicanos en el Estado de México, para los que no lo saben, la periferia de Ciudad de México. Sin embargo, somos iguales. Ricos y pobres murieron en la I Guerra Mundial, en la II Guerra Mundial, en la guerra de Vietnam, en la guerra del Golfo, en la Peste, en la Gripe Española, en la crisis del Sida y ahora en la crisis del C19. Sin duda, los ricos tienen, tenemos, muchos mecanismos de autoprotección que no tienen los pobres, pero al final la muerte acaba llamándonos a todos, y nos llama por nuestro nombre, no por nuestros títulos ni por nuestras cuentas bancarias, como en los entierros de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, en la Edad Media y también siglo después. Por ello, la muerte, que forma parte de la vida, nos une.
- El pensamiento único está desapareciendo. La Globalización, desde los años 90, había creado la ficción de que había un solo modo de vida y una sola forma de pensar: el American way of life, en versiones distintas en función de la latitud. Unos lo aceptaban abiertamente, “los neoliberales”, y otros decían criticarlo, pero en realidad lo imitaban con su vida, “los progresistas” o “los antisistema”. Mirad cómo viven Felipe González, Daniel Ortega o Pablo Iglesias. En ese único modo de vida supuestamente digno, la felicidad consistía en tener mucho dinero, vivir confortablemente, tener buena fama, viajar mucho, tener tecnología punta, poder llevar a los hijos a las mejores universidades de Estados Unidos, Inglaterra o Canadá, consumir mucho Internet, obtenerlo todo ya ahora, un modo de vida donde el tiempo y el espacio tendían a cero, como bien analizan Bjung-Chul Han y Hartmut Rosa, autores que conozco gracias a mi buen amigo Albert Florensa. La crisis del C19 nos está mostrando que es posible otro modo de vida. No cabe duda de que estar encerrados en casa con los abuelos y los niños pequeños no es precisamente el paraíso, por razones psicológicas. Somos humanos. Necesitamos salir, movernos, respirar, y eso está muy complicado ahora. Sin embargo, el C19 nos ha mostrado otras dimensiones de la vida que teníamos adormecidas: la creatividad, la pasividad, la solidaridad (aunque sea a distancia), la comunicación de lo negativo (y no solo de lo positivo, como se suele hacer en la redes) (como decía mi maestro Fernando Manresa, S.J., cuando yo, de joven, estaba en plena crisis, con mis ojos humedecidos: “compartir la negatividad nos une a los demás”), la contemplación, la reflexión. Aparte de las bromas simpáticas que corren estos días por las redes sobre el C19, hay también muchos mensajes de familiares y amigos que me hacen ver que el espíritu está aflorando por doquier. Estamos descubriendo que somos espiritualmente más ricos de lo que creíamos, y estamos descubriendo que se puede ser persona con otros modos de vida y con otros valores distintos a aquellos que creíamos únicos.
- Una pregunta importante: ¿qué puedo hacer ahora por los demás? No cabe duda de que en tiempo del C19 la primera pregunta que nos viene es: “¿cómo puedo protegerme a mí mismo, y a los míos más cercanos?”. Es normal. Hay que hacerlo, no solo por nosotros, sino también por los otros que se podrían contagiar a través de nosotros. No obstante, en seguida hay una segunda pregunta que debería aflorar a nuestro espíritu: “¿qué puedo hacer por los demás?”. Por ejemplo, somos muchos los que vamos a seguir cobrando el mismo salario (al menos, de momento) a pesar de la crisis del C19, porque seguiremos trabajando desde casa. Pero hay trabajos que no se cobran si no se realizan presencialmente. Echemos una mano económicamente a este colectivo. La señora que nos viene a limpiar la casa: digámosle que se quede en su casa, y sigamos pagándole lo mismo. Seguro que se os ocurren otras iniciativas. Esto es como el virus, pero en bueno. Si a cada uno se le ocurre apoyar a dos o tres personas, estamos salvados.
Continuaré, espero.
Autor: Dr. José Sols Lucía
Universidad Iberoamericana
Categoría:Vida
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, coronavirus, covid-19, Ética, Humanidad, Muerte, Naturaleza, polanco, Vida
La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por la pluralidad y por el relativismo.
