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Etiqueta: Bioética para todos

Como mejorar la comunicación con tus hijos
Como mejorar la comunicación con tus hijos

¡Nunca hemos estado tan comunicados, pero nunca tan alejados a la vez!, escuché decir a un a especialista en tecnología al referirse a la familia.  Es la contradicción de estos tiempos.

Al principio me pareció una afirmación exagerada, pero a medida que reflexioné me di cuenta de que tenía razón. 

Nuestra sociedad está viviendo cambios continuos, cada vez hay más medios que le permite a la persona comunicarse con los demás. Paradójicamente,  este intercambio se ha vuelto más difícil.

¿Qué se puede hacer para mejorar la comunicación con nuestros hijos?  Te presento 5 consejos que podrán ayudarte:

  1. Aprender a escuchar

Con todas las distracciones que existen resulta a veces más difícil concentrarse y   poner atención.

Es necesario que cuando se vaya a establecer una plática con alguien nos dispongamos a escuchar.  ¿Cómo se logra esto?    Buscar un lugar que invite a la conversación, que los ruidos externos sean los menos posibles.

Es necesario hacer a un lado los pensamientos que uno tiene ya que estos también son considerados ruidos que obstruyen la comunicación.

Cuando una persona pide tiempo para platicar, es necesario dejar todo aquello que se está realizando y se prepare a escuchar, esto permitirá abrir canales de comunicación y por ende mejorarla.

Por último, no hay que olvidar el tener contacto visual, esto genera confianza y la persona siente que realmente es especial porque se le está escuchando con todos los sentidos.

  1. No dar consejos al menos que los pidan

Algunas personas tienden a querer solucionar los problemas de los demás. A veces se piensa que el dar un consejo puede ser de gran ayuda, pero el hijo no lo pide lo único que se puede generar es que la comunicación se interrumpa. Si se quiere dar un consejo es necesario pedir permiso; en caso de que digan que no, es probable que lo único que quieran es que se les escuche.

Esto puede resultar difícil, a veces es mejor cuestionar a la persona para que ésta encuentre la solución al problema.

  1. Buscar un lugar apropiado

Hay situaciones que requieren de más atención que otras, en caso de que sea algo muy importante se debe de buscar un lugar dónde existan menos distractores. Para lograr una buena comunicación hasta el más mínimo detalle cuenta: la iluminación, que el lugar sea acogedor, privado, que el clima sea bueno, la música sea tranquila y lo más importante que no exista mucho ruido externo que impida una buena conversación.

  1. No minimizar el problema o situación

Generalmente cuando alguien quiere hablar, es porque lo que está viviendo en ese momento es muy importante.    Se puede llegar a pensar que minimizar la situación o el problema puede ayudar a la otra persona a encontrar la tranquilidad o la solución,  sin embargo, lo único que se puede lograr es cortar el canal de comunicación. Se le puede ayudar a dimensionarlo, pero nunca a restarle importancia.

  1. Generar empatía

Para tener una buena comunicación es importante generar una empatía. ¿En qué consiste esto? En realmente comprender lo que tu hijo o hija está viviendo, sin generar juicios, simplemente tratar de ver y sentir lo que la otra persona está viviendo. Comúnmente, se dice ponerse en los zapatos del otro.

Debemos ser conscientes como padres de familia que la comunicación es una fuerza que acerca y une a los miembros de una familia.    En la familia es donde cada uno es aceptado y respetado tal y como es y, en definitiva, si ese niño o adolescente vive un clima de confianza en su casa, tendrá una mayor seguridad en sí mismo y vivirá mucho más feliz.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com.   Facebook:  Lucia Legorreta

Objeción de conciencia
Objeción de conciencia

Por: Fernando nañez Delgadillo

La conciencia

En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente.

El ser humano es la única criatura en el cosmos que puede conocer y entender su entorno, y no solamente conocer lo externo sino también conocer su interioridad, conocerse a sí mismo.

Este era el epitafio escrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y desde la antigüedad los griegos proponían esta máxima como el mejor exponente de la racionalidad humana. Es por medio del conocimiento de sí mismo que el ser humano se conoce como un “yo”, un ser individual dotado de dignidad y valor. En este yo el ser humano se reconoce a sí mismo como sujeto y objeto de sus propias acciones, reconociendo un deber moral sobre sus acciones y constituyéndose a sí mismo como juez y parte del juicio ético de su obrar según la recta razón.

La mayoría de los seres vivos encuentran su perfección natural desde los pocos meses de crecimiento, sin embargo, el ser humano necesita décadas para poder desarrollar su capacidad natural racional en un constante perfeccionamiento de su naturaleza.

La naturaleza humana está basada en dos componentes fundamentales que hacen al hombre el culmen y centro de lo creado: Conciencia y libertad. Son estas dos capacidades humanas las que fundamentan la objeción de conciencia y así mismo sobre las cuales se cimentan la ética y el derecho. Cada vez que el ser humano obra según su razón y su libertad toma conciencia de sí y se perfecciona en su humanidad.

En este capítulo expondremos tres temas de gran consideración para entender el fundamento filosófico de la objeción de conciencia: A) Qué es la conciencia. B) La noción de la objeción de conciencia.

  1. Qué es la conciencia

La conciencia o autoconciencia es un término desarrollado por múltiples pensadores y filósofos a lo largo de la historia de occidente. El Ser humano es el único animal capaz de hacer una representación introspectiva de sí mismo y reconocerse como un “yo” individual. Esta capacidad es la que alza al hombre sobre los demás animales y le dota de dignidad y personalidad. Por esta capacidad intelectiva humana el ser humano conserva la unidad de su persona a través de los cambios temporales, logrando así satisfacer el problema primitivo del uno y múltiple en el hombre mismo.

El hecho de que el hombre pueda tener una representación de su yo le realza infinitamente por encima de todos los demás seres que viven sobre la tierra. Gracias a ello es el hombre una persona, y por virtud de la unidad de la conciencia en medio de todos los cambios que pueden afectarle es una y la misma persona, esto es, un ser totalmente distinto, por su rango y dignidad, de las cosas, como son los animales irracionales, con los que se puede hacer y deshacer a capricho.

El proceso de la conciencia o autoconciencia se da por un complejo sistema mental humano ad intra en donde el hombre reconociéndose como un “Yo” hace una abstracción de sí mismo haciéndose producto de su pensamiento a la manera de un objeto reconociéndose a sí mismo como otro “Yo” es decir un “Él”. El primer “Yo” se erige como juez de las acciones de su abstracción, juzgando su proceder y emitiendo una sentencia sobre su acción según sus propias convicciones sobre la propia ética (concepción propia del bien y el mal). Es decir que se convierte en juez y parte de su propio juicio, naciendo así la ética.

Yo soy consciente A) de mí mismo como sujeto pensante B) de mí mismo como objeto de mi intuición. La autoconciencia de la intuición y del pensamiento, se conjuga en una representación, esta es la conciencia, y el imperativo al cual el intelecto se somete (conócete a ti mismo) es el principio de hacer un concepto del propio sujeto como objeto de la intuición, o así mismo de subordinarlo a eso.

