El Objetivo de Desarrollo Sostenible número tres es garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas y todos en todas las edades y entre las metas incluye garantizar, para el 2030, el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.
Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muy tristemente México ocupa el primer lugar en embarazo infantil y adolescente, con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.
En el mundo, la tasa global de embarazos precoces (entre 15 y 19 años) se ubica en 46 nacimientos por cada 1000 niñas; en América Latina y el Caribe llega a 66.5 nacimientos por cada 1,000. Nuestro indicador nacional únicamente es superado por las cifras del continente Africano. En África occidental, por ejemplo, la cifra es de 115 nacimientos cada 1.000 mujeres, en África subsahariana, la cifra es de 200 cada 1.000 mujeres, la más elevada del mundo. República Centroafricana, Níger, Chad, Angola y Malí encabezan la clasificación.
Este problema tiene una mayor incidencia en los países de ingresos medianos y bajos y en la población de esas naciones, que se encuentra en los segmentos más desfavorecidos educativa y económicamente.
En México, 23% de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De estos, 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Es así que de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.
Como resultado, las madres adolescentes están expuestas a situaciones de mayor vulnerabilidad y a reproducir patrones de pobreza y exclusión social.
El embarazo en niñas y adolescentes es un fenómeno multifactorial pero sin duda la falta de la apropiada educación y comprensión de la sexualidad, los tabúes y frenos sociales, el limitado o nulo acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, son factores preponderantes que potencian éstas dramáticas cifras.
El Gobierno de la República ha desarrollado la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), producto del trabajo conjunto de 16 dependencias.
El objetivo general de la ENAPEA es reducir el número de embarazos en niñas y adolescentes en México con absoluto respeto a los derechos humanos, particularmente los derechos sexuales y reproductivos. Sus dos grandes metas son: a) Reducir el embarazo en adolescentes es una de las principales metas de la ENAPEA. Para ello, se plantea disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir en un 50% la tasa especifica de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años para el año 2030.
Pero en realidad no podemos esperar a que sea el gobierno quien solucione este problema que se origina en la célula básica de la sociedad, la familia, todos podemos y debemos contribuir a que México sea mejor y una estrategia en la cual todas y todos podemos contribuir es aumentar la visibilidad del embarazo en la infancia y adolescencia, sus factores determinantes y consecuencias, así como a los grupos más afectados, mediante datos desglosados, informes cualitativos y testimonios.
A mi si me importa, por eso en este primer artículo que escribo para BIOÉTICA PARA TODOS quiero invitarles a dar más énfasis en la visibilidad del embarazo adolescente, porque parece a veces que se normaliza, que va a ocurrir y que no podemos hacer nada. Necesitamos contar la historia y también el impacto del embarazo en la vida de las niñas y adolescentes.
Se habla mucho de la interrupción legal del embarazo pero poco se habla de la atención a esta problemática y por supuesto el aborto no puede ser un método anticonceptivo.
Lamentablemente esta problemática no escandaliza tanto como la falta de gasolina y siguen llegando niños que deberán enfrentar la vida en situaciones de suma desventaja.
Esta situación no es un problema que compete únicamente a la familia del recién nacido, es un problema social que nos compete a todos.
Autor: Álvaro Alarcón Tabares
El Autor Álvaro Alarcón Tabares es maestro en Derechos Humanos por la CNDH y maestro en Responsabilidad Social por la Universidad Anáhuac.
Twitter:
alvaroalarcon_
Instagram:
alvaroalarcon_
Con el progreso de la sociedad y, sobre todo, de las nuevas tecnologías que atribuyen al hombre la posibilidad de intervenir en la evolución del estudio y el medio ambiente, muchos académicos han planteado el problema de la regulación del desarrollo de los estudios científicos tanto en la fase de investigación. tanto en la de uso.
Sin embargo, ninguna fórmula o definición puede llevar a identificar lo que es correcto o incorrecto que es válido para todos los individuos de todos los tiempos y lugares. A menudo, las decisiones se toman más por el conformismo a las tradiciones culturales y los contextos socioeducativos que por una reflexión crítica sobre ellas.
Entre estas oportunidades se encuentra la investigación de las propias creencias y las respuestas éticas personales a la luz de los demás, asumiendo una actitud tolerante para contribuir a un intercambio de opiniones entre los seres humanos.
Para reflexionar sobre las cuestiones éticas planteadas por el progreso científico que condujo a nuevas situaciones y nuevos contextos, nació la bioética.
El término «bioética» fue utilizado por primera vez en 1970 por el oncólogo estadounidense Van Rensselaer Potter, en su artículo «Bioerhics». El concepto de supervivencia «, que creía que debía crearse una nueva disciplina que contuviera tanto el conocimiento biológico como los valores humanos:» Elegí la raíz orgánica para representar el conocimiento biológico, la ciencia de los sistemas vivos; y la ética para representar el conocimiento del sistema de valores humanos «. Potter entendió la bioética como una ciencia cuyo campo de acción debería haber sido el hombre, pero también todas sus intervenciones en la vida en general.
El campo apropiado de la bioética debe referirse a las nuevas condiciones en las cuales el nacimiento, la muerte y el cuidado de los seres humanos ocurren. Su naturaleza es multidisciplinaria porque incluye diversos temas como biología, medicina, filosofía, derecho, religión.
Los temas relacionados con la bioética son numerosos, de hecho, sus temas típicos son los relacionados con el aborto, la furia terapéutica, la anticoncepción, el uso de células madre, la clonación, la eutanasia, la ingeniería genética, la procreación. asistida, ensayos clínicos de medicamentos, esterilización, suicidio, trasplante de órganos.
Con el paso de los años, la bioética se convierte en una verdadera disciplina y se adentra plenamente en el campo de la ciencia, diversificándose de acuerdo con los valores de quienes la desarrollan: se crean dos corrientes principales, la bioética laica representada por la noción de calidad de vida como el valor de La existencia humana y la bioética católica de origen religioso se centran en el concepto de dignidad humana como valor fundacional y, por lo tanto, en lo sagrado de la vida.
Bioética Laica
La bioética secular subyace a la responsabilidad humana de tomar decisiones sobre el comienzo y el final de la existencia de uno: la llamada «ética de la disponibilidad de vida, el individuo debe ser libre de elegir, en situaciones particularmente difíciles, de acuerdo con Sus consideraciones, sus creencias.
La bioética secular no quiere ser antirreligiosa, sino más simplemente ligera: «ser laicos, por lo que no implica agnosticismo ni ateísmo, sino solo la exclusión de premisas metafísicas o religiosas que dicen ser válidas para todos».