Estos hechos, heredados al siglo XXI, presentan en la actualidad una crisis de la razón y un aumento de la heterogeneidad cultural y religiosa. De un sistema bastante homogéneo en épocas anteriores, se pasó a un sistema donde la tolerancia y el respeto a la pluralidad han tomado el primer plano, y tanto en la vida moral, política y creencial, hemos pasado a múltiples códigos, que nos sirven para resolver sin problema cualquier tipo de cuestionamiento, porque siempre habrá una puerta que nos dé la razón. El relativismo es la norma. Sin embargo, saber si se está en un error o en lo correcto, ya no es tan fácil como en el pasado. Por lo tanto, se hace necesario establecer diálogos y discusiones entre grupos bien preparados, que logren orientar el futuro de la raza humana.
Por otra parte, tan complicado como hacer un diagnóstico clínico, comunicar una decisión trascendental a un paciente, aplicar o no un nuevo tipo de tratamiento o influenciar para que los padres acepten una medicación para sus hijos, es tomar una decisión ética sobre diversos aspectos de la vida de los seres humanos. En cualquiera de estos casos, los actores principales deben prepararse adecuadamente para poder tomar la decisión correcta.
Al hablar del futuro de la bioética, debemos tomar en cuenta que en el mundo moderno cada día es más evidente la democracia participativa, en la que existen sectores muy contradictorios, y que muchas veces, algunos de esos sectores son los que crean las leyes de los diferentes países. Por consiguiente, la forma de ver los problemas no es igual en todas las sociedades.
Ante este panorama, a la bioética le corresponde crear cátedras universitarias, hacer foros de discusión y velar porque se establezcan permanentemente grupos bien preparados e interdisciplinarios, donde se discutan los puntos clave del desarrollo humano. Igual de importante será hablar de los nuevos tipos de fecundación, como de los problemas de la tala de árboles, de la contaminación del planeta, de la ingeniería genética, de los animales de experimentación, y de la seguridad del uso de los alimentos transgénicos.
La única forma que el hombre tendrá de llegar a conclusiones valederas que lo hagan avanzar por un camino seguro (porque con las perspectivas actuales el progreso humano no está garantizado), serán las discusiones bioéticas y pluralistas que se lleven a cabo entre científicos, abogados, ecologistas, genetistas y representantes de otras ramas del conocimiento, respetando en todo momento los credos personales, la cultura y la sicología de los diferentes grupos raciales, así como la legislación interna de cada país.
Es muy fácil escabullir las preguntas difíciles y no pensar ni siquiera en ellas, pero los bioeticistas no deberán rehuir los grandes desafíos del momento, y no les quedará otra alternativa que asumir el reto y discutir los problemas de la humanidad presente y futura. En la mayoría de los casos, la bioética no tendrá la solución final a los múltiples problemas complejos, pero sí será la brújula que indicará el camino a seguir dentro de un bosque complicado de argumentos válidos.
Es por eso que puedo afirmar que siempre buscará el bien común tomando en cuenta la opinión de expertos, ya que algun dia esta disciplina podría salvar al mundo, por mas raro que suene…
Autor: Alexis Félix Álvarez
Categoría:Bioética
Etiquetas: Animales, Bioética, Bioética para todos, Ecología, Ética, futuro de la bioetica, seres humanos, Vida
Tener intereses personales ante una situación es algo no sólo natural si no, bueno ya que nos impulsa a buscar un objetivo determinado; sin embargo, cuando se tienen intereses que conducen a ganancias secundarias en una situación donde la vida, salud e integridad de otra persona debieran ser los principales móviles resulta cuestionable desde la ética
Es frecuente que en un caso clínico, las personas busquen otros fines que pueden confundir e incluso disfrazar del bien del paciente; así, se pueden presentar los conflictos de interés que se dan cuando alguna de las partes involucradas quiere o desea un beneficio secundario a determinadas acciones. Es necesario aclarar que siempre son intencionales, es decir, la persona sabe o es fácil hacerle ver que en realidad está buscando un interés que le conviene a él o a ella en particular pero que, por ello, pueden estar desviando su juicio o su decisión del bien objetivo al que hay que dirigir todos los esfuerzos.
No hay que entender que tener conflictos de interés en el área clínica sea siempre malo, si se buscan ganancias que, además, traerán un beneficio hacia el paciente, estos se convierten en una herramienta que facilita llegar al éxito en el tratamiento siempre y cuando sepamos abordarlos adecuadamente.
Los conflictos de interés los pueden presentar el propio paciente, la familia, el médico o profesional de la salud o bien la institución. Pueden ser en relación a protocolos de investigación, requerimientos o deseos personales, escasez de recursos, etc. Así mismo, surgen bien sea ante la discrepancia en diagnósticos o tratamientos y pueden o no poner al paciente en algún riesgo de sufrir un daño. Por ello la importancia de establecer lineamientos éticos para su buen manejo en caso de presentarse.