La persona es un absoluto en sí mismo, el ser humano se desarrolla en su personalidad a través del tiempo por medio de la conciencia de sí mismo, logrando así su identidad existencial. Es por ello que el derecho y la ética exigen el respeto a la dignidad humana en el libre uso de su derecho de identidad y conciencia de sí. El hombre posee la capacidad de autogobernarse a sí mismo por medio del ejercicio de su inteligencia y voluntad y por ello sólo en el respeto a su libertad de conciencia de creencias tanto éticas como religiosas se podrá respetar verdaderamente su dignidad y derechos.

“El cuidado que ha de tener el Estado en no inmiscuirse en las cosas de la religión no significa que, en cuanto se entre en el terreno moral o religioso, sea preciso que el Estado se mantenga al margen y sea reducido a la mera inercia. El Estado no tiene autoridad para imponer o prohibir el fuero interno de la conciencia una creencia religiosa cualquiera”

  1. La noción de objeción de conciencia

La RAE define la objeción de conciencia como: Negativa a realizar actos o servicios invocando motivos éticos o religiosos.

En efecto las circunstancias o ámbitos donde se plantea la objeción de conciencia se desarrollan cuando una ley que impone un hacer o no hacer daña las creencias tanto personales como religiosas de una persona, es entonces cuando la persona entra en un conflicto interno entre la obediencia al Estado el cual por medio de la coacción de las leyes le impone una conducta o la obediencia a sus convicciones más profundas tanto éticas como religiosas en contra de esa conducta que el Estado por medio de las leyes le impone.

En este apartado expondremos dos problemáticas para aclarar la noción de la objeción de conciencia: 1.- Las leyes injustas 2.- El derecho a ir en contra del derecho.

La ley positiva es la creación humana escrita que da certeza jurídica y ofrece un justo medio a los dos polos que se constituyen en toda sociedad: autoridad y gobernados. Por medio de las leyes se facilita la convivencia social y se exponen las normas de comportamiento que de ser transgredidas el poder coactivo del Estado tiene como objeto juzgar y castigar. Sin embargo, a pesar de ser estas leyes bien instituidas por medio del debido proceso, pueden ir en contra del bien común, de la sociedad y por ende en contra de la persona misma, por lo que se convertirían en leyes autoritarias y despóticas. Estas leyes serán pues leyes injustas o anti leyes, por lo cual es obligatoria su desobediencia.

Es por ello que desde la antigüedad pensadores y juristas han defendido la existencia de una ley no escrita, una ley que está inserida en todos los seres humanos y forma parte de nuestra naturaleza, hablamos de la ley natural. La ley natural es encontrada en la conciencia y es en ella donde los seres humanos encuentran los principios claves de su obrar racional, considerando en ella sus acciones como buenas o malas. Por esto el derecho humano a la libertad y objeción de conciencia es fundamental, pues en el ejercicio de este derecho los hombres encuentran su libertad y el desarrollo de su persona.

Los pensadores y juristas del derecho natural pueden ser divididos en dos grandes grupos según su época histórica: el Iusnaturalismo trascendente y el iusnaturalismo inmanente. El iusnaturalismo trascendente es aquel que hunde sus bases en una ley natural dada por la divinidad, en ella encontramos a los pensadores clásicos griegos y a los juristas romanos junto con los pensadores de tradición judeo-cristiana. El iusnaturalismo inmanente es aquel que no se fundamenta en la existencia de una divinidad para dar dignidad al ser humano, sino que hunde sus bases en el hombre mismo y en su naturaleza racional, en ella encontramos a los pensadores ilustrados del siglo XVIII y XIX los cuales influyeron notablemente en la constitución de la declaración universal de los derechos humanos de 1948.

El iusnaturalismo trascendente y la objeción de conciencia.

Platón en su libro sobre las leyes expone que estas fueron instituidas por los dioses para lograr con ellas la semejanza del hombre y de dios. Es por ello que toda ley debe exponer los más grandes ideales que hagan al ser humano más humano rigiéndose por cuatro pilares fundamentales que son: la prudencia o sabiduría, la justicia, la fortaleza y la templanza o dominio de sí y de los instintos, logrando así la justicia perfecta.

Toda ley debe estar basada en la ley natural, siendo esta la ley no escrita que contiene el conjunto de hábitos y costumbres que desde tiempos ancestrales los hombres más sabios han descubierto en la propia naturaleza humana, es de esta ley no escrita de donde emana la ley escrita. Platón define la ley natural como el orden racional que desde tiempos arcaicos los hombres más sabios han enseñado a la humanidad, proponiendo que si por la perversidad de los legisladores estas leyes inmutables cambiaran, se demolería el edificio de la sociedad.

En efecto, son vínculos que unen todo el orden político situados en el medio de todas las leyes que se dieron, se dan y se darán por escrito, realmente como usos ancestrales y muy arcaicos, que, si están bien establecidos como costumbres, protegen y conservan plenamente las leyes que se han promulgado por escrito hasta ese momento, pero en caso de que con desorden se aparten de lo bello, como los apeos en los edificios que levantan los constructores, se derrumban desde el centro y hacen que todo se precipite hacia el mismo punto

El mayor exponte de la contradicción entre las leyes humanas y la ley natural la encontramos en el caso de Antígona, tragedia griega contenida en el libro de Esquilo “los siete contra Tebas” y de Sófocles “Antígona” en donde la ley del rey va en contra de los usos y costumbres ancestrales, haciendo una ley positiva contraria al derecho natural.

En la tragedia Antígona enfrenta al legislador diciéndole que hay una ley por encima de su autoridad, una ley a la que todos los seres humanos le deben obediencia antes que a las del Estado, y que su incumplimiento tiene peores consecuencias que aquellas que el poder coactivo y coercitivo del Estado puedan proporcionar. El caso de Antígona puede ser la más antigua exposición del derecho humano al derecho a la objeción de conciencia, si bien fue condenada a muerte en la tragedia griega.

Sí, porque no es Zeus quien ha promulgado para mí esta prohibición, ni tampoco Niké, compañera de los dioses subterráneos, la que ha promulgado semejantes leyes a los hombres; y he creído que tus decretos, como mortal que eres, puedan tener primacía sobre las leyes no escritas, inmutables de los dioses. No son de hoy ni ayer esas leyes; existen desde siempre y nadie sabe a qué tiempos se remontan. No tenía, pues, por qué yo, que no temo la voluntad de ningún hombre, temer que los dioses me castigasen por haber infringido tus órdenes. Sabía muy bien, aun antes de tu decreto, que tenía que morir, y ¿cómo ignorarlo? Pero si debo morir antes de tiempo, declaro que a mis ojos esto tiene una ventaja.

En la época romana podemos encontrar al más grande jurista y maestro del derecho que la cultura romana ha dado a la humanidad. Marco Tulio Cicerón expone en varios tratados sobre las leyes y los deberes la existencia de una ley interior al hombre, la cual no es otra que su racionalidad natural, Es esta sabiduría humana lo más divino que el ser humano posee, y aquello que lo asemeja más a los dioses.