En esencia, la laicidad indica la doctrina de aquellos que no están limitados a una adhesión genérica a los valores del espíritu crítico y la tolerancia, sino que razonan independientemente sobre la hipótesis de la existencia de Dios y no creen:
1) o en la existencia y conocimiento de dios,
2) ni en las criaturas del hombre y del mundo,
3) ni en un proyecto divino de cosas,
4) o en un valor trascendente de la persona,
5) ni en lo sagrado de la vida ni en la bondad intrínseca de la vida,
6) ni en su absoluta inviolabilidad e indisponibilidad,
7) o en una verdad que precede o dirige la libertad,
8) ni en una ley moral natural,
9) ni en una ley eterna de Dios,
10) ni en los preceptos éticos absolutos capaces de actuar como una base objetiva o inmutable de nuestro comportamiento.
En otras palabras, como observa el Papa Benedicto XVI, «hablamos de pensamiento secular, de moral laica, de ciencia secular, de política secular. De hecho, en la base de la concepción hay una visión divulgativa de la vida, el pensamiento y la moralidad: una visión, es decir, que trasciende la razón pura, para una ley moral de valor absoluto, vigente en todos los tiempos y situaciones «.
Hoy en día, la bioética secular es un conjunto de visiones ideológicas diferentes, sin embargo, incluso en medio de estas diferencias es posible identificar algunos valores que contribuyen a definir el enfoque «laico» de la bioética y distinguirlos de aquellos inspirados por las religiones. Para los laicos, el pluralismo es un valor fundamental que debe indicarse y expandirse para su conocimiento. Otros aspectos que unen e identifican los criterios de aplicación a la bioética son:
- – La centralidad de la autonomía y la libertad individual en las decisiones relativas a la vida y la muerte, en el sentido de que no debe haber límites a la voluntad de autodeterminación y auto-manipulación;
– El valor atribuido a la calidad de vida;
– La disponibilidad de vida en relación con las convicciones personales y, por lo tanto, la plena autonomía en la toma de decisiones del hombre para elegir cómo vivir y cómo morir en comparación con las órdenes sagradas o profanas preestablecidas y, en consecuencia, el derecho a aceptar o rechazar el tratamiento después de la información apropiada.
En Italia, la bioética recibió un documento de referencia en el «Nuevo manifiesto de la bioética laica» presentado en Turín el 25 de noviembre de 2005. Este documento presenta los principios fundamentales en los que se basa la bioética secular:
– El principio de calidad de vida, la vida no siempre vale la pena vivirla. En ciertas situaciones debe ser posible.
Modificado o interrumpido. Para garantizar este derecho, el principio de autodeterminación y autonomía individual debe ser protegido, respetando los espacios elegidos por otros, lo que a su vez conduce a una elección liberal.
- – Una sociedad puede llamarse liberal cuando sus ciudadanos tienen la libertad de ejercer su autonomía y todas las posiciones morales se consideran dignas de igual respeto.
– El principio de autonomía, cada individuo tiene igual dignidad y no debe ser una autoridad superior para arrogar el derecho a elegir para él las preguntas relacionadas con su salud y su vida.
– El principio de imparcialidad, que es garantizar a cada individuo igual acceso a la atención médica.
– El principio de la separación de la moralidad de la ley, donde los principios morales se basan en la participación voluntaria de los individuos en el desarrollo, especialmente en el campo biomédico, el legislador debe intervenir solo en los casos en que exista una lesión contra otros. los individuos.
– El principio del derecho a la calidad de vida, representado por el estado de bienestar físico, mental y social para vivir una vida agradable, productiva y significativa.
El concepto de calidad de vida no se remonta solo a los debates sobre el final de las circunstancias de la vida, sino también al comienzo de la vida humana y durante su curso.
La vida no es sagrada, ni en el sentido biológico ni en el sentido biográfico, lo que puede considerarse sagrado, en el sentido de intocable e inalienable, es el derecho del individuo a la libre determinación con respecto a la esfera de los demás. En este caso, el individuo tiene el derecho de decidir por sí mismo el criterio que determina cuándo una vida es decente y biológicamente funcional.
Con respecto al principio de autodeterminación, que inspira la bioética secular, las palabras de Demetrio Neri son interesantes: «Este principio nos da a cada uno de nosotros el derecho de definir y redefinir por nosotros mismos el estilo de vida que intentamos seguir, los valores que queremos decir. compartir junto con el derecho de poder tomar decisiones que afecten su vida de manera independiente y libre de interferencias externas. Como autónomos (y excepto por sus limitaciones personales, como la edad temprana o la enfermedad mental), toda persona tiene derecho a respetar las decisiones que toma para gobernar su vida de acuerdo con los valores que comparte y su propia visión del bien.
Naturalmente, este derecho encuentra una limitación en el derecho igualitario de los demás y, por lo tanto, es muy apropiado, sobre esta base, establecer límites a las acciones que cada uno de nosotros puede realizar para realizar nuestro plan de vida. Estos límites se refieren a acciones, pero no al derecho a la autodeterminación en sí mismo: nadie puede reclamar el derecho a decidir en mi lugar lo que es bueno para mí «.
En conclusión, se puede decir que el enfoque secular parte de ciertas suposiciones como la defensa del principio de autonomía y el respeto a la autodeterminación limitada solo a la posibilidad de cualquier daño a terceros que implique una desigualdad entre los ciudadanos basada en el principio. según el cual mi libertad debe ser garantizada por otros y, a su vez, garantizar la libertad de los demás.
La bioética secular ve «en el progreso del conocimiento la fuente principal del progreso de la humanidad, porque es sobre todo del conocimiento que se deriva la disminución del sufrimiento humano.
Cualquier limitación a la investigación científica impuesta en nombre de los prejuicios que esto podría conllevar para el hombre equivale a perpetuar el sufrimiento que podría evitarse «.
Bioética Católica
Mientras que el fundamento de la bioética secular es la calidad de vida y la libertad del individuo, en el católico está el principio de la dignidad y lo sagrado de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
Este principio se basa en el hecho de que cada persona era buscada por Dios para sí misma a imagen y semejanza del Dios vivo y santo, lo que hace que la vida de cada persona no esté disponible ni en la fase inicial (ejemplo de práctica de aborto) ni en la fase terminal. (con la suspensión de la nutrición e hidratación artificiales y, por tanto, con eutanasia o «suicidio asistido»).
De acuerdo con la bioética católica, la vida es un regalo que el ser humano solo debe manejar con cuidado y atención, el único de quien se puede disponer es Dios: «la vida que Dios ofrece al hombre es un regalo con el que Dios comparte algo de sí mismo con el su criatura «.
