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Dilemas Bioéticos

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), define el término dilema, como: “Argumento formado de dos proposiciones contrarias disyuntivamente, con tal artificio que, negada o concedida cualquiera de las dos, queda demostrado lo que se intenta probar.”

Más claro, un dilema es una duda, una disyuntiva, sobre qué camino tomar, en este caso en temas relacionados con la vida, especialmente de la vida humana.

¿Qué es lo que genera estos dilemas? ¿Por qué en nuestro tiempo es más común que surjan, que tengamos que afrontarlos?

La respuesta es muy clara: cada día conocemos más de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, de cómo funciona.

Esto, aunado a la tecnología que propone alternativas, establece la necesidad de reflexionar desde muchos ángulos cual es el camino correcto desde una perspectiva ética (bien y mal).

En esta columna, insistimos siempre en la necesidad de cobrar conciencia de que, durante nuestra vida, debemos tomar decisiones bioéticas constantemente, no solo cuándo se presenta una situación extrema, como pudiera ser una enfermedad.

Hace pocos días se ha anunciado quienes son los ganadores del Premio Nobel de Medicina. Se trata de los doctores: Young, Rosbash y Hall, quienes han descubierto en las “moscas de la fruta” un gen que controla el reloj biológico.

Su descubrimiento plantea que este gen (que posee cada célula del cuerpo de los seres vivos) regula a través de algunas proteínas el comportamiento de la temperatura, el sueño, la presión arterial, el estado de alerta, etc., en función de del ciclo de 24 horas en el que vivimos, el día y la noche.

Obviamente, este reloj biológico, se adapta al lugar en el cual se encuentra la persona en el planeta, es por ello que se presentan fenómenos cómo el Jet Lag cuándo se viajan a lugares distintos al propio y que suponen cambios de horario.

Es así en este caso, que al menos a mí se me presenta un dilema bioético con respecto al tema del cambio de horario.

Si bien es cierto que hay países en lo que los cambios de estación suponen cambios dramáticos en el clima y la duración del día y de la noche, existen otros, como México en el que estos no son casi perceptibles.

¿Es entonces justificable que, en México, haya cambio de horario? ¿Los beneficios obtenidos en la comunicación y la economía se han puesto por encima de la probable afectación en la salud de las personas?

Dos preguntas, para dar respuesta a un dilema bioético que se presenta hoy y ahora con este descubrimiento y que no pretende más que ser un ejemplo de cómo la Bioética está presente en nuestras vidas, más allá de lo que podemos suponer.

Dejo ahí las preguntas a su consideración, ahora a investigar y tomar postura, mientras que nos vemos la próxima semana con un nuevo tema y una nueva reflexión.

MBPP