Transhumanismo: humanos no humanos
Transhumanismo: humanos no humanos

Dra. Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte

Profesora e investigadora Facultad de Bioética

Universidad Anáhuac México

En medio de tantos casos de muertes y de sufrimiento humano en el último año, la propuesta transhumanista de crear una nueva especie humana libre de dolor, envejecimiento, y con capacidades intelectuales y cognitivas superiores a las actuales, suena apetecible y más realista que nunca; sin embargo, hay que advertir los riesgos que esta corriente conlleva en su práctica al implicar, entre otras cosas, nuestra propia desaparición como humanos.

El Transhumanismo es un movimiento científico, filosófico y cultural que parte de la idea de mejorar la especie humana para convertirla en una mejor, carente de la invalidez en que el límite humano nos sumerge como el envejecer, el sentir dolor, morir, o experimentar el detrimento progresivo de nuestras capacidades físicas y cognitivas.

Afirma que la evolución no ha terminado y que aún es posible, con la ayuda de la tecnología y de la ingeniería genética ir transitando hacia una especie mejor, abandonar el límite humano y convertirnos, primero en transhumanos y, luego, en posthumanos.

Los transhumanos son los individuos que han sido modificados a nivel genético para no desarrollar ciertas enfermedades o con la incorporación de las biotecnologías para potenciar capacidades físicas como la vista, la audición o la memoria. El problema ético fundamental que comporta este deseo es que el ansia de querer siempre más es incontrolable y una vez que probamos los efectos de una pastilla para mantenernos alerta y lúcidos, de una operación láser para ver más nítidamente o de usar ciertas tecnologías para ganar juegos deportivos, no sentir miedo ante peligros inminentes, aprobar exámenes difíciles, etc, no hay vuelta atrás, siempre querremos más y más. Existe una hybris, o deseo incontrolado en el ser humano incapaz de diferenciar cuándo es importante curar una condición o mejorar una capacidad para que la persona pueda desempeñarse mejor en sus actividades diarias y cuándo se trata solamente de un deseo de perfeccionamiento tan improbable como lo es la idea misma de perfección. La diferencia entre curar y mejorar es diáfana cuando en el horizonte se dibuja la perfección.

En la película Limitless, el personaje se adentra en un camino sin fin cuando descubre una pastilla que le permite una lucidez mental tal que es capaz de escribir un libro sin detenerse hasta que su adicción a la misma comienza a tener consecuencias indeseables. Por su parte, Lucy, el personaje de ciencia ficción que es potenciada cuando ciertas sustancias explotan en su interior, termina por convertirse en un USB con información privilegiada que es entregado al final de su existencia como prueba de su paso por este mundo. Ambos personajes fueron mejorados hasta la perfección, pero ésta terminó por no ser lo que ambos aspiraban.

El segundo estrato al que aspiran los transhumanistas es al posthumano, un ser humano que viva al menos 500 años, con un IQ el doble de lo más alto conocido a la actualidad y, por supuesto que no sea amenazado por fenómenos naturales o patógenos que pongan su vida en peligro, es decir, un ser humano no humano.

La salud sólo se entiende a partir de su contrario: la enfermedad, y entre ellas hay un nexo inseparable. Si lo que se quiere erradicar es lo segundo, al hacerlo, lo primero carece de sentido. En el esquema planteado, hablar de salud sería tan impráctico como el mismo ideal de perfeccionamiento al que anhelan.

El uso de las biotecnologías y de la ingeniería genética es altamente deseable y debe siempre procurarse con el objetivo de aliviar y prevenir enfermedades, de brindar una mayor calidad de vida, de erradicar condiciones amenazantes para la supervivencia, pero advierte, en sí mismo, algunos riesgos como el querer transformar la especie humana en algo tan perfecto que de tanto serlo, deje de ser humana. Quizá sea precisamente nuestra fragilidad, nuestro dolor y sufrimiento, nuestro límite y vulnerabilidad lo propio de la condición humana y lo que nos hace verdaderamente humanos.

Femenina o Feminista
Femenina o Feminista

No cabe duda que los esfuerzos realizados por lograr una mayor igualdad entre la mujer y del hombre han sido muchos y necesarios.   Pero yo me pregunto,  ¿ha sido positivo este cambio?  ¿somos más felices las mujeres de hoy que las que vivieron décadas atrás?    Es algo difícil de responder ya que, por un lado, vemos a mujeres en puestos públicos y privados, egresadas de universidades y superándose cada día más, y por el otro, observamos que las depresiones, adicciones, divorcios y suicidios en mujeres incrementan día a día.

Vale la pena recapacitar sobre lo que está ocurriendo, sobre todo, porque es evidente que el papel del hombre a lo largo de los años ha sido el mismo.  Somos nosotras quienes hemos cambiado e incidido, sin duda alguna, en la dinámica social

Los años dedicadas al estudio y al trabajo por y para la mujer mexicana, me han llevado a concluir que el tipo de feminismo que realmente valora tanto a la mujer como al hombre y, por tanto, el que más beneficia a nuestra sociedad, es el feminismo en equilibrio, donde las mujeres en lugar de buscar una óptica feminista,  luchamos por una óptica femenina en la cual se contempla al hombre y a la mujer como un todo.

Reconocemos que la mujer necesita del hombre y viceversa, por lo que ella lo debe involucrar en la paternidad, en la educación de los hijos, para que su intervención no sea solo biológica, sino total.   La mujer y el hombre somos un complemento, no una competencia; con igualdad de derechos y responsabilidades.

En este mundo lleno de cambios y oportunidades para nosotras, tenemos el gran reto de crear una figura de mujer, que, en contraposición con las formas radicales de feminismo, desarrolle en toda su amplitud y armonía las riquezas de la auténtica feminidad en los diferentes papeles que a cada una le ha tocado vivir:   como esposa, madre, soltera; como profesionista o estudiante,  como hija, amiga y como ciudadana.

Debemos sentirnos orgullosas de ser mujeres, no hacer a un lado nuestra esencia, ni mucho menos negar nuestras cualidades:

  • Feminidad: mostrar que eres mujer en el vestir, hablar y actuar.  Es un error pensar que para ser más moderna se tiene que ser menos femenina.
  • Comprensión: la mujer posee una gran empatía hacia los demás, sabe ponerse en su lugar y entender lo que está viviendo el otro.
  • Intuición: ese sexto sentido que nos indica cuando algo no está bien.  Es la voz que nos hace decir:  no me late, no lo creo, no me gusta.
  • Atención a lo concreto: dirigirse más  a lo profundo, al detalle.
  • Creatividad e ingenio: capacidad de presentar lo cotidiano, con un toque de alegría y satisfacción.
  • Generosidad: una especial entrega hacia los demás, tanto cercanos como lejanos.
  • Compromiso: la mujer pone su corazón en lo que hace.
  • Capacidad de escucha: ella no oye palabras, sino corazones
  • Servicio: amor, disponibilidad, dedicación y entrega a los demás.

La mujer humaniza de manera natural los ambientes donde se desarrolla:  la familia, la oficina, la escuela.   No debe negarse la posibilidad de imprimir ese toque por competir con los hombres y adoptar sus características.

El hombre y la mujer tenemos la misma dignidad:  somos dos caras de una única moneda que es el ser humano.   Por lo tanto, es importante dejar de equiparar el significado de diferente con calificativos como mejor o peor. Y es que la persona existe de dos modos:  el femenino y el masculino.