El principio de que el hombre fue creado a la imagen de Dios ha sido cuestionado por muchos estudiosos para apoyar las posiciones del Magisterio de la Iglesia Católica sobre los problemas planteados por la evolución de la ciencia en el campo de la medicina: «Dios, sea personal, délo todo». dignidad del hombre: esta dignidad es esencial, se refiere al significado más profundo de la vida humana y, por lo tanto, no puede ser disminuida o anulada por nada ni por nadie. De estas premisas deducimos que ni siquiera malformaciones físicas y alteraciones.
Los psíquicos, por muy serios que puedan ser, pueden debilitar el valor de la vida humana, hasta el punto de hacer que pierda el derecho que es fundamental para todo hombre: el derecho a la vida «.
El concepto de «inviolabilidad» y de «inmutabilidad» de la vida tiene algunas consecuencias en el campo de la biomedicina: el precepto de no matar que dirige y regula las decisiones de los médicos, trabajadores de la salud y miembros de la familia que enfrentan situaciones extremas y complicadas. Se puede encontrar un ejemplo en el contexto de los problemas planteados, en la opinión pública, por el aborto y la eutanasia, que siempre deben resolverse en favor de la vida: en el caso del aborto no es legítimo recurrir a él, incluso en presencia de personas graves. El riesgo de la salud de la madre o de la eutanasia no se justifica ni en situaciones de gran sufrimiento ni en casos de reflexión voluntaria y consciente.
El derecho a salvaguardar la vida es una prioridad sobre todo como una entidad sagrada no disponible para el hombre.
Básicamente, los principios inspirados en los documentos del Magisterio católico que tratan estos temas se pueden resumir de la siguiente manera:
– El principio de la indivisibilidad del significado unitivo y procreativo del acto conyugal, el don de la vida humana debe realizarse en el matrimonio a través de actos específicos y exclusivos de los cónyuges de acuerdo con las leyes inscritas en sus personas y en su unión.
– Principio donde lo que es técnicamente posible no es moralmente admisible. Este principio se aplica particularmente a la fertilización asistida, especialmente en el campo de la investigación embrionaria no terapéutica.
El juicio moral sobre los métodos de procreación artificial reconoce que el embrión desde su concepción ya es un ser humano y su manipulación es una ofensa al carácter sagrado de la vida humana, y las palabras de Evangelium Vitae son prueba de esto: «Incluso el Diversas técnicas de reproducción artificial, que parecen estar al servicio de la vida y que se practican con esta intención muchas veces, realmente abren la puerta a nuevos ataques contra la vida.
Más allá del hecho de que son moralmente inaceptables, ya que disocian la procreación del contexto integralmente humano del acto conyugal, estas técnicas registran altos porcentajes de fracaso: no concierne tanto a la fertilización, como al desarrollo posterior del embrión, expuesto En riesgo de muerte en general, tiempos muy cortos.
Además, los embriones a veces se producen en mayor número de lo que es necesario para la implantación en el útero de la mujer y estos supuestos «embriones supernumerarios» se suprimen o se usan para investigaciones que, bajo el pretexto del progreso científico o médico, en realidad reducen la vida. humano a un simple «material biológico» que puede ser libremente disponible «.
Según el orden moral católico, ningún acto puede ser legal si representa una manipulación del embrión:
– La inseminación artificial heteróloga no se ajusta a las propiedades objetivas e inalienables del matrimonio (el niño, como imagen viva del amor paterno, puede descubrir su identidad y sus orígenes paternos para reconstruir su identidad personal solo en el matrimonio y especialmente en Su indisolubilidad).
– La maternidad sustitutiva es moralmente inadmisible porque es contraria a las obligaciones de una madre para con su hijo porque
Ofende su dignidad y su derecho a ser concebido, llevado en el útero, traído al mundo y educado por padres vinculados en matrimonio.
– El sufrimiento debido a la infertilidad matrimonial, mientras representa un sufrimiento para los cónyuges que no tienen hijos, no puede ser una justificación, de hecho, la Iglesia pide tener en cuenta que el matrimonio, entendido como vida conyugal, no pierde valor en la hipótesis de no Hay procreación. En este caso, el amor puede darse a través de la institución de adopción porque la relación entre el adoptado y el adoptante es tan fuerte, íntima y duradera que no es inferior a la basada en la pertenencia biológica.
– En el recurso al aborto, la Iglesia lo define como un «asesinato» que no puede justificarse bajo ninguna circunstancia y por cualquier motivo, incluso si sirve para salvar la vida de las mujeres: la vida es un regalo y, como tal, debe ser defendida.
La posición oficial de la Iglesia en la relación entre moralidad y bioética es muy clara en la Encíclica Veritatis Splendor: «la relación entre fe y moralidad brilla en todo su esplendor en el respeto incondicional que se debe a las demandas irreprimibles de la dignidad personal de cada hombre, aquellas necesidades defendidas por normas morales que prohíben sin excepción las intrínsecamente malas acciones. La universalidad y la inmutabilidad de la norma moral se manifiestan y, al mismo tiempo, protegen la dignidad personal, es decir, la inviolabilidad del hombre, en cuyo rostro resplandece el esplendor de Dios. La inaceptable de las teorías éticas teleológicas Se confirma el consecuencialista y el proporcionalista, que niegan la existencia de normas morales negativas sobre el comportamiento determinado y válido sin excepción.
Particularmente elocuente en el hecho del martirio cristiano, que siempre ha acompañado y sigue acompañando la vida de la Iglesia «.
Y nuevamente: «Ante las normas morales que prohíben el mal intrínseco, no hay privilegios ni excepciones para nadie. (…) Así, las normas morales, y en primer lugar las negativas que prohíben el mal, manifiestan su significado personal y social y su fuerza: protegiendo la dignidad personal inviolable de cada hombre, sirven para preservar el tejido social en sí. El desarrollo humano y su recto y fructífero «.
El más alto principio moral que debe respetarse según la Iglesia es el de «no matar», lo que determina la condena, sin apelación, del aborto y la eutanasia: «la elección deliberada de privar a un ser humano inocente de su vida es Siempre es malo desde el punto de vista moral y nunca puede ser lícito como un fin o como un medio para un buen fin. De hecho, es una grave desobediencia a la ley moral, de hecho a Dios mismo, autor y garante de ella; Contradice las virtudes fundamentales de la justicia y la caridad. Nada ni nadie puede autorizar el asesinato de un ser humano inocente, feto o embrión, ya sea niño o adulto, anciano, enfermo, incurable o agonizante.
Además, nadie puede solicitar este gesto homicida por sí mismo o por otro que haya sido confiado a su responsabilidad, ni puede consentir explícitamente o implícitamente. Ninguna autoridad puede imponerlo o permitirlo legítimamente «.
Las leyes que no protegen la vida humana, en cualquier momento, deben ser rechazadas y obstaculizadas por cualquier persona: «las leyes que autorizan o favorecen el aborto y la eutanasia, por lo tanto, se colocan de manera radical no solo contra el bien del individuo, pero también contra el bien común y, por lo tanto, carecen completamente de validez legal auténtica. (…) De ello se desprende que cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia, deja de ser una verdadera ley civil, moralmente obligatoria «.