Se aconsejan a continuación cuatro líneas de acción para tratar adecuadamente los conflictos de interés:
1.- Asegurar los intereses del paciente (el mejor y mayor interés del paciente).
Hay que recordar que lo primero y principal que debe guiar la toma de decisiones debe ser el bien del paciente aún con independencia de lo que éste pueda desear para sí mismo en caso de que solicite algo que no le ocasionará beneficios o lo pondrá en riesgos innecesarios.
2.- Hablar claramente sobre el conflicto de interés. Declarar cuando alguien tiene un conflicto de interés (personal, profesional, económico), ayuda a identificar posibles riesgos y valorar la objetividad de las decisiones tomadas. Además, es preciso que se mantenga al paciente informado de su participación en acciones en las que se buscan otros fines como lo es en un protocolo de investigación y que se cuente con su consentimiento.
3.- Proteger al paciente de cualquier daño o riesgo posible. Se deben valorar los riesgos o posibles daños que el conflicto de interés pudiera ocasionar y deberán suspenderse de inmediato aquellas acciones que lo generen aún habiendo contado con el consentimiento inicial. Ningún conflicto de interés, ni si quiera previamente declarado, deberá quedar por encima del bienestar, de la integridad y de la dignidad del paciente.
4.- Establecer reglamentos (límites) que prohíban determinadas acciones o situaciones en detrimento del paciente. Parte importante es la prevención, así, se establecerán acciones preventivas que orienten la actuación de los agentes involucrados en posibles conflictos de interés.
En conclusión, es necesario que se fomente la comunicación y el diálogo respetuoso y honesto entre todos los agentes involucrados en un caso clínico, que se legitimen sus derechos así como sus deseos e intereses pero nunca a costa del bienestar del paciente. El bioeticista clínico deberá, por ende, favorecer un clima en que se puedan tomar decisiones objetivas y que, en caso de haber conflictos de interés, se declaren y se evalúen en base a sus posibles consecuencias.
Autor: Dra. Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte
Hoy en día, con el avance de la tecnología y los grandes descubrimientos científicos en términos médicos es posible clonar a un ser vivo al gusto, digo esto porque hay personas que pagarían por clonar a su mascota, la desventaja de este procedimiento es que es ineficiente, ya que no pueden desarrollarse a su máximo potencial y hay envejecimiento prematuro debido a la edad relativa de los cromosomas tomados. Estaría bien, por la nostalgia y el cariño que se tuvo a un ser vivo que formó parte de nuestras vidas, pero jugar y experimentar con la naturaleza no lo encuentro éticamente correcto. Ya metiéndonos en el caso de la clonación terapéutica, creando el embrión para producir células madre con fines experimentales, para avanzar en la medicina y así poder crear alguna cura, el problema de esto es que al clonar las células se pueden formar células cancerosas por la mutación que se da por el mismo procedimiento, esto puede ser un gran obstáculo para lograr algún fin en específico.
Debido a que la sociedad aún no está muy informada en este tema y por la controversia que se ha generado a través de los años de que si son éticamente correctos estos procedimientos o no lo son… Un punto que me parece interesante es que si se clona a un ser humano ¿qué pasa con él? Se dice que este ser clonado no contará con un alma, ya que la persona “original”, al ser concebida por métodos naturales, sí cuenta con una, e igual forma ¿la persona clonada valdría lo mismo que la persona original, o sólo sería creada como “conejillo de indias” para mantener vivo y salvo de quién fue clonado? Un tema de controversia, apoyado por unos y repudiado por otros. Aún estamos en la base de lo que puede llegar a ser un gran avance científico y médico o una atrocidad y “violación” a la vida per sé.
Autor: Germán Mendoza Hernández
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, científicos, Clonación, Ética, Médicos, Vida
El universo como un todo y en su conjunto tiene una infinidad de seres vivos únicos e irrepetibles variando por especies, el ser humano desde sus primeros tiempos se ha cuestionado una pregunta que hasta el día de hoy no puede ser contestada con exactitud, ‘’cual es el origen de la vida’’.