Necesitamos de hombres y mujeres para vivir y hacer crecer plenamente nuestras cualidades;  aprovechemos estas diferencias para crecer juntos como personas y mejorar así la sociedad.

Los desafíos son muchos, pero hay que afrontarlos.  Tenemos el gran reto de vivir nuestra feminidad en un mundo en el cual ya no se exige ser femenina.  Tenemos el gran reto de ser madres y enseñar a ser madres, en un mundo en el cual ya no se valora la maternidad.  Tenemos el gran reto de ser mujeres que vivan su vida en equilibrio y tranquilidad.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com.   Facebook:  Lucia Legorreta

Derecho a la intimidad, ¿y a la extimidad?
Derecho a la intimidad, ¿y a la extimidad?

Por : Dora García Fernández

El derecho que poseen las personas de poder excluir a las demás personas del conocimiento de su vida personal, es decir, de sus sentimientos y comportamientos, es el derecho a la intimidad o a la privacidad. Dicho de otro modo, es la facultad que tiene un individuo de disponer de un terreno o espacio de su libertad individual, el cual no debe ser invadido por otras personas, sin su consentimiento.

La intimidad es el poder que posee una persona sobre el conjunto de actividades que conforman su círculo íntimo, personal y familiar. Este poder es el que le permite excluir a extraños de entrometerse en él y darle una publicidad no deseada. La intimidad es, asimismo,  el área abstracta que una persona reserva para un grupo cerrado de gente, generalmente su familia y amigos. Los límites de la intimidad no son precisos y dependen de distintas circunstancias.

El derecho a que ciertos aspectos de nosotros mismos no sean conocidos por los demás, es una especie de  “derecho al secreto”, a que los demás no sepan lo que somos, lo que sentimos y lo que hacemos. Pero, cuando existe un encuentro interpersonal, es decir, cuando dos individuos se liberan de las distancias establecidas por las pautas sociales, esta mera cercanía hace surgir la intimidad entre ellos.

La regulación del derecho a la intimidad en nuestro país es muy vaga y en muchas ocasiones al ejercer el derecho a la libertad de expresión se viola el derecho a la intimidad de las personas.

Algunos supuestos que violan el derecho a la intimidad son por ejemplo: entrar al domicilio de una persona sin su consentimiento, divulgar públicamente hechos privados, la intromisión en los espacios o en las pertenencias de la persona, la venta de bases de datos personales  proporcionados a alguna empresa para ser utilizados con fines de propaganda y marketing, etc.

Pero, ¿hasta dónde llega el derecho a la intimidad de una persona? Cada día se da más el caso de publicar reportajes sobre el hogar familiar o sobre algún acontecimiento familiar como un bautizo o una boda, esto implica que el titular haya dado el consentimiento expreso para que se publiquen, o en el caso de los personajes famosos, hayan dado la  llamada “exclusiva”, ¿no es esto como poner en venta una parte de su intimidad?

En estos casos el derecho a la intimidad se ve afectado por el interés social del resto de las personas en conocer su vida íntima. El vender exclusivas de los eventos íntimos significa la renuncia parcial de la vida privada pero sin que esto suponga en ningún caso la renuncia total de su derecho a la intimidad.

Al respecto la doctrina española establece que si la actividad de la persona es pública, las demás personas tienen derecho a conocer datos que pertenezcan a su círculo íntimo, pero por supuesto, datos que sean verdaderos, porque si son falsos, la persona pública tiene derecho a la protección de su honor. Por lo tanto se puede decir que el derecho de intimidad de una persona pública se diluye o disminuye en beneficio de los ciudadanos a los cuales afecta su actividad pública.

Nos encontramos ante personas que han buscado publicidad y la han admitido, que han permitido que su actividad se convierta en pública y por lo tanto la prensa tiene derecho a informar al público sobre temas que se han convertido de interés general. Es aquí donde la ley no delimita claramente dónde comienza la libertad de expresión y dónde termina el derecho a la intimidad.

Por otro lado, la proliferación de los blogs y de las redes sociales como Facebook, MySpace y Twitter en Internet  y de los llamados “reality shows” en televisión, han generalizado lo que ahora se conoce como “extimidad” nueva palabra que significa algo así como hacer externa la intimidad, hacer pública la vida privada. En efecto, las personas tanto públicas como privadas que entran en este tipo de programas y redes sociales de alguna forma hacen del dominio público su intimidad. Una página de Facebook contiene una dosis de la vida íntima de una persona. Reflexiones, fotos, recomendaciones, estados de ánimo, ocurrencias, sentimientos… una serie de intercambios de intimidades. Pareciera que lo introspectivo se está debilitando ante la extimidad. Cada vez las personas se definen más por lo que pueden mostrar a otros y construyen su identidad a través de una red social. Lo que antes se quedaba en privado o con los amigos más cercanos ahora es público en las redes sociales.

Ante esto es  muy importante reflexionar sobre el contenido que se quiere compartir y el que no, pero sobre todo, filtrar cuidadosamente a las personas que puedan acceder a esta información de nuestra intimidad para evitar que se cometan delitos,  ya que estas redes pueden llegar a ser territorio fértil para que abusadores sexuales, secuestradores o extorsionadores obtengan información.

A pesar de este nuevo fenómeno de la “extimidad”, toda persona tiene derecho a que se respete su intimidad, y por tanto, su dignidad, y debe ser ética y jurídicamente condenable todo hecho que viole este derecho.

En efecto, la intimidad como la entendíamos anteriormente sigue existiendo, pero para una gran cantidad de personas ya no es la forma más importante de vivir su identidad y tampoco les preocupa protegerla. Todo indica que la extimidad le está ganando terreno a la intimidad…

El cerebro enamorado
El cerebro enamorado

¿Estás o has estado enamorado alguna vez?   Sabes lo que le ocurre al cerebro tanto de hombres como de mujeres cuando se encuentran en esta situación?

El amor romántico es un fenómeno universal, de siglos de tradición, el sentimiento humano sobre el que más se ha pensado y escrito.   Por ningún otro se ha sufrido ni disfrutado con tanta intensidad.

Sin embargo, la neurociencia del amor, que apenas tiene 30 años ha descubierto algo muy importante:  enamoramiento y amor no son lo mismo.

El amor es duradero, maduro, acepta errores.  El enamoramiento es transitorio y no es que no acepte equivocaciones, simplemente no las ve. Cuando nos enamoramos, en realidad no vemos al otro en su totalidad:   la persona observada funciona como una pantalla donde proyectamos aspectos idealizados de nosotros mismos.

Nos dice Louann Brizendine, neuropsiquiatra y autora de los libros El cerebro femenino y el cerebro masculino:

“Enamorarse es una la de las conductas o estados cerebrales más irracionales que cabe imaginar tanto en hombres como en mujeres.   El cerebro se vuelve ilógico, en el umbral de un nuevo romance, ciego a las deficiencias del amante.