Estos principios de la Iglesia y su influencia en las decisiones de los legisladores y políticos italianos se han visto en la aprobación de las leyes sobre el divorcio y el aborto, la procreación asistida y el proceso legislativo de la ley de eutanasia propuesta. .
Según la Iglesia, la ciencia y la tecnología deben respetar los criterios fundamentales de moralidad, es decir, deben estar al servicio del hombre, de sus derechos inalienables, pero sobre todo de acuerdo con el plan y la voluntad de Dios.
Conclusiones
El contraste entre la bioética secular de la calidad de vida y la bioética católica de lo sagrado de la vida ha llevado a un contraste insuperable entre las dos éticas: «el contraste entre la bioética católica y la bioética laica se ha desarrollado, en gran medida artificialmente. Es una polémica de algunos centros y académicos oponerse a una visión abierta y respetuosa de las elecciones de todos, lo que sería lo secular, la visión católica indicada como cerrada e intolerante, inaceptable en una sociedad pluralista y heterogénea como la nuestra. La oposición entre la bioética católica y la bioética secular es, por lo tanto, engañosa y ficticia «.
El contraste entre la bioética católica y la bioética laica puede reducirse con una elaboración teórica lo más cercana posible a las muchas realidades en que vivimos, teniendo en cuenta las diferencias reales que caracterizan la La sociedad y no se basa únicamente en el deseo de imponer principios generales que se afirmarán para todos sin distinción alguna.
Solo una comparación constante y real entre modelos de diferentes valores puede evitar la prevaricación de algunas corrientes ideológicas sobre las otras, lo que permite colocar en la perspectiva correcta los diversos problemas que la ciencia y la salud deben enfrentar dentro de ellos.
Necesitamos dejar tanto espacio como sea posible para que un individuo se desarrolle de acuerdo con sus aspiraciones personales, creencias y valores, pero también con la conciencia y la necesidad de establecer límites solo cuando existe la posibilidad de causar daño a otros.
Solo a través del diálogo se puede favorecer una actitud que tenga en cuenta las diferencias y que no se oculte tras intenciones y voluntades inexistentes, el diálogo «contribuye a la realización personal y la fertilización mutua entre las tradiciones de la humanidad que ya no pueden vivir». Estado de aislamiento, separados entre sí por muros de desconfianza mutua «.
Nuozzi Lorenzo
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética Catolica, Bioetica Laica, Bioética para todos, Ética
La base del consentimiento informado es la capacidad de tomar decisiones por parte del paciente que deberá ser evaluada muy estrechamente para garantizar que el acto médico sea ético. Para ello, primero se deben considerar ciertas condiciones: que el paciente está en pleno uso de sus facultades mentales, que no se encuentra bajo el influjo de emociones volátiles y, por ende, cambiantes, que sus decisiones sean acorde con su jerarquía de valores, que no sean producto de alucinaciones, que no esté bajo efectos sedantes o que disminuyan su conciencia.
Resulta preciso aclarar que si bien el término de “capacidad” es un término de carácter jurídico que hace referencia al ser titular de derechos y obligaciones y poder ejercerlos por sí mismo, al hablar de las decisiones que se deben tomar, ésta deberá entenderse como el momento de lucidez en que la persona ha entendido su condición, conoce su diagnóstico y es capaz de decidir sobre los distintos cursos de acción ofrecidos. Ésta puede verse alterada por las emociones y sentimientos involucrados, por el dolor que el paciente siente, por la ansiedad o nerviosismo al que puede estar sometido en un momento de urgencia, a su estado de conciencia disminuido o bien simplemente a ciertos medicamentos que no le permiten entender con lucidez ni tomar decisiones acertadas. Por ello, la capacidad deberá evaluarse constantemente y corroborarse en tiempos distintos.
Existen escalas de medición de la capacidad para la toma de decisiones aunque no aplicadas a la realidad mexicana ya que en nuestro país sólo tenemos algunas que miden la orientación espacio-temporal de la persona pero no factores más internos como el procesamiento de la información proporcionada.
No obstante la poca existencia de escalas en nuestro país, es posible recurrir a estándares clínicos que miden la capacidad, al menos, para recibir la información y procesarla internamente. Estos estándares comprenden:
1.- Capacidad del paciente para comprender la naturaleza de su condición así como de las acciones médicas planteadas incluyendo los riesgos y beneficios de cada una de ellas.
2.- El paciente toma decisiones que son consistentes con sus valores. Esto es de especial relevancia y de fácil detección. Si el paciente toma una decisión por ejemplo de solicitar la eutanasia y se ha confesado católico desde el principio, sabiendo que, desde la doctrina de la Iglesia Católica la eutanasia no es justificable ni permisible, su decisión estaría fuera de dichos parámetros y, en consecuencia, deberá levantar sospechas.
3.- Las decisiones que toma no son producto de alucinaciones sino que son racionales. Bien sea por ser un paciente psiquiátrico o bien porque éste se encuentra bajo efectos de ciertos medicamentos, si sus decisiones no responden a procesos de deliberación racional, no deberán ser tomadas como correctas y, por ello, se deberá sospechar la capacidad para la toma de decisiones. En nuestro país es bastante frecuente encontrar pacientes que dicen haber visto a la Virgen de Guadalupe o a San Juan Diego (por responder a creencias muy arraigadas en nuestro territorio mexicano) que les indicaron que sí se sometieran a determinados tratamientos o bien que lo rechazaran. Sin restarle importancia al fenómeno de los milagros, en realidad éstos no ocurren, la mayoría de las veces, “viendo” deidades o personajes religiosos por lo que, a reserva de confirmarse como un milagro, estos relatos deberán hacer dudar sobre la capacidad del paciente.
4.- Finalmente es importante evaluar que el paciente sea capaz de comunicar su decisión. Verbalizar es signo de que se ha comprendido, por eso el hecho de que el paciente exprese su decisión y, más aún, sea capaz de dar razón de ella, es decir, de explicar cómo fue que llegó a esa conclusión, qué aspectos tomó en consideración, en pocas palabras, cuál fue su proceso de pensamiento, ayuda a entender que ha habido capacidad en el paciente.
Con lo expuesto hasta aquí se observa que el proceso del consentimiento informado pasa por varias etapas e incluye mucho más que la firma en un documento y siempre deberá de tener como base la capacidad para tomar decisiones de los pacientes. Así, en la medida en que fomentemos, procuremos y cuidemos los elementos de la capacidad para tomar decisiones, los actos y las decisiones estarán más cercanos a los estándares y criterios éticos y bioéticos.