Ante dicho cuestionamiento y con el fin de lograr una igualdad entre los seres vivos, el hombre ha buscado procedimientos para el perfeccionamiento del ser humano; pero es éticamente correcto el buscar procedimientos para conseguir individuos perfectamente idénticos, ante tan grande pregunta sería analizarlo desde las corrientes de la bioética principalmente desde las dos que más se contraponen que sería el personalísimo y el sociobiologismo, la primera mencionada no le da lugar para poder pensar si sería aceptada ya que la corriente personalista busca la dignidad humana y a la persona como un todo, pero contraponiéndose con dicha corriente el sociobiologismo está a favor ya que busca el perfeccionamiento del hombre.
Muchos podrían tener una infinidad de buenos argumentos y aunque fuera válida la clonación desde un marco legal las repercusiones al futuro es algo en lo que poco se pregunta, desde el trato, quien sería sujeto a las obligaciones que generaría el clon, hasta cómo se debería denominar a dicha persona y desde qué momento. Porque si bien sabemos el proceso para la clonación sería transmitir el ADN de una persona a un embrión y que este se reproduzca desde un vientre, tal y como se hace en la fertilización In vitro, es algo que a la luz de la ciencia va avanzando muy rápidamente pero desde el punto de vista legal y ético es algo que muy poco se cuestiona.
Autor: Milton Carlos Guerrero Pérez
Categoría:Bioética
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El aborto actualmente es un tema muy polémico, debido a los puntos de vista que cada persona tiene. Hay personas que están a favor de la vida de un embrión de pocas semanas, mientras que otras piensan que el aborto es la solución para un embarazo con problemas a lo largo de su desarrollo.
En lo personal pienso que una vida se inicia desde el momento de la concepción, esto es ya que cuando una célula está en interacción con otra célula se considera vida, muchos dicen que antes de la séptima semana del embarazo se considera como un saco de células. Según estudios, las mujeres embarazadas aseguran sentir actividad dentro de ellas, aunque no tengan el desarrollo necesario para poder moverse como en una etapa más desarrollada. Al igual se dice que en esta etapa el embrión todavía no desarrolla su sistema nervioso, por lo que este embrión no siente y no es consiente del acto que se está realizando.
Se dice que la persona desde el momento de la concepción tiene derechos, basándose en esto, se dice que al tener la interrupción del embarazo estamos atentando contra dichos derechos. La ley asegura que el aborto es la interrupción del embarazo después de la 12 semana de gestación. La despenalización de la ley ha sido un tema hablado en todo el mundo, ya que dependiendo del lugar donde se quiere realizar se tienen normas que establecen cuales son los requisitos necesarios para llevar a cabo este procedimiento.
Existen situaciones entre la sociedad que las personas creen que se debería de tomar como solución el realizar un aborto, entre estas se encuentran los embarazos no deseados, estos debido a situaciones económicas o problemas personales que lo involucran. Esto tiene soluciones como son apoyos económicos del gobierno o hasta existe la opción de adopción.
Al igual se habla de la situación del embarazo dado como resultado de una violación, pienso que al día siguiente de una violación se debe llevar a atención médica a la mujer y se pueden realizar procedimientos médicos como lavados, entre otros que pueden evitar antes de tiempo la concepción y así posteriormente dar atención psicológica.
Ante esta situación se sabe que el embrión no cuenta con la posibilidad de defender su vida, por lo que yo considero necesario que nosotros podemos protegerla y darle el derecho de vivir y formarse como una persona. Debemos de darle la oportunidad a ese embrión de hacer su vida.
Se deben de hablar igualmente de las consecuencias del aborto en las mujeres tanto física como psicológicamente, se habla de casos donde el aborto no ha sido llevado con el protocolo correcto y las medidas sanitarias necesarias no se han tomado en cuenta, esto da lugar a abortos que han dado como consecuencias problemas como volverse infértiles, rasgaduras en el útero, problemas para embarazarse fácilmente, alteración hormonal y hasta la muerte.
Pero la más importante se considerarían las consecuencias psicológicas que sufren las mujeres después del aborto, esto se da por el trato que se dio al momento de realizarse el procedimiento, la alteración hormonal dando lugar a grandes depresiones que dan lugar a aislamiento a la sociedad y hasta suicidios.
Se debe apoyar la vida ante cualquier situación, dándole derecho a vivir, dándole la oportunidad a ser una persona que posiblemente cambie el mundo y la manera de pensar de todos. Se debe apoyar la vida ante cualquier situación, así como nosotros la tuvimos.
Autora: Isabel Wiechers Fernández del Castillo .
¿Cuál es el sentido de vivir? muchas personas viven por gozar de los lujos, otras viven por tratar de demostrar que son los mejores, y algunas simplemente sobreviven el día con día.