Es un estado involuntario.  Estar apasionadamente enamorado, o el llamado amor enajenado, forma un estado cerebral estudiado y documentado en la actualidad”

Veamos entonces, que pasa con nuestro cerebro cuando nos enamoramos, que les sucede a nuestros hijos adolescentes cuando conocen a ese joven o esa joven que los vuelve locos.   Es interesante lo que la ciencia nos demuestra.

Esa suerte de amor convive en los circuitos cerebrales con estados de obsesión, manías, embriaguez, sed y hambre.  No es una emoción, pero intensifica o disminuye otras emociones.

Los circuitos del enamoramiento son primariamente un sistema de motivación que es diferente en el área cerebral del impulso sexual, pero tiene superposiciones con la misma.

Esta actividad cerebral febril funciona sobre hormonas y sustancias neuroquímicas tales como la dopamina, el estrógeno, la oxitocina y la testosterona.

Los circuitos cerebrales que se activen cuando estamos enamorados igualan a los del drogadicto que ansía desesperadamente la siguiente dosis.

Vamos a explicarlo en forma sencilla:   aparecen dos vías:  una estimulante que concentra nuestra atención y nuestros sentimientos en esa persona produciendo por un lado sensación de intenso placer y a la vez de relajación;   y otra inhibitoria, descartando todas las características negativas, impidiendo apreciar los errores e incapacitando al observador para emitir juicios sobre la persona de la que está embelesado.

La corteza pre frontal es la más racional del cerebro, la que nos hace pensar, razonar, valorar pros, contras y alternativas, hacer al fin y al cabo juicios.

Si observar o pensar en la persona amada hace que esta región cerebral se apague, es comprensible que exista tendencia a obviar sus fallos. No concebimos que nuestro amado pueda tener malas intenciones ni observamos en él defectos.

Al visualizar a la persona amada, se estimula el sistema límbico y se produce una liberación de dopamina, la sustancia del amor, del placer, del disfrute…y de la adicción.

Se asocia con la motivación y las conductas orientadas a alcanzar un fin, por lo que buscamos las cosas que tenemos en común, pudiendo hacer que cambiemos hábitos como nuestra manera de vestir o nuestros gustos personales con tal de agradar.    Si surgen obstáculos en la relación, los sentimientos se intensifican:   el llamado efecto Romeo y Julieta, ante la adversidad aumenta la producción de dopamina.

La noradrenalina también se incrementa y ayuda a focalizar la atención, recordaremos detalles minúsculos del ser amado y del tiempo que hemos pasado juntos.

La disminución de serotonina conlleva una tendencia al pensamiento obsesivo.  No podemos dejar de pensar en él o ella, analizamos todo lo que hace, lo que dice, lo que piensa.  Cualquier pequeña muestra de desatención puede desencadenar una cascada de inseguridades y temor a la pérdida.

El enamoramiento produce un estado de excitación cerebral tan intenso que impide desarrollar cualquier otra actividad, por eso se ha de terminar.   No se podría vivir en un estado de enamoramiento constante, el cuerpo no lo soportaría y nuestra responsabilidad social tampoco.  Por eso necesitamos el amor.

¿Cuándo dura el cerebro enamorado?  Los estudios sobre el amor apasionado muestran que dura de seis a ocho meses, y he algunos llegan a afirmar que hasta dos años.

Mi consejo personal:   una pareja no debe casarse cuando están enamorados, dejen pasar por lo menos año o año y medio de que se conocieron para tomar esta decisión tan importante en la vida.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com.   Facebook:  Lucia Legorreta

La Justicia y la Ley Natural
La Justicia y la Ley Natural

Por: Fernando Nañez Delgadillo

La justicia tiene su origen y fundamento en la ley de naturaleza, pues en la libertad absoluta del estado natural no existe lo justo o injusto, cuando los hombres entraron en sociedad haciendo el pacto o convenio de no agresión, entonces el cumplimiento de este pacto se llamó “lo justo” mientras que su incumplimiento se le determinó con el nombre de “lo injusto”.

And in this law of nature consisteth the fountain and original of justice. For where no covenant hath preceded, there hath no right been transferred, and every man has right to everything and consequently, no action can be unjust. But when a covenant is made, then to break it is unjust and the definition of injustice is no other than the not performance of covenant. And whatsoever is not unjust is just.

Sobre lo justo e injusto es necesario distinguir entre su atribución al hombre o a la acción de éste, la adecuación del estilo de vida de un hombre con la razón harán del hombre un hombre justo, sin embargo la adecuación o no adecuación de una acción particular con la razón harán a esa acción justa o injusta. La justicia de las acciones así mismo se dividen en dos: conmutativas y distributivas. Hobbes basándose en Aristóteles habla de estos dos tipos de justicia en donde la primera se fundamenta en la proporción aritmética y la segunda en la proporción geométrica, viendo una la virtud cualitativa y la otra cuantitativa.

La filosofía moral es la encargada de exponer la ley natural, pues esta se encuentra en el foro interno de todo hombre, esta ley es inmutable y eterna, pues es el principio mismo del fundamento de la sociedad, esta ley no es dada al hombre por la razón, pues esta solamente maquina teoremas para la propia conservación, además una ley tiene que ser decretada por una autoridad, siendo por tanto la única autoridad natural sobre el hombre: Dios.

The laws of nature are immutable and eternal; for injustice, ingratitude, arrogance, pride, iniquity, acception of persons, and the rest can never be made lawful. For it can never be that war shall preserve life, and peace destroy it.

El primer principio de la ley natural es la auto conservación de sí mismo, en efecto, este principio manda utilizar la propia libertad para preservar la vida y utilizar la razón para obtener por los medios más convenientes este fin. Esta ley natural es establecida por la razón, la cual manda obrar en favor de la vida y condenar todo lo que sea contraria a esta, por ello esta primera ley ordena la búsqueda de la paz, siendo necesario para lograr este fin emplear todos los medios necesarios para la conservación de esta. En esta primera ley se pone en manifiesto la tesis sobre la natural maldad del hombre, permitiendo todo lo que sea posible para preservar la propia vida, estableciendo una legítima defensa sin regulación de una medida justa a la posible agresión.

And consequently it is a precept, or general rule of reason: that every man ought to endeavour peace, as far as he has hope of obtaining it; and when he cannot obtain it, that he may seek and use all helps and advantages of war.

La segunda ley emana de la primera siendo esta la legitima asociación con otros hombres que busquen así mismo la paz y la defensa propia. En esta ley el hombre renuncia a su derecho de libertad originaria y absoluta, pues al entrar en sociedad se hace el primer contrato originario estableciéndose así la primera regla moral natural: trata a los demás como quieres ser tratado, por ende al renunciar todos los miembros de la comunidad a su libertad absoluta se comienza la regulación del comportamiento humano. Es necesario distinguir que en este punto el hombre no transfiere un derecho sino que renuncia a él, es decir que el individuo está obligado a cumplir su deber de no hacer la guerra a otros, es decir de cometer injusticia contra ellos, no porque ellos merezcan dicho trato, sino porque él mismo ha renunciado al ejercicio de su libertad absoluta, conservando sin embargo toda vía la capacidad de romper este convenio natural, pues el ejercicio de esta libertad absoluta es regulado pero no suprimido al entrar en la sociedad.