Autor: Dra. María Elizabeth de los Rios Uriarte
Profesora de la Facultad de Bioética
Universidad Anáhuac México
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, capacidad, decisiones, ético, paciente
Eutanasia, distanasia y ortotanasia, son tres conceptos que estudia la Bioética y que se presentan al final de la vida, pero que no significan lo mismo. Veamos las diferencias.
La eutanasia, es una palabra que deriva de dos raíces griegas eu=bueno y thanatos=muerte, y significa “el buen morir” y la cual se define como acción u omisión que por su naturaleza o en su intención procura la muerte a fin de eliminar todo sufrimiento y dolor. Según la Asociación Médica Mundial la eutanasia es el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente, ya sea por su propio requerimiento o a petición de los familiares, y es contraria a la ética.
La distanasia, también llamada encarnizamiento terapéutico, es el uso de terapias desproporcionadas en relación a los riesgos/beneficios, prolongando la agonía, más que ofrecer elementos curativos, por lo que se considera como éticamente inaceptable ya que existe el derecho de curarse y hacerse curar con medios proporcionados y cuidados normales y la renuncia voluntaria a medios desproporcionados no equivale al suicidio ni a la eutanasia.
Por último, la ortotanasia, designa la actuación correcta ante la muerte por parte de quienes atienden al que sufre una enfermedad incurable o en fase terminal. Se entiende como el derecho del paciente a morir sin el empleo de medios desproporcionados y extraordinarios para el mantenimiento de la vida. La ortotanasia se refiere a permitir que la muerte ocurra en su tiempo, cuando deba de ocurrir, por lo tanto los profesionales de la salud deben estar capacitados para otorgar al paciente todos los cuidados y tratamientos para disminuir el sufrimiento, pero son alterar el curso de la enfermedad y por lo tanto el curso de la muerte. La ortotanasia da la posibilidad de emplear medios para aliviar el dolor, respetando el tiempo natural para morir. Los cuidados paliativos, la alimentación, la hidratación, higiene y oxigenación no deben faltar para lograr esto. En Bioética la ortotanasia equivale al término muerte digna y a los cuidados paliativos como el método de realización proporcionado, justo y vital.
Podemos concluir que la verdadera alternativa a la eutanasia y al encarnizamiento terapéutico es la humanización de la muerte, es decir, dar los cuidados necesarios para que el paciente no sufra y que la muerte llegue cuando tenga que llegar…
Autor: Dora García Fernández
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bioética, Bioética para todos, distanasia, Eutanasia, ortotanasia
Hablar del derecho a la vida tiene una gran connotación ya que es un derecho que todos tenemos, así como el derecho de una muerte digna, ya que nacemos, vivimos y morimos.
Por ende es un hecho natural. Cuando hablamos de muerte digna, abarca mucho más que sólo el hecho de morir. Implica la forma, el cómo y el dónde. La palabra “muerte”, de por si da miedo, tratamos de no decirla, miramos hacia a otro lado.
El 7 de enero 2008, se creó la Ley de Voluntad Anticipada, que tiene como propósito defender lo que desea uno antes de morir, prohibiendo a los familiares y a los médicos, a realizar cualquier tipo de tratamiento que alargue la vida. Lo que es importante saber es que esta ley entra en vigor cuando uno está en etapa terminal o una enfermedad irreversible.
A principios del 2017, en la nueva Constitución de la capital mexicana se publicó unapartado sobre la muerte digna, que revolucionó la forma de pensar ante un tema tabú. En el artículo 6, del Capítulo II, habla sobre el Derecho a la autodeterminación personal, diciendo “Este derecho humano fundamental deberá posibilitar que todas las personas puedan ejercer plenamente sus capacidades para vivir con dignidad. La vida digna contiene implícitamente el derecho a una muerte digna.”
A partir de diciembre de 2018 con el nuevo gobierno, se promoverá en todo el territorio la Ley de Voluntad Anticipada, y en todas las entidades federativas que aún no cuenten con ella, se promoverán reformas en los códigos civiles para consagrar el derecho a una muerte digna. Entre otros puntos, esta ley regula la decisión de las personas de ser o no sometidas a procedimientos médicos o tratamientos que puedan alargar su vida en la etapa terminal, cuando ya no se pueda mantener de forma natural.
La Ciudad de México y los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila y Estado de México, entre otros, cuentan con esta legislación.
De acuerdo con la encuesta nacional sobre muerte digna 2016, elaborada por la entidad “Por el Derecho a Morir con Dignidad” (DMD) 1 , 68,3 % de los mexicanos se
2.- posicionan en favor de la opción de poder adelantar la muerte en caso de que la persona esté en fase terminal, mientras que 31,7 % están en contra. Estamos viviendo en una época en la cual la esperanza de vida se incrementa año con año.
En 1980 según encuestas del Banco Mundial 2 , la esperanza de vida en México era de 66 años, siendo en 2016 de 76 años. Habiendo incrementado un 15% en 38 años. Estas cifras no indican que la calidad de vida mejoró, sino que gracias a avances en materia de tecnología médica y la variedad de tratamientos disponibles, han logrado que la vida se alargue. Esto ha hecho, que los pacientes sean “obligados” a mantenerse vivos por semanas, meses y años, con ayuda de máquinas y no haciéndolo de manera natural.
Viendo estos números podemos descifrar que la vida va en aumento, pero la calidad no. Personalmente estoy a favor de una muerte digna y de la voluntad anticipada y por lo visto otro 68.3% también. Somos dueños de nuestros actos, pero debemos actuar con inteligencia, voluntad, sujetos de responsabilidad y deber. Justamente por esa responsabilidad y deber tomaría la decisión de firmar en mi nombre, y por algún miembro de mi familia.
Hace 9 años tuve que tomar una de las decisiones más difíciles de toda mi vida. Firmé en nombre de mi hijo, un niño de 8 años, para que no lo resucitaran en caso de paro cardiorrespiratorio. Sebastián, mi hijo, estaba en una situación de salud muy comprometida. Los doctores me decían que le quedaban como máximo 3 días de vida, después de haber tenido un paro cardiorrespiratorio en casa, la opción era intubarlo y meterlo en un coma inducido. Sabiendo que era casi seguro que ya no saldría de él, y podría estar así por años o no. Padeciendo una enfermedad tremenda y con todo su cuerpo ya muy maltratado de años de convulsiones, pseudomonas en su cuerpo, que cada vez le hacían la vida más complicada.
Se alimentaba por medio de una gastrostomía y quebrándose algún huesito cada vez que le cambiábamos el pañal, su vida era un martirio. Aquí, es donde uno tiene que decidir muy egoístamente si la vida en ese estado vale la pena, y empezar a pensar en esa persona, en ese cuerpo que sufre a cada minuto.