Sin embargo, la vida es algo maravilloso y el que estés vivo, es un milagro. Estamos aquí por un sentido más profundo, que va mucho más allá: del placer, del dinero, del poder o de cualquier otra cosa que se acabe. Estamos vivos para algo eterno, el amor.
Estás hecho para amar y ser amado. Cada persona es un regalo. Es increíble pensar que cada persona tiene su propia marca, desde su forma de ser hasta su código genético, cada uno es único. Es por eso que hay que empezar a tener una mirada individual y no colectiva. Cada persona vale por su dignidad ontológica, no por su dignidad social o laboral. Valemos la pena por lo que somos, no por lo que hacemos.
El niño que está en el vientre de su madre, la persona que sufre de una discapacidad mental, el señor de 98 años, el criminal, son un regalo. Cada ser humano es un milagro.
Es por eso que yo digo: ¡sí a la vida! No podemos desvalorar a ni una sola persona. Sin importar su estado. Ya que no solo deben de gozar de las cosas maravillosas de la vida, sino que también merecen la oportunidad de que la vida goce de ellos.
Dejemos que los niños nazcan y nos muestran nuevas sonrisas. Que las personas discapacitadas nos enseñen a amar. Que el señor de 98 años, siga compartiendo sus puntos de vista. Que el criminal nos muestre, que después de cumplir su sentencia se puede cambiar.
Ya basta de mentalidades es donde la persona es solo un medio, para el bien “común” el bien común debería de mirar a cada uno. Porque al final del día todos tenemos la misma dignidad, y todos merecemos el derecho a vivir. No podemos permitir la despenalización o la legalización de leyes que atenten contra la vida. Porque estamos vivos no solo para disfrutar de la vida, sino para que la vida disfrute de nosotros.
Autor: María José Mier y Terán Guevara
Dora García Fernández
Los seres humanos tenemos necesidades, intereses y opiniones distintas uno del otro, pero existe un momento en el que debemos decidir sobre dilemas que se nos presentan en la vida, la dignidad, la salud y el medio ambiente y se requiere de cierta orientación para la toma de decisiones. Es aquí donde entra la bioética para apoyar y orientarnos en estas situaciones, y sin lugar a duda, el tema central de la bioética es y siempre será la persona humana.
La bioética es la ética aplicada a todos los aspectos de la vida y por ello la importancia de que todos la conozcamos. Se afirma que fue Van Rensselaer Potter, bioquímico y oncólogo estadounidense, quien en 1970 quien utilizó por primera vez la palabra “bioética” y le dio el sentido de aplicación como nueva disciplina, aunque recientes investigaciones afirman que en 1927 Fritz Jahr, teólogo y filósofo alemán ya había acuñado la palabra en uno de sus artículos. De cualquier forma es un área del conocimiento que vio la luz en el siglo pasado, lo que la convierte en una disciplina relativamente nueva. Y más que una disciplina, lo correcto sería hablar de una multidisciplina, ya que se compone de conocimientos de tres áreas, principalmente: derecho, medicina y filosofía.
En la vida diaria se nos pueden presentan diversos cuestionamientos y dilemas éticos, como, por ejemplo:
¿En caso de peligro se debe salvar la vida de la madre o la del bebé?
¿Debo permitir desconectar la máquina que mantiene vivo a mi ser querido o debo dejarlo seguir viviendo?
¿Debo respetar los deseos de un ser querido en etapa terminal o aceptar o rechazar los tratamientos invasivos cuando está en juego su vida? Pero, si su enfermedad ya no tiene remedio, ¿vale la pena seguir permitiendo que lo entuben y lo conecten a aparatos para mantener su vida artificialmente?
¿Firmo o no el consentimiento informado que me está dando mi médico?
¿Tener un hijo es un derecho o un don? ¿Debo acudir a las técnicas de reproducción asistida si no he podido tener un hijo?
¿Se vale dejar embriones congelados? ¿Son personas estos embriones?
¿Debo respetar la dignidad de mis empleados por encima de mis propios intereses
¿Se deben proteger las especies en peligro de extinción aun cuando esos animales alimentan a una población sin recursos?
Y así podríamos seguir indefinidamente… La bioética y sus principios nos pueden ayudar a encontrar respuestas a estos interrogantes y nos orientarán en la toma de difíciles decisiones.
Así mismo podemos acercarnos a los bioeticistas quienes son especialistas en la materia que podrán ayudarnos en estos casos.