From this fundamental law of nature, by which men are commanded to endeavour peace, is derived this second law: that a man be willing, when others are so too, as far forth as for peace and defence of himself he shall think it necessary, to lay down this right to all things; and be contented with so much liberty against other men as he would allow other men against himself.

La tercera ley de la naturaleza es el paso lógico de la segunda, esta manda cumplir los convenios realizados con los hombres que entraron en sociedad, pues de lo contrario sería una ilusión la reunión en una sociedad por parte de los hombres pues estos seguirían en estado natural de guerra. La justicia por tanto no es otra cosa que cumplir las normas que el hombre aceptó libremente al entrar en sociedad para regular su conducta, todo incumplimiento con este pacto será la injusticia. Para que un convenio sea válido es necesario que no exista temor para su cumplimento de la otra parte, es aquí en donde nace la necesidad de un poder ordenador externo coactivo que vigile por el cumplimiento de este contrato: el Estado. Dado que al hacer un convenio se quiere el fin que se propone con dicho convenio, por tanto se acepta implícitamente los medios necesarios para el establecimiento de dicho fin.

From that law of nature by which we are obliged to transfer to another such rights as, being retained, hinder the peace of mankind, there followeth a third; which is this: that men perform their covenants made.

La cuarta ley de naturaleza Hobbes la ve en la justicia retributiva, en efecto la gratuidad del renunciar al propio derecho conlleva a que el otro me retribuya absteniéndose así mismo de su propio derecho, esto lo expone como una forma de gratitud, pues todo hombre da interesadamente para recibir algo a cambio, por ello sin esta justicia retributiva todo convenio carece de confianza y se volverá al Estado de naturaleza. El incumplimiento de esta justicia rompería la benevolencia de cualquier convenio haciendo imposible cualquier posible reconciliación entre los hombres.

And is the fourth law of nature, which may be conceived in this form: that a man which receiveth benefit from another of mere grace endeavour that he which giveth it have no reasonable cause to repent him of his good will.

La quinta ley natural es la empatía, es necesario para una buena convivencia social el que los integrantes de la comunidad puedan lograr una cierta forma de adaptación o comodidad en las cosas o normas superfluas que la convivencia social exige, así pues un hombre antisocial, intratable y obstinado en sus ideas contrarias a estas exigencias superfluas es mejor expulsarlo de la comunidad pues ello tarde o temprano conllevará al inicio de conflictos entre los hombres.

A fifth law of nature is complaisance; that is to say, that every man strive to accommodate himself to the rest.

La sexta ley natural es la del perdón, en efecto, cuando se ha garantizado ya para el futuro la auto conservación de los miembros de la comunidad, si un hombre ha cometido ofensas a los otros y arrepintiéndose pide sincero perdón garantizando este concretamente en el firme propósito o convenio de no cometer injurias en el futuro, se le debe ser concedido dicho perdón, de lo contrario sería una aversión contra la paz y una promoción de la guerra el negárselo.

A sixth law of nature is this: that upon caution of the future time, a man ought to pardon the offences past of them that, repenting, desire it.

La séptima ley natural está ligada a la retribución de las injurias o injusticias cometidas, retribuyendo estas por medio de la venganza, el punto clave de esta retribución no es una venganza encarnizada en donde se busque el daño por el daño al agresor, sino que tiene un sentido de correctivo ejemplar, empleándose únicamente cuando el agresor no muestra señales de arrepentimiento y por ende no pone las garantías para un cese a las hostilidades, de lo contrario la violencia traerá más violencia desembocando en una guerra sin fin, siendo el nombre de esta: la crueldad. La octava ley por tanto será no declararle odio a nadie.

A seventh is: that in revenges (that is, retribution of evil for evil), men look not at the greatness of the evil past, but the greatness of the good to follow.

La novena ley es la ley que defiende la igualdad entre los hombres, Hobbes hace una crítica al modelo propuesto por Aristóteles sobre los hombres libres y los esclavos, en efecto, dice Hobbes que por naturaleza ningún hombre es mejor que otro, lo que hace diferentes a los seres humanos son las leyes civiles, no las naturales. Los hombres no están destinados a mandar o servir como decía Aristóteles, sino que esto incluso va en contra de la razón y la experiencia puesto que los gobernados cuando se sublevan pueden gobernar a los gobernantes.

And therefore for the ninth law of nature, I put this: that every man acknowledge another for his equal by nature. The breach of this precept is pride.

La décima ley es la ley de la (pleonexia), es decir de una igualdad dada por la naturaleza a todos los hombres, por esta ninguno puede exigir para sí mismo lo que no le pueda así mismo ser atribuido a otros hombres, deseando más para sí de lo que en justicia le corresponde. La ley número once es la ley de la equidad, en donde como consecuencia lógica se prohíbe la arbitrariedad, originando así la imparcialidad en los juicios como condición de la justicia, de lo contrario la corrupción de esta ley de honestidad degenera en que los hombres al ver que la injusticia no es retribuida en equidad recurrirán por tanto al recurso de la guerra para la solución de sus conflictos.

On this law dependeth another: that at the entrance into conditions of peace, no man require to reserve to himself any right which he is not content should he reserved to every one of the rest.

La duodécima es la ley de la proporción, en donde todos tienen derecho al uso de las cosas comunes, este derecho es ilimitado cuando la propiedad es ilimitada, si la propiedad común es limitada su uso tendrá que ser proporcionado, pues todos tienen derecho a ella. En caso que esta propiedad no pueda ser de uso público, no divisible de tal forma que sea esta para todos, entonces la decimotercera ley impone el sorteo de la misma. Existen dos clases de sorteos, uno arbitral en donde las dos partes del conflicto compiten, determinando un juez de mutuo acuerdo para que este constate al vencedor, y otro natural que es por un lado la progenitura o así mismo la ley de la primera apropiación. Los agentes de paz (jueces) deben poseer salvoconductos cuando trabajen para una intercesión o mediación de la paz con el fin de terminar un conflicto, esto conlleva que es necesario la sumisión a un arbitrio común por parte de los agentes en conflicto, para asegurar la imparcialidad del veredicto es necesario que sea un tercero y no tenga ninguna ganancia de entre medio, este arbitro o juez podrá buscar en caso que no pueda fiarse de las partes a testigos del litigio para ayudarse a tomar la sentencia.

Vacuna éticamente controversial
Vacuna éticamente controversial

Dra. Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte
Profesora e investigadora de la Facultad de Bioética
Universidad Anáhuac México

Desde hace un par de semanas se ha comenzado la aplicación de la esperada vacuna contra el coronavirus y, a pesar de las bondades que conlleva, existen algunas inquietudes éticas respecto de su admisibilidad ética en función de que algunas de ellas, han sido creadas, a partir de líneas celulares de embriones abortados, levantando así la interrogante moral sobre la cooperación al mal.

Algunas consideraciones valen la pena ante esto. Lo primero es que, en efecto, la mayoría de las vacunas desde la de la rubeola y sarampión hasta la de hepatitis y varicela se generan a partir de líneas celulares de embriones abortados en las décadas de los años sesenta y setenta. Concretamente son dos las más comúnmente usadas: la primera, WI-38,  proveniente de un pulmón de un feto femenino abortado en 1964 y la MRC-5 de células de pulmón de un feto masculino abortado y desarrollada en 1966.