3.- Sebastián tuvo una vida con todo lo que él necesitó, mucho amor, cuidado y por sobre todo respeto y dignidad hacia su persona. Cuando hablamos de la ortotanasia, lo que estamos haciendo es dejar que la vida siga su curso biológico, sin tratamientos invasivos que mantengan la vida.
Respetado su dignidad, decidimos que no recibiera resucitación, pero si lo mínimo e indispensable para que no sufriera y pudiera irse en paz.
En los días anteriores a su muerte, él estaba sedado y respirando con ayuda de un aparato no invasivo, C-PAP 3 . Esos días estuvimos todo el tiempo junto a él, hablándole, como una especie de permiso para que él pudiera irse cuando él quisiera y que lo apoyábamos cuando estuviera listo. Y así fue, 4 días después cerró sus ojitos y su corazón se apagó.
En este caso en particular se podría hablar de dos principios morales para entender éticamente la decisión tomada. El Principio de Proporcionalidad Terapéutica, que sostiene que existe la obligación moral de implementar solo aquellas medidas terapéuticas que guarden relación de debida proporción entre los medios empleados y el resultado previsible. A Sebastián se lo cuidó desde todos los aspectos en los últimos momentos de su vida. Y el Principio de Doble efecto, que es una acción que tiene dos efectos, uno bueno y otro malo. Al niño se le proporcionó Midazolam para atenuar el dolor, la dificultad de respirar y las convulsiones, siendo ésta la acción buena, sabiendo que como efecto adverso podría presentar una diminución de la conciencia hasta no despertar. No nos arrepentimos de haber tomado esa decisión, se tomó en familia y fue la manera de respetarlo a él como persona.
Ratifico una vez más, que la opción de tener una vida digna, nos la merecemos todos, el retener a alguien por el mero hecho de “estar” con esa persona, es en cierta manera egoísta.
Las ventajas de irse por esta opción son muchísimas, entre ellas, aliviar el dolor y el sufrimiento, prepararse uno mismo o a la familia, acompañar a la persona hasta último momento, dejar todo ordenado y así evitar conflictos, definir si los órganos en caso que se pudiera, puedan ser donados y salvar vidas que aún tienen una oportunidad.
Lo más importante sobre este tema, es el respeto por la dignidad de la persona y la aceptación de la finitud de la condición humana. Como dijo Florence Nightingale,
“Lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos de él.
Autor: Marina Cardoso Alemán
Del griego eu que significa ”bien” y tanathos que significa “muerte”, es es la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado con la intención de evitar sufrimientos. El concepto está asociado a la muerte sin sufrimiento físico.
Existen 2 tipos de eutanasia. Eutanasia directa que es aquella que viene a definir al proceso de adelantar la muerte de una persona que tiene una enfermedad incurable.
Se puede dividir en dos clases: la activa, que básicamente consigue la muerte del citado enfermo mediante el uso de fármacos que resultan letales; y la pasiva, que es la que consiste en la consecución de la muerte de aquel mediante la suspensión tanto del tratamiento médico que tenía como de su alimentación por cualquier vía.
El segundo gran tipo de eutanasia es la llamada indirecta. Bajo dicha terminología se encuentra aquella que lo hace es intentar paliar el dolor y sufrimiento de la persona en cuestión y para ello se le suministran una serie de medicamentos que como consecuencia no intencionada pueden producir la muerte de la citada persona.
El Caso: Edward y Joan Thomas Downes
Esta pareja decidió terminar con su sufrimiento juntos. Duraron 54 años juntos y tomaron la difícil decisión de terminar con sus vidas.
Sir Edward, de 85 años, estaba considerado uno de los mejores directores de orquesta británicos de la posguerra, especialista en Verdi y música rusa, mientras que lady Downes fue una reputada bailarina, productora y coreógrafa. Director emérito de la Orquesta Filarmónica de la BBC, Sir Edward fue elevado al rango de caballero por la reina Isabel II en 1991. Tras décadas de un matrimonio aparentemente feliz, los problemas de salud empañaron la dicha familiar. Sir Edward estaba prácticamente ciego y sordo, según declararon sus hijos. Más delicado aún era el estado de salud de lady Downes, que padecía un cáncer terminal e incurable.
«Murieron en paz y en las circunstancias que ellos mismos eligieron», expresaron los hijos de la pareja británica.
Analicemos los Pros y Contras
- Pros:
- Cada persona tiene el derecho de tomar decisiones con aspectos relacionados a su vida, incluyendo su muerte.
- Pacientes terminales pueden tener sentimientos de inutilidad.
- El costo de mantener un paciente en estado terminal.
- La eutanasia es un acto compasivo de ayudar a morir con dignidad. El ayudar a morir a una persona que está sufriendo es mejor, que mantenerla con vida cuando se sabe que la muerte ya no se puede evitar.
- Contras:
- La eutanasia es un fenómeno que empieza siendo excepción y termina convirtiéndose en una alternativa normal, cometiéndose así abusos, como en los casos que por depresión se recurre a la eutanasia. ( Ver casos Tine Nys y Nathal Verhelst en Bélgica.)
- La medicina cuenta con un sinnúmero de fármacos para controlar el dolor. De esta manera se puede tratar de manejar el dolor sin quitarle la vida a una persona (cuidados paliativos)
- Se atenta contra la sacramentalidad de la vida.
- Se considera un suicidio u homicidio.
Actualmente en México, la agenda nacional del nuevo gobierno, como uno de los grandes temas promoverá, la legalización de la eutanasia. ¿Ustedes qué opinan?
Autor: Raúl Turquie Arredondo
Dado que hacer Bioética Clínica implica un acercamiento directo al paciente, un diálogo sostenido con él y un análisis de las circunstancias que lo rodean, las problemáticas derivadas de esta práctica incurren más en el terreno de las situaciones específicas que de las teorías abstractas.
La American Society for Bioethics and Humanities ha desarrollado un estudio minucioso sobre el funcionamiento de los servicios de consultoría ética en los hospitales norteamericanos de donde ha destacado que los principales objetivos que se persiguen en este campo de la puesta en práctica de la Bioética son:
1.- Identificar y analizar los valores y conflictos derivados de cada caso clínico en particular.
2.- Facilitar la resolución de los conflictos en una atmósfera de respeto con especial atención a los intereses, derechos y responsabilidades de todos los involucrados.
3.- Promover prácticas consistentes con normas y valores éticos.
4.- Mejorar la calidad de la atención brindada a los pacientes y familiares.
5.- Hacer más eficaz la utilización de recursos.
6.- Asistir a los individuos y a la institución a afrontar problemas éticos futuros mediante programas de capacitación (elaborar planes de acción preventivos).