Para el caso de la vacuna contra el COVID, las dos líneas celulares usadas son: 1) HEK293 desarrollada en Holanda en 1973 a partir del riñón de embrión abortado  y 2) PERC6 desarrollada en 1985 a partir de tejido de retina de un embrión abortado.

Ahora bien, las vacunas actuales ya no conllevan las células originales de estos embriones abortados y tampoco requieren más abortos para generar otras líneas celulares, lo que implica que los abortos cometidos en su momento, distan mucho de ser abortos actuales.

Con lo anterior y en el terreno del análisis moral, se puede decir entonces que, la cooperación al mal puede ser de dos maneras: formal o material. La formal se refiere a la intención mientras que la material a los medios o circunstancias que ayudan a ejecutar la intención. En el caso de quienes deseen vacunarse, cabe aclarar, que no se tiene la intención manifiesta de cometer un aborto para utilizar al embrión y que, en la mayoría de los casos, tampoco se aprueba esta conducta si no que se busca el bien mayor de la protección de la salud y de la vida. Por ende, la cooperación no es formal así como tampoco material ya que quien se aplica la vacuna no participó ni ayudó directamente a quien cometió el aborto. Por ende, no hay responsabilidad ética, moral o religiosa en aplicarse la vacuna.

También es importante mencionar que la persona que se vacuna no coopera de forma próxima con el aborto ya que, como dijimos antes, las células utilizadas actualmente distan más de 50 años de las células originales.

Una consideración más, recae en el terreno de la cooperación pasiva al mal que se ha cuestionado mucho en el caso de la vacuna contra el COVID y ante lo cual hay que mencionar que, lo que se espera de quienes tengan convicciones religiosas que concuerden con que la persona humana no debe ser utilizada como medio para conseguir ningún fin deben 1) manifestar expresamente su rechazo a los medios en que esas vacunas fueron generadas y exigir a la comunidad científica el descubrimiento y creación de otros medios que no utilicen células de embriones humanos y 2) aplicarse estas vacunas SÓLO si no existen otras en cuyo proceso no se hayan utilizado líneas celulares humanas. Con esto, no hay cooperación pasiva si no todo lo contrario: el acto se denuncia y se expresa la necesidad de utilizar medios que no pongan a la persona al servicio de la ciencia si no viceversa.

Lo anterior y con el propósito de despejar cualquier duda sobre la licitud ética de la aplicación de las vacunas sugiero la lectura de dos documentos de autoridad: el primero redactado en 2005 llamado “Reflexiones morales acerca de las vacunas preparadas a partir de células provenientes a partir de fetos abortados” emitido por el entonces presidente de la Academia Pontificia para la Vida, Monseñor Elio Sgreccia y el segundo en 2017, emitido también por la Academia Pontificia para la Vida titulado “Note on italian vaccine issue”, ambos disponibles en la web.

Por último, cabe decir que, cada persona tendrá la responsabilidad, apelando a su conciencia, de decidir si se aplica o no la vacuna considerando sus factores de riesgo y circunstancias particulares así como las de quienes le rodean; no obstante, el acto de vacunación representa una responsabilidad social de cara al bien común y se constituye, así, en un acto de autocuidado y cuidado mutuo contribuyendo al bien común de la sociedad.

¿Por qué fallan los propósitos?
¿Por qué fallan los propósitos?

¿Te has preguntado porque hacemos grandes propósitos y no los cumplimos?  Y todavía más importante:  ¿Cuándo los hacemos?.   Hoy vamos a reflexionar sobre este tema.

Los hacemos cuando una parte de nosotros reconoce lo que debería estar haciendo y no hace,   Dicho de otro modo, un propósito suele ser una obligación que nos imponemos, generalmente cuando empieza un año calendario o un año escolar.

Pero resulta que no nos gusta hacer nada por obligación, y menos aún si es por y para nosotros mismos.   Aquí entra la verdadera auto motivación.

Cuantas veces hemos dicho: este año seré puntual…voy a dedicar más tiempo a la familia…haré más deporte….aprenderé computación, inglés…me tomaré las cosas con más tranquilidad…y otros muchos propósitos.

Como ya mencionamos, estos propósitos generalmente coinciden con épocas de inicio,  como si pusieramos el marcador de nuestro reloj en ceros, como si el tiempo fuera nuestro amigo y nos va a dar un empujón.

Todas son frases que hablan de un escenario futuro, que estamos convencidos debemos cambiar.    La realidad, es que esto no funciona así:  las buenas intenciones NO son suficiente.

Lo que realmente cuenta es la capacidad de motivarse a uno mismo, de encontrar las fuerzas movilizadoras en nuestro interior, sin tener que esperar a que estímulos externos nos pongan las pilas.  Estamos acostumbrados a una sociedad con todo tipo de estímulos,  a un sistema educativo que premia los resultados finales y a la competitividad;  a un sistema productivo basado en el ejemplo del palo y la zanahoria.

Estamos poco entrenados en la tolerandia a la frustración, a la espera paciente y al esfuerzo disciplinado.

Es por ello que las intenciones deben de ir acompañadas de una estrategia.    Te has propuesto algo, ahora define como lo vas a hacer, en que tiempo y bajo que condiciones.

¿Quieres empezar a hacer ejercicio?   Define que tipo de ejercicio vas a realizar, en donde,  cuanto tiempo, que ropa necesitas, lo harás solo o acompañado.    Las condiciones deben ser realistas y graduales.

De nada sirve proponerte algo que está fuera de tu realidad, o empezar a hacer ejercicio una hora al día, ya que lo dejarás de inmediato.

Automotivarse, como todo, es un aprendizaje.   Y aprendemos entrenándonos.   Y nada mejor para lograrlo que unas cuantas pequeñas frustraciones, para darnos cuenta de que podemos sobrevivir y seguir adelante.

La automotivación se ejercita cuando somos capaces de orientarnos hacia el logro, obteniendo como beneficio la satisfacción del esfuerzo realizado, por la ilusión y el optimismo que hemos generado en la aventura de conquistar nuestros propios retos.

No basta tener propósitos, tenemos que orientarlos a metas, sueños y deseos.     Sueña alto, proponte metas altas.   Pero no te quedes ahí, una vez definido el objetivos, establece estrategias:   acciones muy concretas con horarios y fechas, y verás que cada vez serán menos los propósitos fallidos.

Lucía Legorreta de Cervantes Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer. cervantes.lucia@gmail.com www.lucialegorreta.com.   Facebook:  Lucia Legorreta

Declaración universal de los derechos humanos
Declaración universal de los derechos humanos

Autor: Fernando Nañez Delgadillo

Tous les êtres humains naissent libres et égaux en dignité et en droits. Ils sont doués de raison et de conscience et doivent agir les uns envers les autres dans un esprit de fraternité.

El primer artículo de la declaración universal de los derechos humanos constituye la base y fundamento de todos los derechos individuales y sobre el cual se fundamenta todos los demás artículos de esta constitución, éste expresa la existencia y consistencia de la naturaleza humana y las cosas que tienen en común todo el género humano, por lo cual estos derechos son invaluables, inviolables e inalienables a toda persona humana.

La primera afirmación del primer artículo distingue el sujeto al cual están destinados estos derechos, es por ende necesario que se entiende por ser humano, en efecto como su nombre lo indica es ser y humano,  ser; puesto que su existencia es ineludible, es decir que posee en sí mismo la cualidad de ser, cosa que tiene en común con el resto de lo existente, siendo aquello que lo distingue de todo lo demás su humanidad, esta diferencia es su esencia o substancia, es decir el contenedor de su ser y sus potencias o facultades humanas, siendo estas las que hacen al hombre ser hombre: razón y libertad.

La primera facultad humana expuesta es la libertad, en efecto la capacidad de autoderminación de los propios actos por medio de la inteligencia y la voluntad más allá de la determinación natural de los instintos, es lo que confiere al ser humano su diferencia especifica del resto de las cosas existentes, elevándolo a un rango mayor del animal siendo por ende la cúspide del orbe, convirtiéndose así en el límite y confín del mundo material dejando entrever con su libertad una cierta finalidad de su vida y de sus actos hacia otro mundo trascendente hacia el cual dirige sus actos y sin el cual la responsabilidad de sus acciones carecería de sentido.

La naturaleza, entendida esta como el modo normativo de operación dado desde el nacimiento del objeto es evidente y previsible, el movimiento de la tierra, el clima, los ciclos de vida en los vegetables y las acciones de los animales dominados por sus instintos son siempre previsibles, pronosticables y determinados por causas a las cuales llamamos naturaleza.

La naturaleza humana sin embargo es indeterminada, es el mismo ser humano el que debe determinarse, según la adecuación de su inteligencia y voluntad (facultades superiores) con la recta razón, es decir la ley natural. Este proceso de personificación (hacerse hombre) lo lleva a cabo cada ser humano en el ejercicio de su libertad hacia la finalidad de su vida, la cual descubre durante el tránsito de su vida terrena hacia la vida trascendente.

La razón y la conciencia forman parte junto con la libertas de las facultades superiores del ser humano, por medio de la autoconciencia el hombre se conoce a sí mismo, siendo esta capacidad exclusivamente humana la que hace al ser humano reconocerse a sí mismo como si fuese otro y valorar las acciones de sí mismo emitiendo un juicio sobre ellas según estándares de comportamiento que su propia inteligencia reconoce como buenos y malos, reconociéndose por tanto como un “Yo” en el cual reconoce su propia dignidad al saberse un fin en sí mismo.

La razón es manifiesta gracias a la capacidad de producir juicios por medio de la conjugación de conceptos abstractos logrando entrelazar un sujeto, una cúpula y un predicado, emitiendo este externamente a través del lenguaje articulado.

Es esta naturaleza humana que se manifiesta por la libertad, autoconciencia y razón, la que hace a todos los seres humanos iguales y dignos, iguales puesto que todos sin distinción pertenecen a la única familia humana y dignos dado que todos participan de las mismas facultades superiores, de esto nace el deber de comportarse los unos hacia los otros con un espíritu de fraternidad, puesto que la dignidad humana nadie se la otorga a sí mismo sino que es dada por otro, residiendo esta en nuestra naturaleza humana.

En esta frase: son dotados. La declaración de los derechos humanos se abre a la trascendencia, afirmando la existencia de Alguien que dotó al ser humano de razón, autoconciencia y libertad, este sujeto es aquel al que los metafísicos llamaron el autor del ser, la causa de las causas, no siendo otro que aquel a quienes los hombres llamaron con el nombre de Dios.

  1. Chacun peut se prévaloir de tous les droits et de toutes les libertés proclamés dans la presente Déclaration, sans distinction aucune, notamment de race, de couleur, de sexe, de langue, de religion, d’opinion politique ou de toute autre opinion, d’origine nationale ou sociale, de fortune, de naissance ou de toute autre situation. 2. De plus, il ne sera fait aucune distinction fondée sur le statut politique, juridique ou international du pays ou du territoire dont une personne est ressortissante, que ce pays ou territoire soit indépendant, sous tutelle, non autonome ou soumis à une limitationquelconque de souveraineté .

Este articulo reconoce que los derechos expuestos en la declaración están dirigidos a todos los seres humanos sin distinción alguna, los accidentes (las cosas no esenciales para que un hombre sea hombre) como la raza, el color de piel, el idioma, el sexo, la religión, el pensamiento político, nacionalidad o cultura, si bien existen y son necesarias a la naturaleza humana en general, no constituyen sean cual sean estos accidentes  un impedimento para derogar o negar la dignidad que todo ser humano posee por el simple hecho de ser humano, dada la igualdad intrínseca de todos los hombres y mujeres por pertenecer al género humano y gozar de las facultades expuestas en el primer artículo.

En el parágrafo segundo se propone exponer que estos derechos son universales por su fundamento en la naturaleza humana y la ley natural, en efecto valen para todos independientemente que los países sean soberanos o no, los reconozcan positivamente o no, e incluso si su pensamiento político y jurídico los reconozcan o no, es necesaria esta distinción entre el fundamento natural y el fundamento positivo, pues sólo con una base fuerte como la natural donde los derechos y obligaciones nacen y emanan de la antropología humana y existen para esta, pueden sustraerse los derechos humanos, de lo contrario la convención humana podrá cambiarlos según convenga al régimen legislativo o gobernativo vigente.

Tout individu a droit à la vie, à la liberté et à la sûreté de sa personne.

El artículo tercero constituye el centro y corazón de los derechos humanos, este artículo es el más básico y fundamental, pues la violación a este articulo constituye por sí mismo un atropello a la totalidad de la persona humana, todo acto de la existencia humana tiene dos propósitos o finalidades, la primera y fundamental es la preservación de la vida y la aseguración de esta preservación, sea esta la vida propia o la ajena, pues sin dicho fin toda acción carecería de sentido. La segunda es la preservación de la propia autodeterminación o libertad en búsqueda de la propia felicidad, por la cual todo ser humano da sentido a sus actos en la persecución de un proyecto personal de vida, que la propia razón propone hacia la búsqueda de la realización plena de la propia persona humana.

En esta tríade: Life, Liberty and the Pursuit of Happines, (vida, libertad y búsqueda de la felicidad) se resumen los principios básicos por los cuales se lleva a cabo el proceso de personificación y hacia los cuales tiende la ley natural para el desarrollo de la propia felicidad que el hombre busca, construye con sus actos y encuentra cuando se le reconoce como un fin en sí mismo y no únicamente como un medio.

El derecho y obligación de la preservación de la vida humana es el primer derecho y obligación de la ley natural, pues todo aquello que promueva y defienda la vida será el primer bien conocido y todo aquello que propicie la muerte será el mal conocido, el hacer el bien y evitar el mal es por ende una cuestión de vida o muerte.

Es este principio tan fuerte y fundamental que la legitima defensa propia ante un agresor que ponga en peligro la vida propia es dada impetuosamente por la razón natural, y dar muerte al agresor en caso que sea el único recurso para evadir dicho peligro a la vida constituye un acto de justicia y de honor, acto que no merece ningún reproche o imputabilidad jurídica.