De estos objetivos se desprenden las problemáticas más frecuentes de intervención tales como:
1. Toma de decisiones rápidas y urgentes (tanto en los pacientes como en familiares y profesionales de la salud)
2. Dilemas bioéticos en el fin de la vida: retirar el tratamiento médico o no comenzarlo etc.
3. Dilemas bioéticos en el inicio de la vida: concebir con fines terapéuticos o bien en contra de las indicaciones médicas, detener o interrumpir embarazos, etc.
4. Privacidad y confidencialidad de los pacientes: la ética del secreto profesional, entre otros.
5. Profesionalismo en la práctica médica: guiarse por los principios propios del actuar médico y abstenerse de malas praxis que desembocarían en daños y perjuicios insanables.
6. Dilemas bioéticos de justicia y distribución de recursos: destino de órganos, admisión de pacientes en áreas especializadas, administración de fármacos y recomendación de tratamientos, etc.
7. Dilemas bioéticos en investigación: pacientes vulnerables, aspectos económicos que merman la eticidad de la investigación, coerción y manipulación, etc.
8. Conflictos de interés: derivados de las dinámicas familiares o bien de las políticas institucionales.
De lo anterior se entiende entonces que, las especialidades que más frecuentemente presentan casos que implican diversos dilemas éticos involucrados sean pediatría, neonatología, geriatría, terapias intensivas, cardiología y neurología. Sin embargo, los conflictos no se constriñen únicamente a estas áreas sino que pueden presentarse ahí donde la duda sobre el curso de acción correcto y pertinente se haga presente en cualquier momento de la intervención y tratamiento médico.
Como se puede observar tanto por los objetivos, las problemáticas y las funciones del consultor, el campo de la Bioética Clínica requiere un abordaje mucho más profundo que las teorías éticas o las delimitaciones conceptuales bioéticas. Implica ser capaz de discernir el caso a la luz de las circunstancias presentadas e incluso, en ocasiones, vislumbrar opciones más allá del propio esquema de pensamiento, por ello se requiere un método que permita la objetividad y evite errores deteriorantes y denigrantes para todos los involucrados.
Dr. Jorge Adrián Chuck Sepúlveda.
Médico Pediatra y Bioeticista
Universidad Autónoma de Guadalajara
jorgeadrianchuck@hotmail.com
En el ejercicio profesional de la medicina se tiene como objetivo principal el de preservar la vida, sin embargo en múltiples ocasiones es vencida por la naturaleza quien tiene a su cargo el final de la existencia y a pesar de todo esfuerzo realizado por preservarla no es posible, aun con el alto desarrollo de la tecnología y el avance de la ciencia en sus múltiples facetas.
Los padecimientos cancerígenos, ya de por sí de difícil manejo y generalmente de pronóstico reservado, adquieren un mayor grado de complejidad cuando son diagnosticados en niños ya que por decir, de forma inmediata se hacen elucubraciones no siempre fundamentadas por parte de la familia del niño y se acompaña instintivamente de la idea de muerte ligada a la imagen de dolor y por todo esto es frecuente ocultar al enfermo su padecimiento o enmascararlo con mentiras. Esta conducta suele ser una actitud equivocada y dañina que dificulta la relación entre el médico-paciente-familia y por supuesto interfiere con la colaboración del paciente.
El niño con cáncer representa todo un reto, tanto en el documentar el diagnostico como en el trazar el tratamiento que requiere puesto que no hay un esquema único para el manejo y este deberá de individualizarse porque se involucran aspectos; médicos, éticos, psicológicos, religiosos y hasta legales en algunas circunstancias.
Ante el niño con cáncer existe una relación muy estrecha entre el médico, la familia y el paciente, en donde cada una de estas instancias tendrá un papel preponderante tratando de buscar si es posible la curación del enfermo como objetivo final.
Ahora bien, quizá la pregunta sería; ¿En dónde participa la bioética?, cuando se trata de casos complejos en donde habrá que definir situaciones médicas en las que se involucra directamente al paciente que se encuentra en un proceso complicado y que lo puede llevar a la muerte en un plazo corto y que por tratarse de un niño suele existir una gran preocupación y angustia por parte de los familiares. La bioética constituye un capítulo muy importante y se le considera como la expresión normativa de los profundos cambios acaecidos en la medicina de hoy. Su papel es el de discernir entre lo que es posible tecnocientíficamente y aquello que es lícito éticamente ya que un imperativo tecnológico no constituye automáticamente un imperativo moral, debiendo ser guiado siempre por el mejor interés del niño desde su dignidad y su libertad.
La Medicina es, por su propia naturaleza, un quehacer moral. El médico dirige toda su actividad a tratar a seres humanos y en sus decisiones intenta hacerles un bien sin embargo a veces hace frente a problemas que se le plantean cargados algunas veces de angustiosas disyuntivas y no le basta la simple intuición ni las buenas intenciones, ni siquiera la adhesión a las costumbres de la comunidad en donde se desempeña y cuando hay duda en el actuar desde el punto de vista ético se puede acudir al Comité Hospitalario de Bioética para recibir orientación en el proceder ético y moral ya que se trata de un grupo multidisciplinar de personas que se han establecido para aconsejar a los trabajadores de la salud en sus decisiones sobre las cuestiones éticas planteadas en el curso de la práctica clínica.
Lo que consideramos importante es el hecho de que el paciente es una persona que sufre por la enfermedad que padece y tanto el médico como la familia deberán de tomar las mejores decisiones buscando siempre lo que sea mejor para el niño.
Ahora bien, si la muerte es inminente se deberá de evaluar con toda precisión que parte del tratamiento proporcionado deberá de continuarse y cuál deberá de retirarse si es que se considera fútil, pero sin caer en el ocasionar la muerte del paciente deliberadamente, sin embargo está permitido esperar a que la muerte llegue por sí sola manteniendo al paciente sin dolor mediante la aplicación de cuidados paliativos si ese fuera el caso. También mantener un estado de hidratación adecuado, bien nutrido y aseado y si así se solicita, ofrecer apoyo espiritual ya que entre otras cosas se ha constatado que las creencias religiosas son una comodidad y apoyo para la familia con un hijo terminal atendido en una unidad de terapia intensiva, y que así mismo es un apoyo para el equipo médico.
La capacidad que el pediatra tiene de observar y esperar, interviniendo de una manera pausada cuando se requiere y reconociendo la triste eventualidad de tener que dejar a veces que llegue la muerte. Consideramos que hay que hacer lo que sea mejor para el niño y utilizar terapias que ayuden en el obtener una buena calidad de vida pero que no prolonguen innecesariamente una muerte inevitable.
Autor: Lucía Sánchez Lovera
Si quieres alcanzar el prestigio profesional y la consideración de la demás obra de tal manera que no pierdas la estima de ti mismo –
“Augusto Vels”
¿Cómo podemos relacionar la arquitectura y la bioética?
Al escuchar la palabra arquitectura el primer pensamiento que se viene a la cabeza de muchos son edificios, pero el edificio no es más que un objeto para mejorar la calidad de vida del ser humano por eso es que la arquitectura es capaz de cambiar el mundo de mil maneras como, por ejemplo, creando hospitales y estaciones de bomberos para salvar vidas, o escuelas y bibliotecas para alimentar la mente, o parques y teatros para alegrar al corazón.
El primer tema de interés al hablar de bioética y arquitectura trata de como los arquitectos son los responsables de crear lugares que alimenten al ser humano en cuerpo y alma, pensando desde en la comodidad hasta en la seguridad, y es importante recordar que todas las personas merecen un hogar digno que los proteja de la naturaleza y de cualquier otro factor que amenace su salud o seguridad.
Al comenzar con un proyecto uno de los primeros pasos es elegir el terreno donde se construirá, muchas veces en estos terrenos ya existen arboles y naturaleza, y a su alrededor fauna, es responsabilidad del arquitecto con los conocimientos actuales cuidar de la naturaleza y construir de una manera sustentable, hay muchas maneras de llevar a cabo una edificación sustentable, ya sea cuidando los arboles respetándolos y construyendo a su alrededor o trasplantando, o en un caso sin más opción talando y reforestando, también es importante tomar en cuenta los nuevos sistemas como recolección de aguas pluviales, paneles solares, etc.
Por último, uno de los temas más importantes en relación con la bioética y arquitectura es el proceso de edificación, a la hora de construir un edificio se llevan a cabo muchos procesos, desde la proyección de planos, donde hay que calcular donde irán las columnas, que muros serán de carga, etc. , hasta la hora de llevar a cabo la construcción, durante todos esos procesos el arquitecto junto con todo un equipo de personas que desempeñan un papel muy importante(albañiles, ingenieros, peritos, etc.)deberán ser sumamente responsables en la supervisión de obra y materiales y en el calculo de cimentación para que en caso de terremotos el edificio se comporte de la manera correcta y no existan derrumbes que provoquen muertes o heridos.
El arquitecto tiene la capacidad de llevar a cabo sus sueños a la vida real, junto con este regalo lleva una responsabilidad muy grande, que es la de cuidar al hombre construyendo lugares seguros y habitables y de ahí es donde viene la relación de la bioética con la arquitectura, ya que ambas tienen el interés y el deber de cuidar la vida y la dignidad de las personas.
Antes de comenzar a explicar un tema de mucha controversia e importancia como lo es éste, es preciso mencionar el significado que se le da a las palabras “bebés por diseño o bebés diseño”. El término “bebés por diseño” actualmente hace referencia a técnicas reproductivas que incluyen la participación de procedimientos en donde se abre la posibilidad de que quienes tenga el deseo de concebir a un bebé, puedan por ende, seleccionar el sexo del mismo además de evitar el nacimiento de niños con enfermedades. De igual forma se puede apreciar que dicho vocablo se emplea para designar a un bebé cuyo genotipo representaría la participación de técnicas reproductivas. De acuerdo al Diccionario Oxford, se le define como “un bebe cuyo complemente genético ha sido artificialmente seleccionado a través de la ingeniería genética en combinación con la fertilización in vitro para asegurar la presencia o la ausencia de genes o características particulares”.
Claramente, al tener conocimiento de dicho tema, se puede agregar que su producción conlleva problemas tanto médicos, como legales y éticos. Por un lado, la modificación que se realiza en los genes de la persona plantea cierta problemática conforme a los derechos que el bebé tiene. Se podría decir que más de la mitad de la población opina que se está alterando el orden o el porvenir de la naturaleza, y el otro porcentaje restante estaría de acuerdo. Sin embargo, uno de los aspectos es que como tal, el embrión tiene el total derecho de permanecer libre de dichas modificaciones, por lo que se estaría produciendo una modificación genética si este se ve alterado, y por tanto, el bebé cambiaría para siempre. Por otro lado, en contraposición con lo anteriormente dicho, quien afirma que los papas son quienes están a cargo de los derechos de su hijo no nacido, se podría decir que ciertamente son quienes deberían tener la posibilidad de alterar sus genes, viendo siempre por el bienestar de su descendiente.
Cualquiera de los dos puntos de vista previamente mencionados que sean seleccionados, deberá de tener en cuenta la cuestión de si es o no cierto que la modificación genética realizada antes del nacimiento puede ser substituida a través de terapias que hoy en día se tienen gracias a los avances médicos que ha logrado el mundo de la ciencia y primordialmente el Diagnóstico Genético Preimplantatorio (DGP).
Sin duda alguna, la parte ética, ya sea negativa o positiva se puede involucrar dentro de nuestra discusión, ya que es de suma importancia considerar la reflexión ética del desarrollo de bebés por diseño. Ya que ahora se tiene la incógnita de si todos aquellos niños nacidos bajo esa causa, se consideran o no de diseño, entre muchas otras controversias más.
Gilbert Hottois afirmaba que la tecnología actual trastorna, hace estallar física y conceptualmente el mundo y el orden llamado natural, puesto que lo vivo existente en nuestra sociedad se maneja para la creación de otros seres vivos sin lo mismo que conlleva uno “normal” por así decirlo. Por lo que a partir de ello, se han generado nuevos problemas en donde la ética tiene un papel preponderante en relación a lo que se estudia. Para entender de manera precisa, es necesario expresar que hace más de 20 años comenzaron a surgir nuevas tecnologías que abrieron la puerta para la reproducción artificial, así como la existencia de la Tesis de Sandel, que dice que el verdadero dilema moral se encuentra sujeto a la manipulación genética y a la intención que se tenga, ya sea con fines médicos, físicos o intelectuales.
Al día de hoy existen controversias tanto morales como éticas muy desafiantes acerca de la legalidad o licencia que nuestro tema conlleva y que conciernen a un extracto de la sociedad. De igual forma, los medios de comunicación opinan que aproximadamente de 30 a 50 niños nacen por medio de la combinación de la técnica de reproducción asistida y de la DPG, en donde en países como Estados Unidos, Italia, Francia y España, la ley lo permite, opuesto a las ideologías permanentes y a los límites establecidos por Inglaterra.
Concluimos en que dicha técnica debería de esperar un poco más para su total aplicación, puesto que no se tiene la certeza o la seguridad de que a largo plazo afecte al bebé, basándose en que es difícil controlar el número de células que se van a modificar y por consecuencia, los cambios que va a arrastrar el bebé o a sus siguientes generaciones.
Autor: Valeria Casas Martínez
Categoría:Bioética
Etiquetas: Bebes, Bioética, Bioética para todos, Diagnóstico Genético, fertilización